Artes

Celebran con una retrospectiva la obra del cambiante, caótico e impulsivo Arnulf Rainer

Una de las obras de la exposición de Arnulf Rainer que se celebra en el Museo Albertina
Arnulf Rainer - Albertina, Vienna

Uno de los primeros artistas austriacos que tras la II Guerra Mundial tuvieron un papel significativo en el panorama del arte moderno, Arnulf Rainer (Baden, 1929) comenzó su formación artística en 1940 en Traiskirchen (Baja Austria). En pleno conflicto bélico, pintaba inspirándose en la fotografía aérea, imaginaba paisajes como mapas, interrumpidos por cráteres de bombas.

Sus profesores quisieron obligarlo a pintar sobre temas más clásicos y decidió, en 1944, abandonar los estudios y convertirse en artista sin títulos ni certificados. Lo volvió a intentar en 1949 en una escuela de arte de Viena, pero (airado por una discusión con un profesor) duró un día. Pronto las teorías del surrealismo, el trabajo de pintores como Francis Bacon, Paul Nash y Edward Burra y la abstracción de Jackson Pollock, Georges Mathieu y Wols barrieron de su mente cualquier institución académica.

Con motivo del 85º cumpleaños del autor, el Museo Albertina de Viena inaugura el 3 de septiembre Arnulf Rainer, una amplia retrospectiva de más de 120 trabajos —procedentes de pinacotecas de todo el mundo y de colecciones privadas— que examina en profundidad un complejo desarrollo, la cambiante y caótica carrera de uno de los artistas veteranos vivos más influyentes de la pintura moderna, marcado por un carácter fuerte e impulsivo y la búsqueda constante de nuevas técnicas.

Pintar una y otra vez sobre el mismo lienzo

Los trabajos repasan clásicos de Rainer como las over-paintings (término traducible por sobrepinturas), que le dieron fama mundial. Consistente en pintar una y otra vez sobre el mismo lienzo tapando el motivo anterior, aplicó la técnica sobre superficies rectangulares y después la aplicó a lienzos con forma de crucifijo. La muestra (en cartel hasta el 6 de enero) también incluye piezas creadas en los sesenta bajo los efectos de la droga y el alcohol y fotografías modificadas por él aplicando pintura.

Trazos bruscos, brochazos nerviosos, gotas cayendo lienzo abajo... Cada obra transmite la inquietud y en ansia de novedad de un autor que no ha sabido nunca permanecer en calma. A sus 85 años declaraba hace unos días a la publicación austriaca Format que nota cómo la vejez afecta a su producción artística, obligándolo a reducir el tamaño de los cuadros para verlos mejor, a acortar las sesiones a causa del dolor de espalda, a confiar menos en la memoria... "Me atormenta el temor de crear malas pinturas", confiesa.

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