Si aún no has logrado lo que sueñas, tienes que leer este post.
Jim Carrey, el actor, cuenta en sus entrevistas que él visualiza cada uno de los logros de su vida. Como anécdota, cuando dormía en un coche y actuaba en garitos de mala muerte, se imaginaba ganando millones de dólares, tanto que un día se escribió un cheque a sí mismo con la cantidad de diez millones y una fecha de vencimiento: tres años más tarde, en Acción de Gracias. Esa fue la cifra que le pagaron por la película Dos tontos muy tontos, cuyo contrato firmó el mismo día que aparecía en su cheque.
Invención o no, muchas personas se ven alcanzando unos propósitos que repiten una y otra vez en su cabeza. Tienen la destreza de visualizarse con nitidez, captando todos los detalles de esa fotografía mental, y sintiendo la felicidad, el orgullo o la capacidad de haberlo logrado en tiempo presente. Con independencia de las etiquetas -desde conexión con el universo a ley de atracción-, está claro que quienes alcanzan lo que desean está focalizados en el qué, en lugar de inquietarse por el cómo. El cómo nos aleja del objetivo torpedeando su consecución con mil y un obstáculos. Todos los deportistas de élite utilizan técnicas de visualización: Rafa Nadal practica la atención focalizada y selectiva en sus entrenamientos y, además, se ve dando raquetazos perfectos; los jugadores de baloncesto encestan una y otra vez triples en su cabeza y los de fútbol implementan estas técnicas de psicología positiva metiendo goles.
Por lo que han comentado, las jugadoras de la Selección Nacional de Fútbol se vieron abrazando la Copa del del Mundo antes de hacerlo en la realidad. Sería interesante entender cuánto de real hay en esa imagen mental como para dotar al ser humano de una fuerza y una convicción inquebrantables para conseguir lo que se propone. Desde luego, con verbalizar nuestro sueño y decir cuánto nos gustaría alcanzarlo, por mucho que lo repitamos y decretemos, si no sentimos que hemos llegado a él e interiormente lo disfrutamos, será difícil que se integre en nuestra vida.
Más allá de espiritualidad o técnicas de manifestación, aludo a una férrea determinación que usa la curiosidad para esbozar la imagen deseada y que, analizando tantos casos de éxito en la práctica, termina volviéndose real. Albert Einstein decía que la imaginación es más importante que el conocimiento y el construccionismo social -teoría que explica cómo construimos el mundo que nos rodea y las palabras que usamos para describirlo- sostiene que las imágenes de futuro que las personas tienen sobre sí mismas se vuelven su propio futuro. Sin restricciones, porque aquello que puedas imaginar irá creciendo, siempre y cuando no gastes tu energía en preguntarte cómo va a suceder o rumiar lo difícil que será.
Hace unas semanas conocí a la Presidenta de la Liga F, Beatriz Álvarez, y me pareció una mujer feliz y convencida de sus logros. Es decir, su plan vital no era fruto del azar sino de la certidumbre de que las deportistas femeninas merecían estar en lo más alto y lo iban a lograr. ¿Se imaginaba dirigiendo la mayor competición femenina de fútbol? Quizá no con esta precisión, pero sí tomando decisiones que afectaban para bien a muchas compañeras. Sí se veía contribuyendo a limpiar el fútbol de malas praxis, lo que se traducía en nombres y apellidos como Rubiales. ¿Visualizaba sus éxitos? Desde niña se veía consiguiéndolos y, cuando caía, no se recreaba en el suelo, sino en lo que podría llegar a observar subida al podio. Curiosamente, los deportistas, expertos en entrenar un cuerpo, nos enseñan mucho sobre cómo conducir nuestra mente.
En estos días andarás haciendo balance del año y seguro que darás vueltas a lo que deseas para el próximo 2024, así que te animo a que, esta vez, además de hacer inventario de tus sueños e incluso escribirlos, hagas como nuestras campeonas: visualiza en tu mente lo que anhelas y siente como si lo tuvieras ya en tu mano. Recuerda, céntrate en el qué y no en el cómo. ¡Feliz 2024!
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