La Rioja, arquitectura de primera para los amantes del vino

Turismo de playa, de montaña, incluso de negocios. Pero, ¿turismo enogastronómico? Gracias al habla, a la ejecución que mantiene viva una lengua, surgen términos que vienen a llenar alguna ausencia. Una de ellas era esa palabra que uniera vino y gastronomía (conceptos que van de la mano y que no hay que separar). Entonces surgió la enogastronomía.

Desde el punto de vista de los lugares, hay algunos que imantan a los visitantes justamente por su rica oferta para comer y beber. Y La Rioja es uno de ellos.

Se trata de una región conocida en buena parte del mundo. Y no es de extrañar, pues la Denominación de Origen Calificada Rioja, que se extiende por la Comunidad Autónoma de La Rioja y por varios municipios del País Vasco y de Navarra, abarca unas 60.000 hectáreas de viñedo y más de 550 bodegas con vinos tintos, blancos y rosados.

Muchas de ellas ofrecen visitas guiadas para grupos, como una manera de promocionar el producto local, de dar a conocer el complejo proceso de producción del vino y sus propias marcas. Incluso, de lucir las imponentes estructuras que afamados arquitectos han conseguido desarrollar en los enclaves paisajísticos de viñedos.

En Elciego, Rioja Alavesa, se erige el ondulante techo metálico de Frank O. Gehry, el conocido arquitecto canadiense. Marqués de Riscal ofrece un completo recorrido que empieza en el campo, en sus viñedos, y termina en la copa, con una breve cata. Es ideal visitar Ysios, proyecto que ejecutó Santiago Calatrava y Viña Real, diseñada por Philippe Mazières para la Compañía Vinícola del Norte de España (a la que pertenece Viña Real).

En la localidad de Aberin se emplaza Señorío de Arínzano, obra de Rafael Moneo para la familia Chivite, con un concepto muy especial: que fuera una “bodega paisajística”.

En Rioja Alta, en la ciudad de Haro, está la bodega López de Heredia Viña Tondonia, una de las tres primeras de La Rioja. Al noroeste de La Rioja, próxima a Álava y Burgos, está Regalía de Ollauri, con vistas al valle del Ebro y la sierra de Cantabria.

Cerramos en Logroño, con Bodegas Campo Viejo, en el propio casco urbano, que cuenta con salas de cata, de conferencias y una enotienda. A solo 7 kilómetros de la ciudad está la bodega Darien que dispone de un espacio propio para el arte con una colección de cerámica popular riojana.