En uno de los míticos episodios de Sexo en Nueva York, Carrie aparece vestida de novia y escoltada por sus amigas para celebrar su matrimonio, pero su prometido, Mister Big, no está. Extrañada marca su número y él, al otro lado, le confiesa que tiene dudas y se ha marchado. No es la primera novia abandonada ni la primera a la fuga, pero salvo que sean retratadas por la ficción, nos solemos enteramos. Este fin de semana el torero Juan Ortega, no sé si con o sin vergüenza torera, ha abandonado a su novia minutos antes de casarse. Hasta aquí lo conocido, añadir más datos sería especular sobre lo que ignoramos. La curiosidad en el caso de la 'no boda' del torero y su novia, tiene poco que hacer y mucho que enfangar.
Me pregunto si es mayor gesto de valentía seguir adelante con algo en lo que no creemos o lo es plantarnos y decir no, en cuyo caso, lo que se juzga como una huida sería, en el fondo, un gesto de coraje. Cualquier puede analizarlo con la tranquilidad de no estar inmiscuyéndose en el dolor ajeno. Conozco a una pareja que organizó un bodorrio sabiendo cada uno, internamente, que no estaban enamorados y terminaron separándose a la vuelta de la luna de miel. "¿Por qué lo hicieron?", pregunté. Porque les daba vergüenza anularla, respondieron. A veces se necesita más valentía para permanecer quieto que para dar un paso al frente.
¿Qué hace que las personas encaremos las decisiones más importantes de nuestra vida sin miedo? ¿Por qué algunas personas parecen actuar con espíritu explorador y otras se amedrentan ante cada eventualidad a la que se enfrentan?
La teoría del apego del psiquiatra John Bowlby, quien la desarrolló en los sesenta, responde bien a esta pregunta y, si eres madre, te interesará porque te ayudaría en la crianza de tu bebé. El recién nacido mantiene una estrecha relación con la persona que se encarga de su cuidado y con la cual establece un vínculo de apego. Esa figura, que suele tratarse de la madre, es una fuente de seguridad que garantiza el refuerzo de su conducta, es decir, el bebé va a interactuar con otros seres vivos, a moverse con seguridad y jugará con cada objeto que caiga en sus manos, si el apego de referencia no muestra miedo ante esas novedades. Pero, ¿qué pasa si los padres reaccionan con temor, están siempre sobreprotegiéndole o no le prestan la suficiente atención? El bebé va a deducir que cada búsqueda entraña inseguridad y no obtiene recompensa por ella, de modo que… para qué arriesgarse. Crecerá siendo un niño temeroso que se convertirá en un adulto al que le cueste tomar decisiones.
Desde que supe de esta teoría observo a las personas en sus pequeños retos diarios: si los aceptan con valentía e inteligencia, pienso que han tenido unos padres con apego seguro, lo que les permitirá digerir cualquier decepción o fracaso como parte de su aprendizaje. Sin embargo, esos adultos que se bloquean ante la más simple decisión quizá hayan tenido padres o madres súper protectores. Por tanto, te animo a reforzar las emociones positivas de tu bebé con sonrisas, miradas de aprobación y una voz amorosa, ya que la falta de interacción positiva bloquea la curiosidad infantil.
¿Qué tiene que ver el apego infantil con romper un compromiso media hora antes de pasar por el altar? ¿Habrá relación entre el modo de gestionar el miedo a un toro con el miedo a un vínculo que nos embiste y voltea la vida? Lo ignoro.
Tratamos de mantener el extraño equilibrio entre querer averiguar todo de la otra persona y conformarnos con lo evidente
Como es probable que esa pareja, previsiblemente rota ya, no haya llegado a conocer del todo al otro. Ni siquiera aquellas que llevan una vida juntos y dicen ser libros abiertos se mantienen indemnes a los secretos. Somos el resultado de infinitas capas cuyo descubrimiento nos sorprende a nosotras mismas. Y, aun así, tratamos de mantener el extraño equilibrio entre querer averiguar todo de la otra persona y conformarnos con lo evidente.
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