En 2017, la jet set neoyorquina quedaba estupefacta al descubrir toda la verdad sobre la vida Anna Delvey, un nombre ficticio tras el que se escondía Anna Sorokin. La joven dejaba tras de sí una deuda de hasta 200.000 dólares después de estafar a bancos, hoteles y a la clase alta de Manhattan. Su historia ocuparía posteriormente los titulares de algunos medios como The New York Times, y ahora es recuperada a través de la nueva serie de Shonda Rhimes ¿Quién es Anna?.
La showrunner de Anatomía de Grey y Scandal se hacía con los derechos de este relato a través de Netflix, quien pagaba a Sorokin 320.000 dólares para transformar su vida en una serie, según información compartida por Insider. Una alta cifra de dinero que aprovechaba para pagar el dinero que debía: 199,000 para los bancos y 24.000 para liquidar multas estatales.
Las cuentas de Sorokin eran congeladas en 2019 en función a la ley Son of Sam (Hijo de Sam), perteneciente al Estado de Nueva York. Una legislación nacida en 1977 para evitar que el asesino en serie David Berkowitz se llevara dinero por vender sus memorias, y sería aplicada a otros con posterioridad.
En febrero de 2021, la delincuente era puesta en libertad condicional después de haber tenido una buena conducta en prisión. Sin embargo, esta jamás se mostraría arrepentida de los delitos por los que era juzgada a entre cuatro y doce años de prisión por hurto mayor y robo de servicios.
Las mayores estafadoras de Hollywood
Pero Sorokin no es la única que ha tangado estos años a la sociedad estadounidense. Otras historias como las de la timadora Bonnie Lee Bakley también eran muy sonadas en los años 80 y 90, después de que esta se aprovechara del poder y el dinero de las celebrities. Esta era asesinada en 2001 presuntamente por el actor hollywoodiense Robert Blake, que fue uno de sus 10 maridos en vida. Sin embargo, este finalmente era absuelto.
Una historia a la que seguirían en las décadas siguientes otras como la de La Reina de la Estafa de Hollywood, quien en realidad era el indonesio Hargobind Tahilramani haciéndose pasar por altas directivas de la industria cinematográfica para sacar el dinero a la gente. Finalmente, era detenido en 2020 al descubrirse sus artimañas, que verán la luz próximamente a través de una película escrita por Scott Johnson.
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