Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

Del amarillo al rosa

Albert Espinosa
Albert Espinosa
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Albert Espinosa

A la madre de Albert Espinosa, ese fenómeno editorial autor de El mundo amarillo o el guion de la serie Pulseras Rojas basada en su ingreso hospitalario siendo niño, un día le asaltó un mareo en mitad de la calle y, de repente, se derrumbó. Me lo ha contado él, cuando le he preguntado cómo gestionaban sus padres el dolor de tener a un hijo diagnosticado con un cáncer que le devoraba la pierna y a saber cuántas cosas más. Albert cumplió quince años en la planta de aquel hospital.

Él, que comparte su vulnerabilidad en los libros, a veces emboscada bajo un aire mordaz e irónico, otras fluyendo con emocionalidad, siempre ha preservado a los suyos de dicha exposición, por eso valoro que me haya desvelado aquel episodio de su madre, donde el dolor le asaltó durante un recado un día cualquiera.

Al parecer la madre se desplomó en un banco y, al verla, un paseante anónimo la acompañó, convirtiéndose en un 'amarillo'. Los amarillos son personas singulares que se cruzan en nuestro camino -si has leído a Espinosa sabrás a lo que me refiero- para escucharnos, abrazarnos, auxiliarnos; para decirnos que saldremos de esta o para permanecer en silencio, porque el acompañamiento auténtico no precisa de un exceso de palabras. Son personas a caballo entre la amistad casual y el amor efímero. No dispondremos de demasiados amarillos a lo largo de nuestra vida, por lo que conviene permanecer alerta para identificarlos. "¿Cómo reconocerlos?", he insistido yo, no queriendo perderme ninguno. "Haciéndoles preguntas", ha aclarado Albert.

<p>La serie que emocionó a Spielberg tampoco podía faltar en esta fotogalería. Al cineasta le gustó tanto la idea de Albert Espinosa que acabó produciendo un <em>remake</em> en Estados Unidos titulado 'Red Band Society' (2014–2015). La trama gira en torno a un grupo de adolescentes que luchan por vivir.</p>
Fotograma de 'Pulseras rojas'.
CASTELAO PRODUCCIONES

Como imaginas me ha cautivado su respuesta, pues guarda la energía de esa curiosidad que nos acerca a las personas con las que, aparentemente, no tenemos nada en común. Albert asegura que encontramos amarillos en cualquier sitio: en el tren de cercanías, si entablamos conversación con quien se sienta frente a nosotros, en la fila del cine o esperando turno en el banco. Los amarillos son semáforos en ámbar que nos invitan a pararnos un ratito, a disminuir la marcha y mirarnos a los ojos para preguntarnos qué podemos hacer por el otro antes de volver a andar. Brillan con la fuerza del sol, de ahí su color.

Al despedirnos, he pensado que conozco unos cuantos en los que no había reparado antes. La madre de mi amiga Esther llevaba siempre varias revistas cuando subía al autobús y elegía la de temática más adecuada según fuese su compañero o compañera de asiento. Si se trataba de un hombre trajeado ojeaba una publicación de coches y le preguntaba por los modelos que aparecían en una página cualquiera; si era una mujer madura, como ella, optaba por Hola o alguna publicación de belleza y así, argumentaba, siempre surgían temas de conversación. Lo importante era romper el hielo porque enseguida terminaba interesándose por las vidas de las personas, que se abrían como un libro por sus capítulos más jugosos. De aquellos viajes en autobús la mujer guarda más de un contacto a quien dio consejos o apoyo entre parada y parada. Los desconocidos tienen mucho que ofrecernos, ha reconocido Albert Espinosa. Solo tenemos que formularles preguntas con interés y humanidad.

Los desconocidos tienen mucho que ofrecernos

La hija de# mi amiga Paloma acaba de tener su primera hija. Parece un comentario insignificante si no fuera porque su marido es la persona a la que preguntó algo en la fila de acceso al Museo Thyssen. Cuando me contó su historia ideé que era un buen guion romántico, ahora la contemplo como uno de esos regalos que la curiosidad genuina por conocer personas, atrae a nuestra vida. Aquella mañana, la hija de mi amiga se propuso una actividad lúdica en solitario, no siempre tenía que acudir al cine o al teatro junto a sus amigas, así que resolvió ir al Thyssen. En la espera necesitó ir al aseo de modo que preguntó a la persona que le precedía si podría guardarle el sitio. Lo hizo, y también preguntó qué le interesaba del museo, cuál era su cuadro favorito, si se trataba de su primera vez… recorrieron las salas juntos y el final, ya lo conoces. Del amarillo al rosa.

El escritor y guionista Albert Espinosa
El escritor y guionista Albert Espinosa
JORGE PARÍS

Albert ignora quién fue aquel desconocido que acompañó a su madre, pero ojalá algún día pudiera descubrirle, tal y como desea.

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