Madrid

En Madrid hay casi el doble de perros potencialmente peligrosos que en el año 2006

Un perro Tosa Inu, considerado raza peligrosa.
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El número de perros catalogados por ley como "potencialmente peligrosos" prácticamente se ha duplicado en la Comunidad de Madrid en los últimos seis años. Entre 2006 y 2012, hasta 2.140 mascotas de este tipo fueron inscritas en el registro autonómico de identificación de animales de compañía, lo que eleva su número en la actualidad hasta los 5.078 perros. Es decir, se han incrementado en casi un 73%.

La ley nacional 50/1999, nacida para dar respuesta a la proliferación de criadores y al aumento de los incidentes, identifica como canes de riesgo aquellos con fuerte musculatura, aspecto poderoso, resistentes, de pelo corto, con cabeza voluminosa y mandíbulas grandes y fuertes. Además, deben tener un perímetro torácico de entre 60 y 80 centímetros, una altura de la cruz (estatura medida desde el comienzo del cuello, en el punto más alto de los omóplatos, hasta el suelo) de entre 50 y 70 centímetros y un peso superior o muy próximo a los 20 kilos.

La normativa menciona expresamente ocho razas con estas características. De los 5.078 registrados en Madrid 1.320 pertenecen a la Rottweiler (26%), la más numerosa en la región. Le siguen los Pit Bull Terrier, que son 863 (17%); los American Stafforshire Terrier, que son 711 (14%) y los Staffordshire Bull Terrier, estos últimos unos 305 (6%).

Son minoritarios el Dogo Argentino (2%) y el Akita Inu (2%), mientras que no hay ningún Fila Brasileño ni Tosa Inu. Existe otro 33% de mascotas con características similares que pertenecen a cruces o razas parecidas, como pueden ser los Dobermann, los Boxer (muy extendidos), los perros de presa canario y mallorquín, los mastines o varios tipos de dogo.

El desglose de inscripciones demuestra que la solicitud de licencias para la tenencia de estos perros se incrementó especialmente en los tres últimos años. En 2010 fueron registrados 376 animales; en 2011, la cifra ascendió a 343; en 2012 repuntó hasta los 553.

"El problema es el dueño"

El criador y exdelegado en Madrid del Club Rottweiler España Alberto de la Cruz atribuye este ascenso a que, tras una época de criminalización, los particulares han comenzado a apreciar la nobleza, la docilidad y la versatilidad de estos animales. "Es el perro más cualificado para cualquier tarea. A ninguno se le va la cabeza. El problema es el dueño. De mi casa se han ido compradores con las manos vacías porque, con solo ver su actitud, estaba claro que iban a hacer un mal uso del animal", asegura.

Javier C., propietario de un rottweiler, confirma esta tesis: "La clave es educarlos. Mi Tyson es muy bueno. En un grupo de perros, es el que mejor se porta. Nunca ha mordido a nadie". "Es cariñoso y obediente", añade Esther, pareja de Javier y embarazada de cinco meses. Rubén Arranz, que cuida de una hembra de Dobermann y otra de un cruce de Pit Bull, niega problemas con niños o adultos: "Cuando ven niños, se tiran panza arriba para dejarse acariciar. Los padres se asustan, pero luego ven que no pasa nada".

Incidentes como el ataque de un pit bull a dos niños en Toledo el pasado 2 de junio o el protagonizado por dos animales de la misma raza el 31 de mayo en Villaverde, donde mataron a un caniche e hirieron a su dueño, constituyen ataques aislados. En el primer caso, el perro no llevaba bozal. En el segundo, el dueño carecía de seguro y licencia.

Por el tamaño y la fuerza de estas razas, los expertos recomiendan recurrir a un adiestrador. Jesús Gutiérrez, instructor y formador de profesionales, aconseja hacerlo a partir de los 3 meses de vida del cachorro para modelar la "potencia" de la raza. "Hay que poner el foco en la elección del perro, pero también en la familia, ni permisiva ni autoritaria. Y, por supuesto, no recomiendo en absoluto enseñar guarda y defensa a estas razas. No conviene potenciar sus aptitudes naturales de dominación, porque ya son perros muy fuertes", alerta.

Tener un perro 'peligroso'

Licencia municipal> Incluye la superación de un test psicotécnico por parte del propietario, que no podrá tener antecedentes penales. A continuación, el animal debe ser inscrito en el registro autonómico de perros potencialmente peligrosos. En la solicitud debe constar tanto la residencia habitual del can como los incidentes que en el pasado hubiese protagonizado, si es el caso. Propietarios y criadores reclaman más control para evitar que individuos violentos y con antecedentes registren perros a nombre de familiares con el objetivo de eludir la normativa.

Seguro > Es obligatorio para obtener la licencia y poder realizar la inscripción registral. Ronda los 150 euros al año de media. Se abona para garantizar el pago de los posibles daños materiales y personales. En zonas públicas deben pasear siempre atados y con bozal.

Documentación > La mascota debe tener su tarjeta de identificación, su cartilla sanitaria y un certificado veterinario que acredite su estado de salud.

Educación > El adiestramiento está regulado por normativa estatal. Academias especializadas ofrecen títulos de adiestrador de entre 30 y 150 horas respaldados por la Federación Cinológica de España, la Real Sociedad Canina de España o la Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales. Dependiendo de las competencias (básicas, avanzadas, defensa propia, rastreo, rescate y emergencias) el coste varía entre 300 y más de 1.300 euros.

Enseñar a un perro cuesta entre 25 y 50 euros por sesión. Un mes de residencia en un centro de aprendizaje sale por entre 600 y 1.000 euros, aunque muchos profesionales no lo recomiendan porque creen que la presencia del dueño es fundamental.

Cuidados > "Cuentan con mucha masa muscular y tienden a engordar, por lo que deben comer al menos dos veces al día y pasear tres veces. Pueden hacer bastante ejercicio, pero entrenando y nunca justo después de comer o de beber mucho. Y todo eso, teniendo en cuenta las particularidades de cada raza", sugiere la veterinaria Beatriz Palomares, propietaria de un bull terrier.

Sanciones > Entre 150 y 300 euros por infracciones leves (falta de atención por parte del propietario, problemas de convivencia); entre 300 y 2.404 euros por infracciones graves (dejar suelto al perro, pasear sin bozal o cadena, ausencia de identificación o inscripción en el registro); y entre 2.404 y 15.025 euros por infracciones muy graves (abandono, posesión o venta sin licencia, uso en peleas, adiestramiento sin tener la formación obligatoria).

Las infracciones graves o muy graves pueden conllevar la confiscación, decomiso, esterilización o sacrificio del animal, la clausura del establecimiento y la suspensión temporal o definitiva de la licencia o del certificado de capacitación de adiestrador.

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