Las consultas de intoxicación por cigarrillo electrónico se han cuadruplicado en 2014

Desde que se inició el 'boom' por este pretendido sustituto del tabaco, el cigarrillo electrónico ha estado en el centro de la polémica, siempre rodeado de advertencias de entidades médicas advirtiendo de sus posibles peligros y de la industria, intentando desmentirlo y vendiéndolo como una alternativa al tabaco tradicional, supuestamente más dañino.

Según un informe de Euromonitor Internacional, las ventas de estos aparatos, que básicamente producen vapor en el que se diluye la carga de nicotina (y otras sustancias) superaron los 500 millones de euros en 2012 en Europa y 2.000 millones en todo el mundo. Según cifras de la industria, en nuestro país podría haber unos 800.000 usuarios de este tipo de cigarrillo.

Sin embargo, parece haber nuevas malas noticias para los aficionados a los cigarrillos electrónicos. El Servicio de Información Toxicológica (SIT) reflejaba en su Memoria 2013 un nuevo tipo de intoxicación por ingestión de la carga del cigarrillo electrónico. El organismo recordaba que la mezcla de los líquidos que se vaporizan en este dispositivo tienen a veces una muy elevada carga de nicotina y glicerina y esa combinación es la que podría producir los efectos nocivos.

Desde el 1 de enero de 2013 al 26 de abril de 2014 se recibieron en el Servicio de Información Toxicológica 121.990 consultas, de las cuales, 64 tenían como producto implicado un cigarrillo electrónico. Puede parecer una proporción pequeña (de hecho es el 0,05% de las llamadas) pero lo cierto es que los casos aumentan muy deprisa. En todo 2013 hubo 29 llamadas por este motivo, en lo que va de 2014 ya han sido 35.

Según datos del SIT "la incidencia de casos registrados en el presente año 2014 casi cuadruplica a la recogida en el mismo periodo del año anterior". El 60,9% de las llamadas procedía de particulares mientras que el 37,5% se hizo desde centros médicos y por profesionales (hubo un 1,6% de llamadas de origen desconocido).

Las supuestas intoxicaciones que dieron lugar a las consultas al SIT se produjeron en su mayoría por la ingesta oral del producto (en el 68,8% de los casos), seguida por la inhalación (14,1%), el contacto cutáneo (4,7%) y el contacto ocular (1,6%), entre otros.

Parece preocupante el hecho de que en el 21,9% de los casos en la consulta por intoxicación estuviera implicado un menor de dos años y que en el caso del abanico entre los 3 y los 14 años haya un 6,3% más. No obstante, la mayor parte de los intoxicados eran mayores de 14 años (65,6% de los casos) y llama la atención que haya un 1,6% de las intoxicaciones en las que el afectado era un animal.

La proliferación del cigarrillo electrónico se ha dado en medio de un vacío legal que se va a resolver pronto. El pleno del Senado daba el pasado 27 de marzo luz verde al proyecto de Ley por el que se modifica el texto refundido de la Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios que regula, entre otros, la publicidad del cigarrillo electrónico.

Concretamente, se modifica la actual Ley Antitabaco para detallar los lugares donde se prohibirá el uso de los cigarrillos electrónicos, así como su publicidad y definición, y a falta de conocer la nueva directiva del tabaco, que se debatirá en el Parlamento europeo próximamente.

Los cigarrillos electrónicos no se podrán usar en centros de las administraciones públicas y entidades de derecho público; también estará prohibido en los centros, servicios y establecimientos sanitarios, en parques infantiles o zonas de juego para la infancia, en cualquier tipo de vehículos de transporte público urbano e interurbano, así como en transporte marítimo, ferroviario o aéreo.