Herencia portuguesa y española en Colonia del Sacramento

Está situada en la costa suroeste de Uruguay.
Irene Rivas

Situada en la costa suroeste de Uruguay, Colonia del Sacramento es, desde hace años, un destino complementario a Buenos Aires para muchos viajeros. Desde la capital argentina salen a diario varios ‘ferrys’ que cruzan el Río de la Plata hasta la ciudad uruguaya, con un tiempo estimado de viaje que oscila entre una y tres horas, en función del buque que se elija.

Fundada por los portugueses en 1680, Colonia del Sacramento tuvo una función estratégica en la rivalidad entre lusitanos y españoles. Disputada por ambos imperios durante más de un siglo, la ciudad cayó finalmente en manos españolas.

Patrimonio de la Humanidad

Una vez en la capital del departamento de Colonia, situada a 177 kilómetros de Montevideo, lo primero que llama la atención es la belleza de su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. La arquitectura de la zona vieja de la ciudad es una perfecta mezcla de estilos portugués, español y poscolonial.

El innegable encanto del casco histórico ha atraído a varios directores de cine que han utilizado sus calles como escenario natural para el rodaje de películas de época, como ‘De eso no se habla’, dirigida por la cineasta argentina María Luisa Bemberg e interpretada por el inolvidable actor italiano Marcello Mastroiani.

Por eso no es extraño que los miles de turistas que visitan la localidad cada año se maravillen al perderse por sus calles angostas y pintorescas cubiertas de adoquines en las que se pueden encontrar bellas iglesias, museos y casas coloniales.

Otros de los atractivos turísticos más populares de esta ciudad, cuyo clima templado invita a visitarla en cualquier época del año, son el peculiar faro y la antigua plaza de toros, abandonada desde hace décadas.

Turismo rural de lujo

En los últimos años, empresarios de la zona han apostado por un tipo de complejos turísticos rurales que mezclan la tranquilidad de la vida campestre con el lujo. Uno de los ejemplos más destacados es La Vigna, situada a 50 kilómetros al sur del casco histórico.

Los huéspedes pueden descubrir los secretos de la agricultura orgánica o aprender a esquilar ovejas al más puro estilo gaucho. O simplemente pueden relajarse en la casa principal, un edificio construido por bodegueros italianos en 1880 que ha sido restaurado siguiendo los máximos estándares de confort.