Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

La tela es el mensaje

Cristina Pedroche
Cristina Pedroche
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Cristina Pedroche

No me sorprende que polarización sea la palabra del 2023 si durante la noche más despreocupada del año, la mitad del país se enfrenta a la otra mitad por un vestido. Cuesta entender que un trozo de tela, o la ausencia de ella, enerve tanto, salvo que la crispación haya echado raíces, como las malas hierbas que no desearía Cristina Pedroche para su abrigo sostenible, y la empatía no prende en el personal ni regándola. Por suerte el runrún de las redes sociales es tan efímero como la gelatina de agua con la que estaba confeccionado su traje. Desconectar del ruido es saludable, incluso en la bulliciosa Nochevieja.

Podemos empezar admitiendo que es imposible tener un juicio sobre todo; hay cosas que nos gustan, otras que nos disgustan, y un buen puñado que nos dejan indiferentes, aunque hayan sido creadas para incitar una opinión sobre ellas. A veces nos vemos empujadas a enjuiciar algo sin que en realidad nos nazca hacerlo. En ese caso, mantenernos en modo observador, con la curiosidad de quien mira, pero no juzga, resulta liberador, aparte de reducir el cortisol e incrementar la dopamina, lo que nuestro cerebro siempre agradece.

Podemos seguir recuperando la frase de McLuhan, el medio es el mensaje, y comprobar que las televisiones siguen en su rancia cosificación femenina al echar cerrojazo al año con una ceremonia de señores canosos escoltados por mujeres envueltas en la tela de su mensaje y, si eso sucede, si una imagen ocupa el espacio de la palabra, es porque nos hemos acostumbrado a no escuchar. 

Ojo que la culpa no la tiene el medio, somos nosotros a quienes nos agota el simple esfuerzo de construir una comunicación que agite los valores y nos mueva a la acción; de manera que, antes de contribuir a la cacofonía, preguntémonos qué aportamos cada uno y cada una a ese espacio de entendimiento que debe ser la sociedad en que vivimos. ¿Cuál es nuestro afán? ¿Qué hacemos, aparte de trabajar para llenar la nevera y pagar el alquiler? Ya sé, bastante esfuerzo supone esto… pero el paso entre sobrevivir y vivir de forma consciente se logra respondiendo a preguntas como estas.

Las televisiones siguen en su rancia cosificación femenina al echar cerrojazo al año con una ceremonia de señores canosos escoltados por mujeres envueltas en la tela de su mensaje

Podemos pensar que si encontrásemos la causa que nos motivase en verdad, nuestra vida cobraría un sentido especial y, de repente, el tiempo se volvería elástico y seríamos capaces de gestos que antes nos parecían imposibles. Incluso podemos imaginar que una vida con propósito nos fortalecería tanto que cuestiones que antes nos afectaban, ahora nos parecerían triviales. 

Y quizá nos olvidaríamos de ese traje que hacemos a los demás para crear el nuestro particular, uno con el que nos comprometiéramos a acciones justas, sostenibles, igualitarias y diversas, enfocadas al cuidado y la comprensión, un traje que nos representara con orgullo y para cuya explicación no necesitaríamos palabras altisonantes… ni vacías.

En ese caso, el traje sería nuestro mensaje.

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