Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

¿Hay alguien ahí?

La española Sara García-Alonso, nombrada astronauta de reserva por la ESA.
La española Sara García-Alonso, nombrada astronauta de reserva por la ESA.
20BITS | Marta Gascón Jimenez
La española Sara García-Alonso, nombrada astronauta de reserva por la ESA.

"Persigue lo que te haga feliz sin miedo a equivocarte. A los veinte no puedes tener claro tu futuro; que nadie te proteja, antes hay que explorar el mundo". Semejante declaración pudiera parecer extraída de un libro de autoayuda, sin embargo, me lo ha contado una bióloga molecular y candidata a astronauta, para que digan que la ciencia solo resuena con el método empírico.

Al final, mantener nuestra mente en estado de alerta para que esté despierta y no estresada, es saludable si queremos vivir en plenitud. He escuchado durante largo rato hablar a Sara García, una de los dos españoles seleccionados por la Agencia Espacial Europea (ESA) para convertirse en astronauta, y su discurso está lleno de entusiasmo y sensatez. Entusiasmo por creer en sus sueños y seguir, ya no una hoja de ruta preestablecida, sino el camino que ha dictado su intuición durante años. Y sensatez porque, aunque mire al cielo, tiene sus pies clavados en León, su tierra, y eso da a su carácter un anclaje terrenal, casi telúrico.

Perder la mirada en la inmensidad del espacio y preguntarnos si hay algo ahí arriba es el paradigma de una mentalidad curiosa que se interesa por cuestiones universales, lo que no significa estar dando vueltas todo el día a si hay vida en Marte, en las lunas de Saturno o después de la muerte. Mientras escribo, la radio recuerda la efeméride del 13 de marzo donde un astrónomo alemán descubrió, hace 242 años, Urano para, a continuación, narrar que el jefe de la Oficina de Investigación de Ovnis del Pentágono confirma la posibilidad de que haya naves nodriza extraterrestres de 'paseo' por nuestro sistema solar. Para rematar, en TikTok un 'viajero del futuro', como se hace llamar, advierte que la humanidad está en peligro -¡menudo descubrimiento!- y el 23 de marzo unos alienígenas trasladarán a 8.000 humanos a otro planeta. Visto lo visto, a Sara García se le acumula el trabajo.

Sara García
Sara García
ESA

Volviendo a ella, me ha encantado que reivindique su aspecto físico como una vía de comunicarse con los demás. Cuenta que cambia con frecuencia de look -en ese saludable ejercicio de explorar y explorarse- y que le apetecía teñirse el pelo de color rojo sin preguntarse si a los demás les gustaría o no. Me ha dicho que le da sensación de libertad, que se siente como cuando era niña y desplegaba su curiosidad haciendo puzles o desmontando cualquier artilugio que le caía en las manos. Su aspecto le ayuda a conectar con mujeres más jóvenes, y de ese modo decirles que todo es posible para ellas, que no se autolimiten ni con la vocación ni con sus estudios y, mucho menos, con sus sueños. A Sara García le gustaría ir a Marte y encontrar vida, pero lo que le fascina es la otra cara de la luna. Lo que no se ve, lo que conocemos de oídas o se narra en los libros. Le gustaría ser la primera mujer en pisar la superficie lunar porque este astro representa lo femenino como ningún otro planeta.

Su aspecto le ayuda a conectar con mujeres más jóvenes, y de ese modo decirles que todo es posible para ellas.

Mientras llega esa ambición, que tomó forma cumplidos los treinta porque Sara necesitaba curiosear un mundo convertido en un parque de atracciones, trabaja en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, liderando un proyecto de nuevos fármacos contra el cáncer de pulmón y el de páncreas. También es un sueño salvar vidas.

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