[Berlín 2013] Lo que hay que ver

La Berlinale siempre ha tenido que currárselo un poco más que el resto de festivales de cine de élite. Por un lado, porque a diferencia de Cannes o Venecia no ofrece sol ni playa sino el tipo de frío que te hiela las ideas, y porque, por algún motivo, el certamen alemán siempre ha sido más asociado al compromiso social y la fibra moral que a la política de grandes autores que rige Cannes. En todo caso, parece ser que este año el director de la muestra, Dieter Kosslick, se ha puesto las pilas. Aquí van algunos de los títulos destacados de esta 63ª edición del primer gran festival del año.

The Grandmaster: Wong Kar Wai lleva 10 años con esta película metida en la cabeza, y ha tardado 5 en rodarla. En otras palabras, ya era hora. ¿Cómo habría sido In The Mood For Love si los amantes se hubieran dedicado al kung-fú? Estamos a punto de saberlo.

Before Midnight: ¿Le hacía falta una nueva entrega a la extraña historia de amor entre Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy). Probablemente no, pero, ¿apetece o no apetece averiguar si, antes de que llegue la medianoche, se lo montan una última vez?

Efectos secundarios: Pero, ¿no dijo Soderbergh que se retiraba? Pues ahí sigue, a ritmo de dos películas al año. En ésta –dice que es la penúltima, pero no hay que creer una palabra de lo que dice–, se adentra en los negocios sucios que se manejan en la industria farmacéutica.

Camille Claudel 1915: Bruno Dumont, uno de los cineastas más genuinamente dotados para provocar mal rollo, explora los últimos 30 años de vida de la escultora, que pasó recluida en un psiquiátrico. Promete ser la risa.

Dark Blood: La película que River Phoenix estaba rodando cuando una mezcla de heroína y cocaína lo dejó tieso en Sunset Strip. Habrá que preguntarle a su director, George Sluizer, si estrenarla ahora que se cumplen 20 años es un homenaje o un simple acto de oportunismo.

Promised Land: Atrás han quedado para Gus Van Sant los años de dirigir obras maestras necrológicamente poéticas como Gerry o Paranoid Park. Lo que ahora le va es el cine con mensaje. Protagonizada por Matt Damon, su nueva película arremete contra las compañías de gas natural.

Don Jon’s Addiction: El actor Joseph Gordon-Levitt debuta tras la cámara con este relato sobre un adicto al sexo. ¿Está usted pensando en Shame? Nada que ver: esto es algo parecido a una comedia. ¿Y qué mejor para una película sobre cosas guarras que incluir en el reparto a Scarlett Johanson?

Lovelace: Linda Lovelace era una muchacha no muy lista pero con una habilidad extraordinaria para satisfacer sexualmente a los hombres con su boca. Alguien decidió sacar partido de ese don y la convenció para rodar Garganta profunda, la película que revolucionó la industria del porno en EEUU. Ésta es su historia.

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