Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

Sin etiquetas

Mujer buceando
Mujer buceando
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Mujer buceando

Un día, al terminar una conferencia, se acercó una de las asistentes y me dijo: "Por fin he averiguado qué tengo que decir sin sentir vergüenza cuando me pregunten a qué me dedico". Sucedió en un congreso médico y di por hecho que ella lo era. A continuación, explicó que su primera especialidad, tras licenciarse, había sido tocoginecología, que aún seguía practicando, pero también ejercía la cirugía estética y también era coach. "Me apasionan mis tres profesiones, porque ahora entiendo que mis ganas de seguir aprendiendo se las debo a mi curiosidad". 

Ella se lamentaba de tener que explicar con frecuencia por qué se dedicaba a especialidades médicas tan distintas: por una parte, acompañaba a las mujeres en su embarazo y por otra -resultaba algo frívolo-, las embellecía. No digamos el 'coaching', que no se considera una ciencia. Tras escucharme hablar sobre la curiosidad, había comprendido que todas aquellas cosas resonaban en ella porque le permitían crecer y debía de abrazarlas e integrarlas desde la alegría, no con pudor. "A partir de ahora -concluyó-, cuando alguien me pregunte a qué me dedico, diré que soy altamente curiosa antes de explicar mis oficios".

Aquella doctora no es la única persona que oculta sus vocaciones por evitar ser juzgada voluble o poco constante, o por el temor a que la idea de una falta de mérito le lleve a ir saltando de un trabajo a otro hasta dar con el idóneo. La búsqueda no siempre es sexy. Los seres humanos necesitamos certezas y una profesión y un oficio dirigiendo nuestra línea de vida, con sus progresos y recesos, reconforta a la certidumbre.

Hace unos días conversé con una mujer excepcional. Su nombre es Lola Higueras y su historia podría resumirse en una alegre curiosidad por desentrañar los secretos del planeta en cualquiera de sus dimensiones. Lola tiene 78 años y una lucidez apabullante. Lola es inmune a las etiquetas, tanto que durante un tipo pasó por Lolo sin complejos. Era la época en que a los congresos de arqueología subacuática no acudían mujeres -ha sido la primera submarinista de la Armada Española- y, para evitar recelos, se inscribía como hombre y encajaba con humor las corbatas y los sets de afeitado con los que obsequiaba la organización a los asistentes.

Lola Higueras, primera submarinista de la Armada Española
Lola Higueras, primera submarinista de la Armada Española
D.R

Ella sostenía el equívoco hasta que su conferencia acallaba bocas mientras abría puertas cerradas a las mujeres hasta entonces. Quien fuese directora técnica del Museo Naval hasta su jubilación sigue estudiando, investigando, ordenando la documentación de los más de 3.000 naufragios que ha datado, aunque ahora lo haga en la superficie. El mar no perdona la edad, la curiosidad sí porque sigue haciéndose preguntas en torno a los centenares de barcos españoles que duermen en el lecho de los océanos. 

Escribo sobre Lola no solo por ser pionera en una profesión masculina, sino porque cuando le preguntas qué ha hecho profesionalmente relata actividades tan diversas como historiadora, americanista, catedrática en la Escuela Superior de Canto de Madrid -y, por tanto, cantante, aunque ella dice que la artista de verdad era su hermana-, conferenciante, viajera, alpinista, académica, escritora… Asimilarnos a una única actividad nos limita y encorseta, pues somos seres con múltiples facetas. Cada una de ellas contribuye a nuestra completitud, lo contrario, nos hace sentirnos mermados.

El relato de Lola pasa por un padre que le enseñó a nadar y un mar Cantábrico al que no perdió el respeto, pero sí el miedo, por eso decidió aprender a bucear a fin de descubrir sus profundidades. Cierto que echa de menos aquellas inmersiones, pero a sus casi 80 años se ha aficionado a otras actividades que le permiten seguir alimentando su curiosidad y explorando el mundo alrededor, porque vivir se trata de eso, de explorar y descubrir. El título colgado en la pared o el cargo en una tarjeta de visita, son solo convencionalismos.

Libertad es elegir qué escribes cada día en tu biografía, que el papel en blanco de tu vida te inspire el hallazgo de hoy.

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