'The Witcher' arranca su tercera temporada sin emoción: ni Geralt de Rivia ni la trama toman las riendas

La nueva entrega de la serie de fantasía épica se estrena en Netflix sin fuerza y rodeada de polémica ante el inminente abandono de Henry Cavill.
'The Witcher', temporada 3
'The Witcher', temporada 3
Cinemanía
'The Witcher', temporada 3

Después de un año y medio de espera y muchas polémicas The Witcher, una de las series de fantasía mejor valoradas de Netflix, está de vuelta con una tercera temporada que se estrena en dos partes siguiendo el modelo de otras producciones de la plataforma como Stranger Things o You: los primeros cinco capítulos verán la luz el 29 de junio y los cinco últimos lo harán el 27 de julio.

Esta temporada será la última que cuente con Henry Cavill, quien ha interpretado al protagonista Geralt de Rivia hasta ahora y será sustituido por Liam Hemsworth a partir de la cuarta. Sin embargo, lejos de ofrecer el principio de una despedida por todo lo alto para el actor, la tercera temporada comienza decaída, sin chispa, con un guion que vuelve a alejarse de los libros de Andrzej Sapkowski y en el que parece que la magia de sus primeras entregas se ha perdido.

¿Es este el fin del éxito de The Witcher? ¿Conseguirá esta tercera temporada remontar con su segunda parte? Analizamos los primeros cinco capítulos de las nuevas aventuras del brujo, la princesa y la maga, a partir de este momento con SPOILERS.

El Continente en busca de Ciri

Si algo no ha cambiado en el universo de The Witcher tras tres temporadas es que todos los reinos, razas y criaturas del Continente van en busca de la princesa Cirilla de Cintra (Freya Allan) debido a su increíble e incomparable poder, aunque ninguno con intenciones especialmente buenas. 

En el final de la segunda temporada descubrimos que el malvado emperador Emhyr de Nilfgaard es Duny, el “difunto” rey de Cintra, padre de Cirilla, quien quiere a su hija a su lado, pero también lo quieren así el rey Vizimir de Redania (Ed Birch) junto a sus consejeros Dijkstra (Graham McTavish) y Philippa (Cassie Clare) o Francesca (Mecia Simson), la líder de los elfos.

Fotograma de 'The Witcher'
Fotograma de 'The Witcher'
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Sin embargo, en este caso es el mago de fuego Rience (Sam Woolf) el que más preocupa, ya que su poder es enorme y no le importa arrasar (y abrasar) todo a su paso para hacerse con la princesa por orden de su misterioso jefe. 

Por suerte el “dream team” está unido esta vez. Geralt y Yennefer (Anya Chalotra) están dispuestos a unir fuerzas y luchar sin descanso por la leoncilla, quien cada vez crece y madura más y parece que tiene más dotes de reina que de maga ante sus dificultades para aprender magia de su maestra.

El primer capítulo es el único que incluye verdaderas escenas de acción gracias a la batalla de Shaerrawedd, las cuales siguen manteniendo su alto nivel e intensidad como en las temporadas anteriores. Sin embargo, se echa de menos que haya más a lo largo de los cuatro episodios siguientes, en los que solo aparece algún que otro poco interesante monstruo.

Constantes y perturbadores cambios

Además de la escasa acción que encontramos en la primera parte de la tercera temporada, parece que los guionistas tampoco se han esmerado demasiado en las tramas, diálogos y relaciones entre sus personajes, esos que antes nos hacían estremecer, emocionarnos o llenarnos de curiosidad.

Por ejemplo, una de las grandes preguntas que dejó abiertas la segunda temporada era cómo sanaría la relación de Geralt y Yennefer después de la traición de esta, y todo apuntaba que sería con un enorme gesto por parte de ella o con la aparición de un nuevo peligro al que tuvieran que enfrentarse juntos… 

Pero no, ya que simplemente lo solucionan con tiempo y acercándose cada vez un poco más el uno al otro después de que Yennefer se aleje en un principio y deje cartas a Geralt en cada refugio que ocupan mientras escapan de los hombres de Nilfgaard. Una resolución un poco decepcionante, pues además el protagonista pasa de no confiar en la maga a seguirla dócilmente en cada cosa que ella diga, e incluso le deja a solas con Cirilla en cuanto se presenta la oportunidad.

Fotograma de 'The Witcher'
Fotograma de 'The Witcher'
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Además, la serie sigue introduciendo cambios en el argumento respecto a los libros de Andrzej Sapkowski (algo que nunca gustó a Henry Cavill). Como ya sabíamos por los avances, uno de ellos es la introducción de la bisexualidad de Jaskier (Joey Batey), quien comienza una relación amorosa con Radovid (Hugh Skinner), que en la ficción no será el hijo del rey Vizimir, sino su hermano, y será mucho mejor persona que en los libros.

Sin entrar en el tema de su sexualidad, la verdad es que el bardo sigue teniendo momentos entrañables y cómicos como el amigo más leal de Geralt, pero se ha perdido su personalidad juguetona y vital dada esta nueva profundidad y melancolía que le han aportado al personaje esta temporada, por lo que se echa de menos al Jaskier de las primeras. Incluso su nuevo single es bastante peor que los dos anteriores. Una pena.

Un final a medio gas

El último capítulo de esta primera parte de la tercera temporada nos plantea dos narrativas diferentes de un mismo evento en las que, poco a poco, vamos descubriendo a través de Geralt y Yennefer lo que de verdad pasó en ese baile de gala de la Hermandad de magos y magas en Aretusa, donde se juntan la mayoría de los personajes a los que seguimos durante los primeros episodios.

Allí, la trama nos desvela que en realidad Stregobor (Lars Mikkelsen) no es el jefe de Rience ni quien está corrompiendo los portales y secuestrando a magas mestizas (de sangre élfica y humana) como Cirilla para implantarles los recuerdos de la princesa con quién sabe qué intenciones, sino que el malo malísimo es Vilgefortz (Mahesh Jadu), el amante de Tissaia (MyAnna Buring). 

Aunque parecía que el poderoso mago era uno de los personajes más benévolos de la historia, la verdad es que este giro final no es demasiado sorprendente. Y hasta aquí, hasta que lleguen los episodios de julio, pues el final abierto de esta primera parte nos deja con la amenaza de un ataque en Aretusa que Geralt y Yennefer tendrán que resolver.

A pesar de que la ficción sigue manteniendo la esencia de su personaje protagonista, además de fortalecer la relación entre el brujo y Ciri e introducir a Yennefer (tras ser perdonada) en el equipo después de tanto tiempo deseando ver al trío junto, hay algo que falta en el inicio de esta temporada. Falta acción, falta emoción, falta ese “algo” que hacía especial y única a esta serie de fantasía que ha cosechado millones de fans durante sus dos primeras temporadas.

Veremos qué nos depara la segunda parte de la temporada, y si The Witcher consigue remontar en su final, sorprendernos y darle una despedida digna a Henry Cavill antes de su salida de la serie, pero de momento parece que tanto el fandom como el guion, e incluso nuestro querido Geralt, se han desinflado en esta tercera entrega. Sin duda, la tristeza por la marcha de su protagonista ha contagiado a la atmósfera de sus capítulos.

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