Un crucero por el Nilo: un viaje por el río más largo del planeta

El Nilo, a la altura de Luxor.
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Tras la "primavera árabe",  viajar al país de los faraones es más económico. Lo son también los cruceros por el río más largo del planeta a su paso por Egipto.

Luxor, la antigua Tebas, suele constituir el punto de partida habitual y el primer encuentro con el Nilo, a 670 kilómetros de El Cairo. En el centro se erige el gran templo dedicado al dios Amón, a su esposa Mut y a su hijo Khonsu, conectado con el más descomunal de Karnak a través de la histórica avenida de las Esfinges que ha sido ampliada gracias a los trabajos de excavación.

Ya en Karnak, antes de cruzar el primer pilono, hay que atravesar una vía con 40 esfinges con cabeza de carnero que da paso al viejo recinto compuesto por tres templos principales. Todo el conjunto ocupa una extensión de dos kilómetros cuadrados, pero impresiona fundamentalmente el bosque de gigantescas columnas que preside a la entrada la estatua gigante de Ramsés II. Estamos en el santuario central del dios Amón bajo una columnata que podría haber albergado casi una docena de catedrales góticas.

Frente a Luxor, en la orilla occidental, se encuentran las tumbas de los faraones más importantes de Egipto. La cita es en el Valle de los Reyes, austero en el exterior pero rico en su interior gracias a los 62 enterramientos subterráneos de faraones reales que lo convierten en una necrópolis con secretos escondidos aún por descubrir.

Antes de regresar a la motonave, una última recomendación. Hay que darse una vuelta por el templo de Hatshepsut que recuerda a la única "reina-faraón". El histórico edificio inmerso en la roca presenta una forma muy original pues fue diseñado según la estructura clásica con una terraza repleta de columnas que alcanzan en algunos casos los 30 metros.

De Asuán a El Cairo

Asuán, la ciudad más meridional de Egipto, presume de ser considerada la "perla del Nilo" por sus paisajes, islas (Agilkia con el templo de Philae, Elefantina, Kitchener o de las Flores*), islotes y fauna avícola en este punto donde se unen el desierto oriental y occidental.

Existen muchas posibilidades más para el viajero que llega a Asuán. Las dos presas, el sorprendente jardín botánico, el mausoleo del Aga Khan, el obelisco inacabado, los museos de Asuán o de Nubia no defraudan. La excursión a Abu Simbel, ya sea en convoy por carretera o en avión, resulta imprescindible y es la favorita sin discusión entre los visitantes.

Situada a 280 kilómetros de Asuán y a 70 de la frontera con Sudán, Abu Simbel alcanzó gran fama por sus dos magníficos templos que originalmente habían sido excavados en la sólida roca de una montaña hacia el siglo XIII antes de Cristo. Hoy, los cuatro famosos colosos sedentes de Ramsés II en la fachada exterior impresionan, pero tanto como los grabados y relieves que adornan con los colores originales su interior.

Hay que saborear la guinda final del viaje por Egipto en El Cairo. En la caótica capital se encuentra la única de las siete maravillas de la antigüedad que queda en pie. Hablamos de las pirámides, casi atenazadas por la misma ciudad que las "asfixia" cada día más, sobresaliendo en la gran meseta de Gizeh. Fueron durante casi 4.000 años las construcciones más altas del planeta y siguen constituyendo hoy el principal reclamo del turista.

Keops, Kefren y Micerinos, unidas a la Gran Esfinge, la imponente figura con cabeza humana y cuerpo de león, merecen una visita sosegada a ser posible madrugando (a las 8 horas abre el recinto) e intentando sortear a los camelleros y vendedores que atosigan al turista. A esa temprana hora resulta más fácil empaparse de la atmósfera de un histórico lugar que todavía oculta en su interior grandes secretos y hallazgos por desvelar.