Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

Lecciones de liderazgo para un tiempo nuevo

La autora del gol en la final del Mundial, Olga Carmona, es manteada por su compañeras durante la celebración del título en Madrid.
La autora del gol en la final del Mundial, Olga Carmona, es manteada por su compañeras durante la celebración del título en Madrid.
EP
La autora del gol en la final del Mundial, Olga Carmona, es manteada por su compañeras durante la celebración del título en Madrid.

Cuando los cambios que vivimos se comparan con los viejos modos parece que estemos dando un salto cuántico. Si cotejamos las reacciones de las campeonas de la Selección con el estrujado de huevos de su presidente cualquiera diría que pertenecen a siglos distintos, y no andaría lejos. Algunas masculinidades todavía no se han enterado de que la España del NODO duerme en la Hemeroteca, y con ella esas imágenes donde un puñado de mujeres en pantalón corto levantaban comentarios sexistas y alguna obsesa entrepierna.

Imposible no emocionarse ante la proeza de la Selección Femenina de Fútbol, cuyas jugadoras están dando, dentro y fuera del campo, un ejemplo de lo que significa liderar: inspirar, motivar, emocionar y latir como un único corazón. Y difícil no aprender lecciones de ellas, aquí van algunas.

1. Liderar significa agradecer a la compañera el esfuerzo, la humildad para ver que desde el ego no se avanza lo mismo que a través de la cooperación. Por muy excelente que sea nuestro talento, como el de Aitana Bonmatí, nunca será mayor que la inteligencia colectiva del equipo.

2. Liderar significa reconocer que logramos lo deseado porque otras, antes, abrieron las puertas para que nosotras las cruzáramos y lo hicieron a costa de ser el hazmerreír de una sociedad que humillaba a las futbolistas. Las lágrimas de Jenny Hermoso al hablar de aquellas jugadoras en blanco negro convertidas ahora en abuelas, emocionaron.

3. Liderar significa sentirnos libres para defender los derechos y valores que creemos fundamentales. Vero Boquete, asumiendo ser políticamente incorrecta, no olvidó a sus compañeras 'amotinadas' en la defensa de una igualdad de condiciones a sus compañeros varones y, por ello, no estaban en el Mundial. Liderar significa trabajar a favor de la equidad y la justicia.

La selección española femenina de fútbol celebra su victoria del Mundial de Australia
La selección española femenina de fútbol celebra su victoria del Mundial de Australia
DPA vía Europa Press

4.- Liderar significa conjugar la inteligencia emocional, aceptando la vulnerabilidad como un don no como un demérito. Saber encajar la gloria y el infierno en un mismo instante; así ha debido sentirse Olga Carmona, autora del gol que cambió el destino de la Selección antes de conocer la muerte de su padre. O mostrar nuestros sentimientos sin prejuicios: la foto de Irene Paredes y Lucía Ibarra junto a su niño es de las más bellas que han compartido las jugadoras. Por cierto, si el fútbol femenino no tiene armarios, el masculino debería de hacerse mirar su homofobia.

5. Liderar no significa mandar ni imponer, menos aún violentar a otra persona con comportamientos humillantes. El beso de Rubiales a Jenny Hermoso destila abuso de poder y lo deleznable de una misoginia que, en este caso, podría ser constitutiva de delito. No contribuiré a que empañe la gloria que se merecen estas deportistas, por eso no profundizo en un análisis que valorarán los expertos.

6. Liderar significa ser auténticas porque solo así lograremos una naturalidad y una espontaneidad contagiosas. Con esa energía animaron nuestras campeonas a saltar a una reina que acogía el reto desde su profunda sororidad. No caben protocolos entre mujeres que se reconocen las escaras unas a otras, que saben del peregrinaje que supone llegar hasta el lugar reservado tradicionalmente para el hombre, que se ven el alma en el esfuerzo de sobreponerse al escrutinio diario. Sí, la reina fue la capitana de la Selección Femenina porque entiende mejor que nadie el difícil encaje de mostrarse auténtica cuando todas las miradas están sobre ti. Nadie como ella para demostrar que la fe en una misma, en el trabajo erigido en misión, termina abriéndose paso en el difícil reino del prejuicio y la crítica. La reina ha encajado goles envenenados y ha disparado a puerta con maestría cuando tocaba, como nuestras campeonas.

La reina Letizia y la infanta Sofía saludan a Salma Paralluelo después de ganar el Mundial de Fútbol Femenino
La reina Letizia y la infanta Sofía saludan a Salma Paralluelo después de ganar el Mundial de Fútbol Femenino
AFP7 vía Europa Press

Ahora nos toca corresponder con ellas. Nosotras, una sociedad convertida en público, consumidoras, audiencia, tuiteras y cronistas de las redes, en ese desparrame verbal en que andamos, somos quienes debemos de agradecer su proeza hablando, comentando, alabando, ponderando y apoyando del modo en que podamos cada una, a estas mujeres con el mismo fervor que se ha granjeado el fútbol masculino, porque si interesan, habrá dinero para ellas. Un dinero traducido en conciliación y profesionalización de lo que parecía el juego caprichoso de unas niñas que pretendían emular a unos niños en su deporte por excelencia.

¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento