Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

Un gol de cabeza

Amanda Sampedro durante un partido de La Liga femenina contra la Real Sociedad
Amanda Sampedro durante un partido de La Liga femenina contra la Real Sociedad
GTRES
Amanda Sampedro durante un partido de La Liga femenina contra la Real Sociedad

Mae Jemison es afroamericana y astronauta, una ecuación de difíciles variables, como llamarse Alexia y ser la mejor futbolista de Europa, porque en el imaginario colectivo perviven un puñado de tópicos sobre lo que las mujeres hacemos o deshacemos profesionalmente.

Mae se convirtió en la primera mujer negra en viajar al espacio, volviéndose un referente para muchas niñas que ven en su logro lo que desean alcanzar. Me gusta la humildad con la que la astronauta construye su relato, la épica del esfuerzo y el valor de la curiosidad en él, tanto que cuando le preguntan cómo la hija de una maestra de escuela y un carpintero logró colarse en el trasbordador espacial Endeavour, Mae responde que fue gracias a haber sido una niña muy curiosa, a la que nada ni nadie frenó en el camino. 

Ignoro si Alexia Putellas, nombrada por 2º año la mejor jugadora de la UEFA, diría que la curiosidad es su gran valor, pero sé que es uno de los más vivos en Amanda Sampedro, capitana del Atlético de Madrid hasta la pasada temporada y ahora en el Sevilla F.C. Me lo contó ella hace unos meses, eso y que nadie a sus seis años le borró la idea de tener unas botas con tacos

Alexia Putellas, en un partido del Barça.
Alexia Putellas, en un partido del Barça.
EUROPA PRESS

Amanda quería esas botas - "las de verdad"- porque representaban el camino más directo para ser futbolista y su madre se las compró en un rastrillo, al tiempo que bordaba en los calcetines blancos el logotipo de Nike para emular a los jugadores de su equipo, el Atlético de Madrid, a cuyo estadio, el Vicente Calderón iba con su padre. Padre y madre, sin distinciones, sin prejuicios ni clichés, supieron desde el minuto uno del partido que la profesión anhelada por su hija carecía de género. Años después ha jugado en el Wanda Metropolitano ante 60.000 personas y su foto saluda a la de Fernando Torres en el Paseo de Leyendas del estadio. ¡Que le digan a Amanda que los sueños no se cumplen!

De hecho, la mayoría de las noches, sueña con fútbol. Y medita, y visualiza sus goles y es intuitiva en el campo… Traduce la curiosidad en objetivos a alcanzar. La intuición es uno de los lenguajes a través de los que habla la primera fortaleza humana.

Amanda Sampedro, jugadora del Atlético de Madrid femenino.
Amanda Sampedro, jugadora del Atlético de Madrid femenino.
Atleti Féminas

De todas las anécdotas que le escuché me encanta la de aquel primer día en su nuevo colegio, cuando arrastro su madre a la secretaría para mostrarle un cartel que anunciaba: "Se buscan jugadores para el equipo de fútbol", y allá que la apunto la madre, sin preguntar si en él habría más niñas. Al igual que los padres de la astronauta, los de Amanda no han frenado las ganas de explorar de su hija.  

La curiosidad nunca te advierte del camino, no te lo impone, solo sugiere que te hagas preguntas, que salgas de tu estrechez mental, que abandones la caja y te replantees las cosas. ¿Qué sucede si al final te quedas en el mismo sitio? Nada, te sentirás reforzada en tus ideas. Pero, ¿y si encuentras algo que te satisfaga más? Piensa que, de no haberte formulado preguntas, nunca lo hubieras descubierto.

La curiosidad nunca te advierte del camino, no te lo impone, solo sugiere que te hagas preguntas, que salgas de tu estrechez mental, que abandones la caja y te replantees las cosas

Amanda emplea la cultura de la pregunta en beneficio de todo aquello que la rodea y así puso el foco en la injusta situación de las futbolistas españolas, sin recursos ni medios para avanzar en su carrera, lo que le llevó a tomar parte activa en las negociaciones del primer convenio del fútbol femenino. Hacerse preguntas está en la base de cualquier progresión humana. En la capacidad de asombro, que nos conecta con la niña que fuimos, la de seguir disfrutando con aquello que nos da vida y nos lleva a florecer como seres humanos. Allí donde reside nuestro talento.

Qué suerte la de Amanda haberlo identificado tan pronto porque eso le hace sentirse plenamente feliz jugando al fútbol, aunque, como ella lamenta, lástima que haya personas dando vueltas y más vueltas a su propósito sin lograr esclarecerlo. La curiosidad empuja a la búsqueda no tanto al resultado. A lo mejor no se trata tanto de obcecarse con el gol, como de mover la pelota.

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