La clave de 'Lucía Be' y 'Los jabones de Mi Mujer': vuelta a los orígenes desde el mundo rural

Amelia Pérez y Lucía B, dos mujeres que inspiran para emprender en clave rural
Amelia Pérez y Lucía Be, dos mujeres que inspiran para emprender en clave rural
Cortesía de Amelia Pérez y Lucía Be
Amelia Pérez y Lucía B, dos mujeres que inspiran para emprender en clave rural

Lucía y Amelia no se conocen, pero sus vidas están entrelazadas. Ambas han construido su sueño desde el campo y con amor, recuperando tradiciones. La primera a través de las coronas de flores y la ilustración. La segunda con los jabones de plantas y la cerería natural. Un 'slow fare' que envuelve sus dos atmósferas delicadas, femeninas y con mucho gancho. 

A través de frases, flores e ilustraciones Lucía Benavente ha creado una comunidad de personas “bonicas” fieles a sus diseños. Expresiones como “Tú cocina, yo bailo” son clave en un imaginario que recupera palabras como “verbena”. Mientras que los aromas del campo y las propiedades de la naturaleza son el éxito de Amelia Pérez que, en una apuesta personal, trasladó su vida a un pueblo para especializarse en el nicho de los jabones tradicionales con ingredientes y proceso en frío.

Trabajos de Lucía B
Trabajos de Lucía Be
Cortesía de Lucía Be

Mucho ha tenido que ver la vuelta a los orígenes en el éxito de ambas. Lucía Benavente, periodista de profesión, sentía que no encajaba. ¿A cuántas nos pasa sentir que no encajamos? Pregunto... Últimamente lo escucho demasiado. Quizá, como al planeta, se nos esté exigiendo más de lo que podemos crear de forma natural sin dañar nuestras almas (continuamente con prisas y lecturas en diagonal). Lucía me reconoce que “siempre supo que tenía que crear su propia empresa” y mudarse a un pueblo perdido. Y por amor se dio la oportunidad de hacerlo. “Tuve que comprar un poste de teléfono porque no llegaba la señal de Wi-Fi y ahí dije, o me invento algo o me muero aquí entre las ovejas. Así que me abrí un blog y empecé a contar mis rollos mientras trataba de vender tocados y coronas de flores que hacía en el campo. No vendía nada, pero la gente se enganchó mis historias… Y poco a poco, empecé a darle forma a todo esto”, cuenta Lucía. 

Amelia Pérez, de 'Los jabones de Mi Mujer', trabajando
Amelia Pérez, de 'Los jabones de Mi Mujer', trabajando
Cortesía de Amelia Pérez

Amelia también sintió la necesidad de dejar Madrid y apostar por un pueblo. “Trabajaba en el 'merchandising' de alta perfumería. Viajaba todas las semanas a un destino diferente” y los fines de semana intentaba reencontrarse consigo misma y descansar en su casa de campo de Segovia, la que ha terminado convirtiéndose en su primera residencia gracias a una baja laboral y el regalo de una vecina: un jabón. No pudo usarlo por tener la piel extremadamente sensible y se le encendió la bombilla. “¡Quiero hacer jabón! Estaba de baja por una lesión y comencé a aprender sobre su fabricación tradicional, botánica y flora de la zona. Después de unos meses de estudio y pruebas me puse manos a la obra”. Su curiosidad y experiencia profesional fueron claves en la formulación de su jabón fino de ingredientes naturales hecho a mano, y para pieles sensibles como la suya. No podía ser un jabón cualquiera. Todos los ingredientes tenían que ser de origen natural y de la mejor calidad. 'Los Jabones de Mi Mujer' es una tienda en la localidad segoviana donde empezó todo, Santiuste de Pedraza, actualmente parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

Lucía Benavente, creadora de 'Lucía B'
Lucía Benavente, creadora de 'Lucía Be'
Cortesía de Lucía Be

Lucía Benavente, también autodidacta, se convirtió en 'Lucia Be' con su blog y sus dotes para la pintura y creatividad. En seguida sus historias lograron una gran comunidad y el negocio despegó viento en popa desde Portillo. “En cuanto el proyecto empezó a crecer, lo primero que hice fue buscar ayuda, ya que yo sola no llegaba. Esa es la base del éxito de la marca: construir equipo. Lógicamente, al principio, todos mis colaboradores eran locales, tanto proveedores, como las personas que trabajaban conmigo, en mi propia casa. Todo ha evolucionado mucho pero siempre he tratado de construir equipos fuertes y duraderos, y hay muchas personas de entonces que siguen ahora, como Álex, del taller de flores, Arancha, de pedidos, o Bea, que es la encargada de almacén. Hemos tenido mudanzas y grandes cambios, pero el objetivo principal siempre ha sido cuidar el equipo y hemos tomado muchas decisiones en base a eso” reconoce orgullosa Lucía.

Lucía B y 'Los Jabones de Mi Mujer'
Lucía Be y 'Los Jabones de Mi Mujer'
Cortesía de Lucía Be y Amelia Pérez

Amelia cuenta con su marido quien se encarga del marketing y ella formula, fabrica y atiende a los visitantes de la tienda. La distribución les despegó con sus cuatro formulaciones: Jabón de Manteca de Karité, Jabón de Manteca de Cacao, Jabón de Zanahoria y Nerolí y Jabón de Cera de Abeja y Miel. Ahora su creciente catálogo incluye once jabones naturales finos, sales de baño y velas. “En 2022 cumplimos dieciséis años y seguimos nuestra andadura con una reputación indiscutible de elaborar un producto de calidad inmejorable”, explica. Y desde su paraíso quiere seguir trabajando con sus manos siendo una pequeña empresa de producción artesanal “Un trabajo consciente, un producto personal y un respeto. Pienso que de mis manos pasan a las manos de mis clientes y que la energía que transmito en el proceso lo reciben también. De hecho, me lo dicen mucho”, confiesa satisfecha. 

Trabajos de los jabones naturales de 'Los jabones de Mi Mujer'
Trabajos de los jabones naturales de 'Los jabones de Mi Mujer'
Cortesía de 'Los jabones de Mi Mujer'

Dos sueños en clave rural

La energía de Lucía llega a toda su fiel comunidad, pero el sueño creció mucho y ahora vende estilo, felicidad, amor en forma de cosméticos, moda, ropa de hogar y papelería a cualquier parte del mundo manteniendo su equipo y raíces, pero fuera del pueblo. “Llegó un punto en que necesitábamos salir de la casa familiar y dar el salto a unas naves y oficinas. Por logística teníamos que acercarnos a Madrid, ya que eso lo simplificaba todo mucho, pero no queríamos dejar a nuestro equipo fuera, así que optamos por Arroyomolinos, que estaba relativamente cerca de los pueblos donde residían nuestras trabajadoras. Necesitábamos la gran ciudad para crecer como empresa, pero decidimos quedarnos lo más cerca posible del pueblo para que el equipo pudiera continuar”.

Y así Lucía y Amelia han entrelazado sus negocios y sus vidas mientras cumplen el sueño de crear sus universos llenos de energía y tradición a los que el consumidor se engancha con la personalización.

Algunos de los trabajos de 'Lucía B'
Algunos de los trabajos de 'Lucía Be'
Cortesía de Lucía Be
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