La realidad sobre el acoso callejero contada por una víctima: "Nos pasa en calles con mucha gente, a plena luz del día"

( de cada 10 mujeres encuestadas ha sufrido acoso callejero
8 de cada 10 mujeres encuestadas ha sufrido acoso callejero
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( de cada 10 mujeres encuestadas ha sufrido acoso callejero

El acoso callejero es la forma de violencia de género más normalizada. Desde el acoso verbal al acoso con contacto físico, se trata de un problema diario al que se han enfrentado, alguna vez, casi 8 de cada 10 jóvenes de Barcelona, Madrid y Sevilla.

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado el estudio Safer Cities for Girls, elaborado por Plan International, ONG de ayuda a la infancia. A lo largo de 2020 y 2021, adolescentes y mujeres jóvenes de diferentes ciudades europeas han compartido sus experiencias en las calles, dando como resultado diferentes informes. 

La ciudad madrileña de Alcobendas ha sido la protagonista del proyecto Alcobendas Ciudad Más Segura, elaborado por la ONG. Tras reunir 345 experiencias diferentes, todas de jóvenes habitantes del municipio, el estudio ha logrado extraer datos claros, que ayudan a comprender la situación del acoso callejero a las mujeres. 

Isabel, de 21 años, es una de las jóvenes que ha participado en el estudio de Alcobendas. Ella ha vivido situaciones de acoso callejero en su vida diaria y su experiencia ayuda a comprender un poco mejor cómo, dónde y por qué suceden estas agresiones.  

¿Dónde sucede el acoso callejero?

Las situaciones de inseguridad recogidas por el estudio se dieron mayoritariamente "en la calle", en un 55% de los casos, y en "parques y jardines" en un 31% de los casos. En un 37% de los casos, estas situaciones ocurrían de madrugada o en cualquier momento del día. Pero Isabel cuenta que, aunque esta sea la creencia generalizada, el acoso no solo ocurre de noche y en zonas peligrosas.

"Cuando entré en Safer tenía claro que esto pasaba en calles poco luminosas, sitios con bares… Pero al hablarlo con otras chicas me he dado cuenta de que no. Por las mañanas, cerca del metro me ha llegado a pasar. Y pienso: son las ocho de la mañana, hay suficiente luz y gente como para que esto no tenga que estar pasando. Nos pasa en calles con mucha gente, pasa a plena luz del día, con gente que lo está escuchando", cuenta la joven, que ha participado en el estudio llevado a cabo por Plan Internacional. 

Son las ocho de la mañana, hay suficiente luz y gente como para que esto no tenga que estar pasando

En cuanto a quién lleva a cabo estos actos, en el 53% de las experiencias las jóvenes señalan que se trataba de un hombre, y en el 47% los acosadores eran un grupo de hombres.

¿Qué hace de un lugar público un espacio seguro?

El diseño urbanístico de nuestras ciudades es un factor clave para determinar la seguridad. Unas infraestructuras adecuadas y la presencia de policía o vigilancia son claves. Para las jóvenes víctimas de acoso en las calles, hay varios aspectos que determinan si un espacio transmite o no seguridad: la iluminación es una de ellas, aunque la presencia de gente es lo que más predomina. "Las zonas en las que menos inseguras nos sentimos son zonas, por ejemplo, con bares, pero bares con familias, calles con comercios...", enumera Isabel. 

El proyecto Safer Cities for Girls reunió al grupo de discusión, formado por jóvenes que han sufrido situaciones de acoso callejero, con el alcalde de Alcobendas, para plantearle ciertos cambios necesarios para aumentar la seguridad. 

¿Alguien las ayuda?

El sentimiento de indefensión es común en muchas de las víctimas. A pesar de que, por definición, las situaciones de acoso callejero ocurren en espacios públicos, son pocas las veces en las que los viandantes que lo presencian se ofrecen a ayudar. Según la encuesta, el 97% de las jóvenes no recibieron ayuda de testigos de la situación de acoso, y solamente el 3% sí lo hicieron. 

Isabel también ha vivido situaciones de este tipo: "Me ha pasado que gente que lo estaba escuchando, luego se acercaba a decirte: 'pobre, que pena que hayas tenido que pasar por eso'. ¿Y por qué en el momento en el que está pasando no dices nada?"

El 97% de las encuestadas no recibieron ayuda de los testigos
El 97% de las encuestadas no recibieron ayuda de los testigos
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Hablar sobre el tema

Las situaciones de acoso callejero han llegado a estar normalizadas. Tanto que las jóvenes víctimas de gritos, piropos o comentarios sexuales terminan por no reaccionar ante este ataque. "Al principio me cabreaba muchísimo, pero no sabía cómo reaccionar. Pensaba: '¿qué hago?, ¿grito, me enfado, monto una escena en medio de la calle?' Luego, con los años, ha sido más indiferencia, pero no me parece que esté bien porque no lo quiero normalizar. Pero al final pasaba y pensaba: 'ya está, sigo con mi vida'" confiesa la joven participante en el estudio.

La vergüenza y la normalización de situaciones como esta provoca el silencio en las víctimas. Tras el episodio de acoso, un 13% de las jóvenes encuestadas se lo contó a familiares y amigos. Hasta un 10% de las encuestadas reconoce no hacer nada porque, como le ocurre a Isabel, "es tan rutinario que ya no lo ves como algo llamativo".

El objetivo de este proyecto de Plan International no es solo concienciar a la población, sino también crear un espacio seguro entre las adolescentes que lo han sufrido, un ambiente en el que puedan hablar sobre lo ocurrido y compartir sus experiencias. "Safer me ayudó porque nos sentamos a hablar de cosas que yo en mi día a día no hablaba porque daba por hecho que eran normales", cuenta Isabel.

Denunciar o no denunciar

Los resultados de esta encuesta dejan claro que las jóvenes víctimas de acoso callejero desconfían, en general, de las fuerzas policiales. También muestra un desconocimiento generalizado sobre la legislación que protege ante estas situaciones. Plan International llevó a cabo una entrevista al Grupo Luna, grupo especial de la policía local de Alcobendas dedicado a la violencia de género. Desde este grupo policial, señalan que el acoso callejero es algo que queda fuera de sus competencias, y que solo pueden actuar "cuando es violencia en el marco de la pareja o expareja".

El acoso se presentaba como un castigo divino que te toca porque has hecho algo mal, por ejemplo, llevar una falda

El momento de denunciar una situación de acoso ante las autoridades también genera rechazo en las adolescentes que han vivido una situación de acoso. "Al final la conclusión a la que llegábamos es que no sabíamos si nos merecía la pena", comenta la joven de Alcobendas, que cuenta que conocidas de su alrededor han tratado de denunciar y se han encontrado con el juicio de la policía. "Al llegar allí te encuentras con ciertas preguntas que te dan la sensación de que la que estás haciendo las cosas mal eres tú. Al final el acoso se presentaba como un castigo divino que te toca porque has hecho algo mal, por ejemplo, llevar una falda. Al final, la gente que lo ha sufrido no lo ha denunciado", afirma Isabel. 

No obstante, la joven afirma que la presencia policial es algo importante para mantener la seguridad de las mujeres en las calles: "Aunque no nos sintamos del todo cómodas contando nuestra experiencia, es verdad que (la presencia policial) ayuda, porque al final las otras personas sienten que, si está ahí la policía, no pueden hacerte nada".

Las consecuencias del acoso

¿Qué consecuencias tiene el acoso en la vida de las mujeres que lo han sufrido? Los cambios en la rutina, en la forma de vestir o en incluso en las rutas por las que se camina son frecuentes. Según los datos de Plan International, el 36% de las jóvenes encuestadas nunca ha regresado sola al lugar donde vivió alguna experiencia de inseguridad o de acoso, y el 30% ha buscado caminos alternativos para no pasar por ese lugar.

Estos cambios no suelen ser conscientes o voluntarios, sino que surgen a raíz de un miedo que se instala en la mente de las víctimas. "Han sido cambios pequeños y subconscientes, que tú misma a veces no te das cuenta de que lo has cambiado", cuenta Isabel. "Por ejemplo, he cambiado las zonas, sitios por los que antes pasaba sola sin problema, pero si ya me han gritado, me han dicho algo o me han hecho un mal llamado piropo, ya las evito. No lo hago conscientemente, pero mi cabeza dice: 'aquí te van a decir algo, mejor ve por otra calle'. Y también me pasa en la ropa, hay mucha ropa que ya no me pongo".

No lo hago conscientemente, pero hay mucha ropa que ya no me pongo

Las consecuencias de vivir una situación de acoso sexual en las calles también son psicológicas. Impotencia, vulnerabilidad, inseguridad, molestia, miedo, sentimiento de invasión o vergüenza son algunos de los sentimientos que una situación de este calibre puede producir en las víctimas, según un estudio llevado a cabo por la Universidad Autónoma de Yucatán.

"La pelota está en su tejado"

Ciertas cosas deben cambiar para que esto no siga ocurriendo. La educación, asegura Isabel, es una de las pocas cosas que lo pueden prevenir. "Si educamos desde muy pequeños, igual que educamos en llevar las llaves o tener cuidado en ciertas calles, probablemente, las generaciones futuras empiecen a entenderlo de otra forma y empiecen a vivirlo de otra manera", opina la joven.

Isabel asegura que le gustaría que ninguna más sintiera culpabilidad después de una situación de acoso. "Creo que mi forma de reaccionar cambiará (...). Me gustaría entender que la culpa no es mía, que no puedo hacer nada para evitarlo, que la pelota está en el otro lado". 

La joven asegura que, si pudiera dar un consejo a una chica a la que le haya ocurrido una situación similar, le diría que "no tiene nada de culpa, realmente da igual lo que hubieses hecho, da igual si hubieses ido completamente desnuda o completamente vestida, no es eso lo que les importa a la hora de acosarte." 

Isabel invita a las víctimas a hablar sobre el tema, a pedir ayuda siempre que se dé un caso similar, acudiendo si es necesario a recursos como los Puntos Violetas: "Existen un montón de recursos que no somos conscientes de que tenemos, tanto online como presenciales. Si la persona que está leyendo esto lo ha sufrido y quiere hablar de ello, que busque esos recursos, que no tienen que ser únicamente por las vías oficiales, también es importante apoyarnos en otras personas y hablar sobre el tema".

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