Paca la Piraña: "Pensaba que Jose Coronado me iba a dar un morreo, pero me besó como si fuese una muñeca hinchable"

La auténtica revelación de 'Veneno' estrena programa de entrevistas ('Paca te lleva al huerto'). Hablamos con ella sobre sus experiencias en el mundo de la interpretación.
Imagen de archivo de Paca la Piraña.
Imagen de archivo de Paca la Piraña.
Antena 3
Imagen de archivo de Paca la Piraña.

El gracejo natural se ha convertido en la mejor arma de Francisca Aracil (Almería, 1962), más conocida por su alias Paca la Piraña, para conquistar al muchas veces exigente público español. Desde luego, la espontánea artista no esperaba convertirse en una de las revelaciones del año 2020 tras aparecer —interpretándose a sí misma— en la exitosa serie original Veneno, un cuidado producto audiovisual escrito y dirigido por Javier Calvo y Javier Ambrossi, protagonizado principalmente por mujeres trans como ella y basado en el libro de memorias de su buena amiga Cristina la Veneno —¡Digo! Ni puta ni santa—.

Paca, convertida ya en embajadora universal de Almería, continúa estos días con su buena racha presentando Paca te lleva al huerto, un programa de entrevistas de Atresmedia donde conversará con numerosos personajes famosos y tratará de 'sanar' a sus invitados gracias a sus particulares remedios caseros.

Todo parece indicar que este nuevo formato original, que aterriza en Atresplayer Premium el 14 de febrero, estará presidido por el descaro y servirá sin duda para conocer un poco mejor a una mujer luchadora y generosa que durante años las pasó putas (en el sentido literal y también en el figurado).

¿Cómo llevas eso de tener tu propio programa de entrevistas?

Muy estresada, porque hay que hacerlo todo rápido. Pero estoy muy contenta. A mí me hubiera gustado ser periodista. No me resulta difícil hacerlo porque soy muy cotorra y goleora [cotilla]. Es más, de las preguntas que hacía el guionista yo le decía 'esta no me gusta', 'esto no se lo voy a preguntar', 'a esta no le veo lógica', y entonces metía yo cosas mías. Soy una mujer polifacética. Como se supone que el programa es mío, tengo que llevarlo a mi territorio, a mi forma de preguntar y ver la vida.

¿Qué puedes adelantarnos entonces sobre el rodaje de Paca te lleva al huerto?

Uno de los días vino Esty Quesada y, cuando me dijo que le había violado su abuela, yo me quedé con la boca abierta y sin saber qué preguntarle. Entonces, le pregunté 'Pero, ¿qué te hacía tu abuela? ¿Te pegaba pellizcos en el chocho, nena?'. Todos se meaban de risa conmigo.

¿Cuando de pequeña te criaban las monjas fantaseabas ya con la idea de dedicarte algún día a entretener a la gente?

No. Yo en el colegio, con las monjas, le tenía temor a Dios y al demonio, y solo pensaba en salir de allí y volver con mi madre, que estaba malita con depresión. De pequeña, quería estudiar y aprobar los exámenes. Lo que sí me gustaba, cuando venían las navidades, era apuntarme al teatro y hacer el Belén. 

Pero luego, como era tan mariquita, me daba mucha vergüenza; me ponía muy nerviosa y me equivocaba. Después me apunté también al coro de la misa, porque de toda la vida me ha gustado cantar, aunque no tuviera una voz celestial.

Tengo entendido que empezaste como transformista, allá por los años ochenta, y que nunca has dejado de trabajar…

Llevo trabajando desde los 12 años. A esa edad, me iba a los bares en los veranos para limpiar y fregar vasos y platos. Con trece, me fui a un restaurante que había en la playa, y ahí terminaba baldada, porque las ollas eran muy grandes. A los catorce, me metí en un bar de mi barrio y trabajé haciendo tapas. Mis hermanillos venían allí, y yo les hacía bocadillos y se los daba por la ventana. Luego trabajé en una ferretería y, con 23 años, me saqué el título de peluquera. 

Estuve muchos años trabajando en varias peluquerías, hasta que empecé a combinarlo con el espectáculo. La prostitución empecé a hacerla muy tarde, con treinta y dos años, tras irme a Elda, para trabajar allí en el espectáculo. 

Pero me empezaron a quitar días [de actuación], y pensé en volverme a mi tierra, donde al menos estaba mi madre y no tenía que andar pagando un hostal como allí. Un día antes de coger el tren para volverme, apareció una amiga mía y me dijo 'Vente mejor a Valencia, que allí hay muchos sitios para actuar y yo conozco a gente'. Pensé ‘Como llevo aquí el vestuario y tengo algo de dinero ahorrado, por probar no pierdo nada’, y ahí fue cuando empecé.

Ahí empezaste a alternar tu trabajo como artista con el ejercicio de la prostitución, ¿no es así?

Mi amiga y yo fuimos a pedir trabajo en los sitios de espectáculos, pero cuando un espectáculo ya está montado, no puedes tú llegar y meterte dentro, a menos que alguna de las artistas se ponga mala o lo que sea. Como estaba ya todo pillado y no había nada por ningún lado, esta amiga que te decía me llevó una noche al puterío. 

Al principio, fue horroroso. La policía nos paraba y nos decía 'aquí no podéis estar', y nos mandaba a otro sitio. Luego, las travestis también nos querían pegar y arrastrar de los pelos. Les dije que me había puesto tetillas y que quería ser mujer, y una me dijo 'Vale, si tú quieres ser mujer, te puedes quedar. Aquí lo que no queremos son transformistas. Ponte aquí, y si alguna te quiere pegar, le pego yo a ella'. Me quedé con ella, y así empecé. Luego, fui conociendo gente y metí la cabeza en el mundo del espectáculo.

Pero en 2017 decidiste abandonar la prostitución para cuidar de tu madre. ¿Cómo lleva ella tu nuevo estatus de estrella de la televisión?

Sí, aquel año vendí mi casa, que ya la tenía pagada, y me vine a Almería, donde me compré un piso. A mi madre le da rabia, porque cada dos por tres me llaman y tengo que irme, pero también está contenta. He pasado casi un año rodando Veneno en Madrid, y al estar ella acostumbrada a estar conmigo, pues me echó de menos.

Tuviste dudas de dejar tu trabajo como limpiadora en un centro de salud para participar en Veneno. Sin embargo, te acabaron convenciendo y la jugada no te pudo salir más redonda, ¿no?

Me ha salido bien, porque lo he hecho bien y a la gente le ha gustado mi forma de ser y hablar. Ojalá me hubiera pillado todo esto cuando me fui a Elda con treinta y dos años. Entonces estaba guapísima y delgadísima, y ahora me ha pillado vieja y gorda. Dejé de fumar y me puse gordísima.

¿Qué dirías que es lo más difícil de interpretarse a uno mismo?

No pensaba en que me interpretaba a mí misma. Me veía como una actriz que estaba haciendo una película o una obra de teatro, porque yo tenía que aprenderme mis guiones. He tenido que llorar, sin tener ganas de llorar, y decir cosas que no eran reales. Cuando nos decían que improvisáramos, yo lo hacía. A veces, a las otras actrices se les olvidaba [su guion] y yo les decía 'Nena, ahora tienes que decir esto o lo otro'.

¿Aprendiste algo de aquel beso que te plantó José Coronado en el último episodio?

El beso me supo a nada. Ya estando en el coche, le dije a Coronado 'Mira, he estado toda la noche pensando en ti, así que si me das un beso, me lo das de verdad, que yo tenga un recuerdo tuyo'. Yo pensaba que me iba a dar un morreo, como si se hubiera enamorado de mí, pero me besó como si yo fuese una muñeca hinchable. 

La escena salió a la tercera. Por mí, tras besarle y decirle 'Llámame', me habría dado la vuelta para volver a besarle otra vez. Le habría dicho 'Dame otro beso, que me has puesto cachonda, canalla. Que se espere la muerta, que de la caja no se va a mover'. Se lo dije a los Javis, pero ellos me dijeron que las películas tenían sus tiempos y momentos y que no podíamos hacer eso.

Hablando de hombres, ¿qué papel han jugado los maromos en tu vida?

Tuve una pareja, pero nunca me casé con él, porque él estaba casado con otra mujer. Me marcó para bien, para no dejar que nadie abusara ya más de mí. Le conocí de cliente cuando yo hacía la prostitución. A mí como hombre me gustaba, pero no tenía ni idea de que lo acabaría teniendo de 'marido'. Le conocí en 1993 y estuve con él ocho años. 

Pero la cabra tira al monte, y me ponía los cuernos cada vez que yo me iba a Almería o lo que fuese. Se lió con una brasileña, y pensé 'Esta es la mía para quitármelo de encima'. Yo tenía discusiones con él, pero él volvía llorando y siempre le perdonaba. Al final, le mandé con la negra y me quedé en la gloria. 

Ahí, me dije 'no quiero volver a tener a ningún tío que me amargue la vida, porque no me sale del coño'. El que venga ahora tiene que ser mi media naranja. Si no, no quiero pareja; follamigos, y ya está.

¿Cuál es el mayor capricho que te has regalado desde que trabajas para Atresmedia?

Tengo en mente comprarme un frigorífico de esos altos de acero. Cuando tenga todo terminado, me quiero operar el pecho, porque lo tengo enorme, y hacerme un implante de pelo. Tengo exceso de cosas en mi casa porque, gracias a Dios, he ganado dinero y me he comprado todo lo que he querido. Lo que sí estoy haciendo ahora es sacar las joyas que tenía empeñadas.

Estás nominada a los Premios Feroz en la categoría de mejor actriz de reparto por tu trabajo en Veneno. ¿Preparaste ya el discurso, por si finalmente te lo dan?

Yo no, pero me lo invento en un momento. Diría 'Estoy muy contenta. Esto no me lo esperaba yo. Este es el primero de muchos que me vais a tener que dar, porque voy a ser una actriz de escándalo'.

¿Consideras que la serie ha logrado visibilizar y dignificar la triste realidad de buena parte del colectivo trans?

Eso dicen. Pero hay más películas que han hablado de las trans. Lo bonito de esta serie es que la mayoría de quienes salen en ella son transexuales. Durante el confinamiento, estuve viendo Pose, y pensaba 'Yo soy una madre de esas, porque también he tenido en mi casa a unas cuantas travestis, y no solo a la Veneno'.

Aunque en los últimos años estábais distanciadas, fuiste una de las mejores amigas de Cristina la Veneno. ¿Es cierto que se refugió en tu casa en Valencia tras salir condenada por un delito de estafa?

Cristina no se presentaba en el juzgado, se vino a mi casa y estaba en [situación de] busca y captura. Recuerdo que había venido mi madre [a Valencia], que empezamos a pintar el piso y que me dijo 'Mientras tú pintas, yo voy a ir a Madrid a coger algo de ropa', porque ya estaba cambiando el tiempo. 

Cuando se fue, la policía se presentó en su casa y la detuvo. Después, cuando [en 2006] salió de la cárcel, se vino a mi casa gordísima, y yo tuve que cuidar de ella. La puse a dieta, me la llevaba a la playa y la espabilé. Pero luego dijo [en una entrevista] que yo le había robado millones y aquello me sentó a mí como una puñalada trapera.

¿Qué te ves haciendo de aquí a diez años?

¿Con 70 años? Me veo tranquilita en mi casa, cobrando alguna paguilla y haciendo alguna cosa de televisión para la que me llamen. No aspiro a más. Bueno, sí, a que algún productor de Atresplayer se enamore de mí y me tenga retirada, como una reina.

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