Por tierras riojanas, en la ruta de su bacalao y mucho más

Un clásico de la cocina riojana.
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El vértice suroccidental de La Rioja es montañoso, quebrado, surcado por ríos que vierten sus aguas en el Ebro. Un precioso territorio por el que cruzan el camino de la Lengua, con San Millán de la Cogolla como centro, y el de Santiago.

El bacalao es uno de los pescados con más tradición de la cocina riojana por su fácil conservación. Aquí se elabora esa receta que de tanto ya lleva el apellido, Bacalao a la riojana.

Su ruta se inicia en Navarrete. Su cementerio y su pórtico románico es, en realidad, lo que queda del hospital de San Juan de Acre, fundado en el siglo XII para atender a los peregrinos.

En Ventosa, un parquecillo custodia el templo de San Saturnino, que corona la localidad. Aquí se celebra la Gran Bacalada durante las fiestas de la Virgen Blanca, una ocasión inmejorable para disfrutar del auténtico bacalao a la riojana. La imagen de la virgen se lleva en procesión: ocho danzadores bailan y saltan siempre de cara a la imagen; uno o dos cachiberrios recitan sus versos al son de la dulzaina. Como colofón, en el barrio de las Bodegas, tiene lugar la gran bacalada popular.

Seguimos hasta Nájera, uno de los hitos de la ruta jacobea. Está situado a orillas del Najerilla, parque fluvial con la calle Descampado, en una de sus orillas, repleta de terrazas. La calle Mayor lleva hasta el monasterio de Santa María la Real y su panteón. En sus afueras está Hormilla y el Jardín Botánico de La Rioja, que abrió sus puertas en 2005.

En Anguiano el paisaje junto a los riscos es espectacular, dividiendo al pueblo en tres barrios: las Eras, las Cuevas y Mediavilla. En este último se encuentra la cuesta de los Danzadores, escenario cada 22 de julio (festividad de la Magdalena) de un pintoresco baile declarado fiesta de interés turístico nacional.

Podemos retroceder hacia Nájera y desde allí a Berceo y San Millán de la Cogolla. El conjunto, compuesto por los monasterios de Suso y Yuso, goza de la declaración de patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1997.

Tras pasar por el monasterio de Santa María de San Salvador, en Cañas, llegamos a Santo Domingo de la Calzada, donde sucedió la leyenda medieval de la "gallina que cantó después de asada". Hay que pasear por su calle Mayor, y visitar el Centro de Interpretación del Camino de Santiago, un recorrido sensorial por la ruta compostelana.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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