Consecuencias de la crisis

El ajuste salarial empieza en 2021 tras la destrucción masiva de empleo precario

Billetes de euro.
Billetes de euro.
Lukasz Radziejewski de Pexels.
Billetes de euro.

La confluencia de las consecuencias económicas de la pandemia y de las medidas de choque adoptadas por el Gobierno complica la interpretación de la evolución del mercado de trabajo, incluida la dinámica de los salarios. De hecho, los registros recientes del crecimiento de los sueldos negociados en convenio no apuntan precisamente a que las perturbaciones del empleo asociadas a la crisis de la Covid hayan tenido un gran impacto hasta ahora. No obstante, los expertos advierten de que tras la destrucción masiva de empleo de baja calidad y peores salarios durante 2020, será en este primer trimestre de 2021 cuando empezará el ajuste real de las nóminas.

Así lo advierte el Banco Central Europeo en su último boletín económico, en el que indica que las estadísticas, a nivel comunitario, se están viendo muy afectadas por los cambios sustanciales en la composición del empleo y en las horas medias trabajadas por persona ocupada. En este sentido, el supervisor indica que "es probable que la composición del empleo haya variado porque la pandemia ha provocado pérdidas de puestos de trabajo sobre todo en el sector servicios —en el que la proporción de empleos con sueldos más bajos es relativamente mayor—", lo que ha aumentado de forma automática el salario medio y ha compensado, en parte, los efectos sobre unos registros que, de otro modo, habrían sido más negativos.

En efecto, si se trae este análisis del Banco Central Europeo al caso concreto de España, las estadísticas más recientes del Ministerio de Trabajo indican que el sector servicios fue el responsable del 70% de la destrucción de empleo en 2020 y sumó 506.084 parados del total de 724.532 nuevos desempleados registrados en las oficinas del servicio público de empleo estatal (Sepe) en el conjunto del año. El mercado laboral se deshizo así de una parte importante de ocupados con sueldos más bajos, lo que tiró al alza de la media salarial y contuvo el ajuste. Eso sí, temporalmente.

Sí se percibió, con todo, un cierto descenso de los costes laborales, debido a la ingente cantidad de trabajadores en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que en el pico del confinamiento llegaron a alcanzar los 3,6 millones de ocupados. Esta parte de las plantillas es remunerada con prestaciones del Sepe y sus cotizaciones no corren a cargo de la empresa en su totalidad, sino que la Seguridad Social cubre parte, de modo que el coste laboral se reduce. Si bien es cierto que en el segundo trimestre los costes se desplomaron un 8,3% por la disminución de las horas trabajadas, pero después contuvieron la caída hasta el 1,1% con la reincorporación de muchos trabajadores a sus puestos en los meses de verano.

El BCE avisa, no obstante, de que existe "la posibilidad de que surjan presiones a la baja sobre los salarios si la situación del mercado laboral se deteriora y los trabajadores que actualmente tienen reducción de jornada pasan a estar desempleados". Es una opción que el Gobierno español quiere evitar a toda costa. La patronal ya ha advertido de que las empresas van a necesitar ajustar sus plantillas para sobrevivir a la crisis, pero el Ejecutivo insiste en mantener activo el esquema de los ERTE como salvavidas del empleo, incluida la cláusula de salvaguarda que prohíbe a las compañías despedir a sus empleados en los seis meses posteriores al ERTE.

En todo caso, en su análisis, el BCE explica que el crecimiento actual de los salarios negociados sigue estando impulsado por los convenios colectivos previos a la pandemia, lo que limita su valor informativo para predecir el crecimiento futuro de los costes salariales. Efectivamente, en España la subida salarial media pactada en los convenios colectivos registrados en los once primeros meses del año (último dato disponible) se situó en el 1,89%, si bien el Ministerio de Trabajo ya ha detectado que las comisiones negociadoras están pactando la suspensión de los aumentos salariales previstos hasta el mes de marzo de 2021 por los efectos de la Covid-19.

"Aunque los datos sobre los salarios negociados están disponibles con más prontitud, su crecimiento suele reaccionar con cierto desfase a los cambios en las condiciones del mercado de trabajo", explica el BCE, que añade que los cambios en el desempleo resultantes del tensionamiento del mercado laboral suelen tardar en reflejarse en las negociaciones salariales. "En consonancia con este rasgo institucional, la evolución reciente del crecimiento de los salarios negociados no apunta a que las perturbaciones del mercado de trabajo asociadas a la pandemia hayan tenido un gran impacto hasta ahora", analizan los expertos del banco central.

Sin AENC ni SMI

"Es probable que los principales efectos de la pandemia en el avance de los salarios negociados solo sean visibles a partir de 2021, cuando tendrá que renegociarse una parte sustancial de los convenios colectivos", avisa el supervisor. En este sentido, en España las comisiones negociadoras parten en 2021 sin referencia salarial. La patronal y los sindicatos tienen pendiente la renovación del IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, que caducó el 31 de diciembre de 2020 y que planteaba mejoras salariales anuales de hasta el 3%. Está previsto que comiencen las reuniones este mes, pero el acuerdo se antoja difícil en una situación de máxima incertidumbre en la que los empresarios apuestan por la congelación de los sueldos. 

De hecho, el rechazo de la CEOE a hablar sobre salarios en un contexto tan delicado para el tejido productivo como el actual, sumado a las diferencias internas en el seno del Gobierno de coalición, ha provocado que el año 2021 empiece con el salario mínimo interprofesional (SMI) congelado. La intención del Ministerio de Trabajo es retomar esta negociación en las próximas semanas, para poder activar la revalorización de esta referencia salarial cuanto antes, pero el área económica del Ejecutivo apuesta por esperar, al menos, a que finalice el estado de alarma en mayo, para tomar la decisión entonces en base a la situación sanitaria y económica.

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