Foco en las valoraciones

La gestación de la nueva burbuja de la IA: el riesgo al que apuntan desde Wall Street

Algunos analistas de Estados Unidos comienzan a cuestionarse si lo que se está observando en Wall Street es una burbuja incipiente como la que se observó en la era de las puntocom.
La gestación de la nueva burbuja de la IA: el riesgo al que apuntan desde Wall Street
La gestación de la nueva burbuja de la IA: el riesgo al que apuntan desde Wall Street
Nerea de Bilbao (Infografía)
La gestación de la nueva burbuja de la IA: el riesgo al que apuntan desde Wall Street

La inteligencia artificial está dando mucho que hablar en los mercados y motivos no faltan. Las empresas relacionadas con esta tecnología están siendo líderes en la bolsa y uno de los impulsores para que el S&P 500 lleve un rally de más del 12% en lo que va de año. Las nuevas formas de aprendizaje automático representan un aumento potencial de la productividad y el mundo empieza a descubrir multitud de posibles aplicaciones de esta tecnología. No obstante, la cuestión es si tal entusiasmo ha ido demasiado lejos.

Algunos analistas de Estados Unidos comienzan a cuestionarse si lo que se está observando en Wall Street es una burbuja incipiente como la que se observó en la era de las puntocom. Un ejemplo es las menciones de las cotizadas a la IA en la presentación de resultados que ha subido más de un 41% en poco más de año y medio. Es el foco claro y la moda actual.

La comparativa de muchos analistas es clara. Hacia finales de los años 90, Cisco se destacaba como la empresa líder en el ámbito de las infraestructuras informáticas. El auge de Internet demandaba una expansión significativa de estas infraestructuras, lo que implicaba la construcción de servidores y su interconexión mediante routers, conectándolos luego al sistema de telecomunicaciones global. Se asumía que todas las comunicaciones y el comercio migrarían a Internet, lo que requeriría un despliegue acelerado.

Como resultado, el precio de las acciones de Cisco se disparó un 450% en los dos años previos al final de 1999. Este incremento precedió a cualquier aumento notable de los beneficios, lo que llevó su valoración a ser 120 veces superior a sus ganancias proyectadas a un año. No obstante, el crecimiento de los beneficios no se materializó tan rápido como se anticipaba, y un año después de que su valoración alcanzara el pico en mayo de 2000, esta había disminuido un 70%.

Es interesante destacar que, a lo largo de la década siguiente, Cisco continuó incrementando sus beneficios de manera constante. El año pasado, sus beneficios eran seis veces mayores que los de 2000, pero el precio de sus acciones seguía un 20% por debajo de su máximo histórico. El problema no radicaba en que la hipótesis fuera incorrecta, sino en que el crecimiento no se produjo con la rapidez necesaria para justificar la elevada valoración. Además, las infraestructuras se convirtieron en un bien común, un sector de bajo margen.

Así, Ben Rogoff, gestor de Polar Capital Technology Trust, ve algunas similitudes entre el periodo actual y el periodo finales de siglo XX y principios de XXI: "La hipótesis es que esto es igual que el periodo de las puntocom y me preocupa porque me pagan por preocuparme", comentó a Investors' Chronicle.

Es la misma argumentación que la que sostiene el conocido inversor Jeremy Grantham, el famoso por predecir la caída de las puntocom en 2000 y la crisis financiera del 2008, ya que considera que la IA es una burbuja que podría empezar a soltar aire a no muy tardar.

"Una nueva burbuja dentro de una burbuja como ésta, aunque se limite a un puñado de valores, no tiene precedentes", escribió el lunes en un blog. "La mejor conjetura sigue siendo que esta segunda burbuja de inversión -en IA- se desinflará al menos temporalmente".

Las grandes rentabilidades de las acciones de los gigantes tecnológicos, en particular del fabricante de Nvidia, han impulsado a los tres principales índices a máximos históricos. Grantham, no se lo cree. "Las perspectivas a largo plazo del mercado estadounidense parecen tan malas como en cualquier otro momento de la historia", escribe. A su modo de ver, hay un gran riesgo de repetir la historia.

Valoraciones altas, pero no es lo mismo

Un reciente informe de AllianceBernstein, gestora estadounidense, desvela cómo el clima actual podría no tener tantas similitudes directas con lo que sucedió hace 25 años, aunque avisa de que las valoraciones sí que son exigentes.

El ingente gasto para incrementar de forma masiva la capacidad de computación despierta preocupación por la posibilidad de que se repita un estallido como el de finales de la década de los 90 y principios de este siglo, cuando los precios inflados de las acciones tecnológicas terminaron por hundirse. “Aunque entendemos que se hagan comparaciones, creemos que estas carecen de fundamentos sólidos”, expone.

En los albores de la era de internet, los proveedores de telecomunicaciones y los operadores de cable destinaron miles de millones de dólares a crear la infraestructura web, y las buenas condiciones de financiación, junto con la exuberancia de los inversores, provocaron que el precio de las acciones tecnológicas alcanzase cotas nunca vistas.

“Sin embargo, los modelos de negocio necesarios para aprovechar esa infraestructura no estaban plenamente desarrollados, y las valoraciones de dichas acciones se situaron en niveles no respaldados por los fundamentales de las empresas. A la larga, una lista interminable de startups pasó a estar sobrevaloradas, el capital se agotó y la burbuja estalló”, aseguran estos expertos.

Puede que algunos sostengan que la actual construcción de servidores para la IA tiene su origen en la época de las puntocom, que tan nefastas consecuencias tuvo para los inversores. Al fin y al cabo, a finales de 2024, las empresas, los proveedores de servicios en la nube y las administraciones públicas habrán invertido más de 100.000 millones de dólares en infraestructura de IA.

Sin embargo, las similitudes con las puntocom acaban ahí para estos analistas. “A diferencia de muchas empresas de la era de las puntocom, las compañías de gran capitalización que están detrás de la construcción de la infraestructura para la nube ya son rentables… Estos activos están generando ingresos sustanciales, desde software de aplicaciones e infraestructura de la nube, hasta publicidad en redes sociales”, asegura.

El boom actual del gasto se centra en la construcción de la próxima capa de infraestructura digital —conocida como computación acelerada—, donde la IA generativa solo es una de muchas aplicaciones. Esta es una forma más eficiente de infraestructura de computación que soporta cargas de trabajo tanto de IA como de otro tipo, desde recomendaciones de contenido de redes sociales hasta la segmentación probabilística, pasando por las simulaciones para el descubrimiento de medicamentos.

“Creemos que la promesa de un aumento sustancial de la productividad es real”, dice la gestora estadounidense. “No obstante, la adopción y aplicación de la tecnología irá avanzando a lo largo de los años, y los inversores tardarán tiempo en identificar a los beneficiarios de este cambio radical de paradigma en el ámbito tecnológico”, concluye.

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