The Bear, creada por Christopher Storer, fue una de las sorpresas más inesperadas de 2022 en Disney+ España. Su capacidad para introducirnos en los entresijos de una cocina y la efectividad con la que nos transmitía toda la tensión que se vive en un servicio dejó al público fascinado. La primera temporada recibió innumerables halagos por parte de la crítica profesional y varias nominaciones a los Emmy y los Globos de Oro, donde además Jeremy Allen White fue galardonado como mejor actor principal de comedia para TV.
Aunque la primera había dejado el listón muy alto, la segunda temporada ha conseguido superar las expectativas y volver con un planteamiento tan sincero, crudo y frenético como la primera. Además, a lo largo de sus 10 capítulos -de aproximadamente media hora cada uno- veremos desfilar un sinfín de caras conocidas.
¡Y qué caras! Olivia Colman, Sarah Paulson, Bob Odenkirk o Will Poulter hacen acto de presencia en esta temporada, con especial mención a la enorme Jamie Lee Curtis, que encarna a la madre de Carmy (Allen White) y se come cada escena en la que aparece. También se incorpora al reparto Molly Gordon (Súper empollonas) como la nueva novia -y enorme distracción- de Carmy. Un personaje que dará bastante juego y nos dejará ver el lado más tierno del protagonista.
'The Bear' lo apuesta todo a la estrella
Si algo tienen en común las dos temporadas de esta serie es que ambas son una vertiginosa e hilarante cuenta atrás. En la primera, veíamos como Carmy y el resto del equipo de The Bear tratan de salvar el restaurante de las deudas y la falta de un sistema organizativo que genera el caos durante los servicios.
Cuando parecía estar todo perdido, aparece una ingente cantidad de dinero que Mikey (Jon Bernthal), el hermano de Carmy, había escondido antes de morir. Este descubrimiento no solo salva el negocio, si no que les permite, por primera vez, plantearse dar vida al restaurante de sus sueños.
Este es el punto del que parte la segunda temporada. Carmy y Syd (Ayo Edebiri) están decididos a transformar The Bear y convertirlo en un restaurante de alta cocina. Los obstáculos son incontables, empezando por la falta de dinero y terminando por la inexistente cualificación del personal para trabajar al nivel que se espera. Finalmente consiguen un préstamo de Jimmy (Oliver Platt), el tío de Carmy, con una condición: deben recuperar la inversión en 18 meses o perderán el restaurante. Para conseguir convencer a Jimmy, Syd y Carmy le explican que su objetivo es conseguir una estrella Michelin.
Dado el pistoletazo de salida, comienza una vibrante carrera a contrarreloj para adelantar la apertura del restaurante, reformarlo por completo, formar al personal y conseguir nuevos fichajes que permitan manejar una cocina más grande y exigente.
Una oportunidad para crecer
El proyecto del nuevo restaurante permite a todos los personajes crecer dentro de unos límites. Así, en esta temporada veremos una evolución, algo desigual pero consistente, en todos ellos.
Marcus (Lionel Boyce) viajará a Copenhague para ampliar su formación en repostería, Tina (Liza Colón-Zayas) tendrá que conseguir el título oficial de cocina para pasar a suplir a Syd como sous-chef y Syd tendrá que encargarse casi en solitario de la creación del nuevo menú de The Bear para conseguir su ansiada estrella.
Sin embargo, el personaje que dibuja la trayectoria más interesante es sin duda Richie (Ebon Moss-Bachrach), que realiza unas prácticas en el mejor restaurante de los EE UU y aprende una gran lección sobre el servicio, el valor de un segundo -cada segundo cuenta- y su capacidad para transformarse a sí mismo. En este momento se convierte en el personaje más interesante y el más carismático de la temporada, al tiempo que gana un enorme fondo y dimensión.
La reestructuración del negocio también nos permite conocer un poco más a Nat (Abby Elliott), hermana de Carmy y Mike, que se sumerge de lleno en la reforma como encargada del proyecto. Un cargo emocionante pero que le hará perder los nervios y revivir momentos desagradables de su pasado, todo ello mientras lidia con los miedos y náuseas de su embarazo.
Por su parte, Carmy comienza una relación con una antigua compañera del instituto (Molly Gordon) que lleva toda la vida colada por él. Este encuentro fortuito le permite destapar una parte de él que nunca ha sido liberada y, aunque le brinda grandes momentos, también le distrae enormemente de sus responsabilidades durante la reforma y la creación del menú. Su ausencia se hace evidente para el resto del equipo y le lleva a replantearse su propósito en la vida. ¿Acaso está condenado a sacrificar su vida personal por su don para la cocina?
La familia es lo más importante
Durante estos nuevos diez episodios tenemos la oportunidad de profundizar más en las vidas de sus protagonistas y esto se refleja especialmente en el sexto, titulado Peces, donde echamos la vista unos años atrás para asistir a una cena navideña en casa de Carmy, Mike y Nat. El drama familiar va tomando forma alrededor del alcoholismo de su madre (Jamie Lee Curtis), al tiempo que las conversaciones entre el resto de los personajes nos ponen en contexto para comprender mejor sus miedos, sus pasiones y los errores que les han llevado al momento presente.
Este capítulo no solo está lleno de tensión a un nivel extremo -como una olla a presión a punto de estallar- sino que es el escenario en el que veremos a varios de los cameos más interesantes de la temporada, lo que lo convierte en una enorme sorpresa.
Con estos nuevos capítulos, Christopher Storer vuelve a poner de manifiesto su capacidad para jugar con los tempos y la inteligencia con la que ha decidido fragmentar esta ordinaria pero increíble historia. La honestidad con la que nos acerca a cada personaje hace que quedemos totalmente prendados de ellos y la maestría con la que marca el ritmo de cada escena en los fogones ejerce un efecto totalmente hipnótico en el espectador. El resultado es un cocinado exquisito que se presta al atracón y deja muy, pero que muy buen sabor de boca.
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