Frente a los bonos

Los expertos de Wall Street se suben al barco de los dividendos en Estados Unidos

La rentabilidad por dividendo de las acciones (renta variable) entra en competencia con los cupones de la deuda como fuente de ingresos frente a la inflación
Los expertos de Wall Street se suben al barco de los dividendos en Estados Unidos
Los expertos de Wall Street se suben al barco de los dividendos en Estados Unidos
Nerea de Bilbao (Infografía)
Los expertos de Wall Street se suben al barco de los dividendos en Estados Unidos

Después del Covid, los tipos de la deuda pública se han disparado, lo que ha hecho que algunos inversores se cuestionen el papel de las acciones que pagan dividendos dentro de las carteras. Este hecho contrasta con el periodo comprendido entre la crisis financiera mundial y la pandemia, cuando los grandes bancos centrales aplicaron una relajación monetaria sin precedentes que hundió los tipos de los bonos.

“Si nos remontamos aún más, es evidente que las rentabilidades de los bonos generalmente han sido más altos que las rentabilidades por dividendo, a veces de forma sustancial”, apuntan desde Fidelity en un reciente informe. De hecho, la anomalía reside en el periodo comprendido entre 2008 y 2020.

Desde 1995 hasta hoy, la tasa de inflación acumulada en dólares estadounidenses se aproxima al 100%. Si se hubiera empezado con 1 dólar en 1995, hoy se necesitarían al menos 2 dólares para ajustarnos a la inflación o superarla. Esto significa también que el poder adquisitivo se ha reducido a la mitad en una generación.

Una buena forma de mitigar esa inflación, según indican cada vez más expertos del otro lado del charco, sería invertir en activos que proporcionen un flujo constante de rentas. Los dividendos de las compañías podrían ofrecer una buena oportunidad en cuanto a este propósito pese a que se trata de pagos variables que pueden caer.

“Ofrecen pagos regulares que pueden seguir el ritmo de las tasas de inflación o incluso superarlas, lo que ayuda a preservar el poder adquisitivo a lo largo del tiempo, aunque el nivel de esos ingresos no está garantizado”, apuntan David Hanzl y Alex Smith, responsables de renta variable en abrdn para Asia Pacífico.

En el contexto actual de Wall Street, las rentabilidades por dividendo más bajas son la norma, porque los inversores aprecian el crecimiento de las rentas, algo que los bonos no ofrecen. Este incremento protege a los inversores frente a la erosión del poder adquisitivo provocado por la inflación.

“En un mundo de inflación cero (como en la década de 2010), la protección contra ella es menos valiosa, pero cuando la inflación sube, este rasgo pasa a ser deseable… Ahora que las rentabilidades por dividendo son más bajas que los rendimientos de los bonos, el mercado está tomando conciencia de la vulnerabilidad de los bonos frente a la inflación”, explican desde Fidelity.

A la vista del elevado nivel de inflación en la economía, están pasando al primer plano los rasgos de protección contra la inflación que ofrecen las acciones que pagan dividendos. Los dividendos crecieron con fuerza en 2023 y esperamos lo mismo este año.

A escala mundial, un 86% de las empresas aumentó o mantuvo sus distribuciones, según Janus Henderson, y de cara a este año el mercado estima que el 59% de las empresas de todo el mundo incrementará sus retribuciones a los inversores. También se está percibiendo otro impulso derivado de las políticas más favorables a los accionistas en Asia.

En este sentido, aunque la previsible reducción de los dividendos extraordinarios disminuirá la tasa de crecimiento general, se prevén repartos totales de 1,72 billones de dólares en 2024 en todo el mundo, un 3,9% más en tasa general, mientras que en Estados Unidos el incremento para este ejercicio se presume que será de entre un 3% y 4%, según el consenso.

Las tecnológicas se suben al barco

Los mejores valores que generan rentas poseen ventajas competitivas duraderas que protegen e incrementan los repartos. Las empresas que pagan un dividendo excesivo podrían no ser sostenibles si sus ingresos se ven amenazados por la competencia. 

Por lo tanto, los valores que generan rentas deberían alcanzar un equilibrio entre el reparto de beneficios y la reinversión para reforzar su posicionamiento competitivo. El porcentaje óptimo de beneficio destinado a dividendo depende del modelo de negocio.

Las compañías que retribuyen a los accionistas cuando es oportuno reciben la recompensa del mercado. Este año, Meta y Alphabet anunciaron los primeros dividendos de su historia y sus cotizaciones se dispararon un 20% y un 10%, respectivamente, a pesar de que las cantidades a distribuir eran relativamente pequeñas. Es el cambio estratégico en un entorno diferente.

En el caso de la empresa liderada por Mark Zuckerberg, apostó por su primer dividendo de 0,50 dólares por acción con una rentabilidad del 0,43%. En el caso de la firma con sede en Mountain View, también apostaron por pagar 0,20 dólares por título a sus accionistas con una rentabilidad del 0,45%. Es un gesto que puede abrir el camino a otros negocios cotizados dentro del S&P 500 y el Nasdaq.

“Hace unos años no era interesante la estrategia de dividendos en Estados Unidos, pero ahora es una política que es bien recibida por los grandes inversores y que da confianza en las empresas”, escribe Mike Wilson, estratega de mercados de Morgan Stanley, en un informe reciente.

De hecho, la progresión de esta dinámica en Wall Street parece ascendente. “La tasa de proyección del crecimiento de los dividendos en Estados Unidos en el cuarto trimestre del pasado ejercicio es un buen augurio para el conjunto del año”, proyectaba Ben Lofthouse, responsable de Global Equity Income en Janus Henderson en su último informe relacionado con los dividendos globales.

Los valores de crecimiento han liderado el mercado durante los últimos 18 meses, pero la mayoría de ellos pagan dividendos escasos o nulos. Las firmas cíclicas también se han visto favorecidos, ya que el optimismo en torno al aterrizaje suave de la economía global ha aumentado.

Esto ha dejado a los valores de calidad que pagan dividendos pertenecientes a sectores defensivos, como consumo básico y servicios públicos, cotizando con valoraciones bajas que dejan margen para la revalorización y ofrecen protección contra la compresión de los múltiplos. “Si los tipos de interés terminan en niveles superiores a los previstos, estas empresas podrían ofrecer una mejor diversificación que las acciones de crecimiento”, finaliza Fidelity.

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