¿Por qué está Netflix obsesionada con España?

Tras fenómenos como ‘La casa de papel’ o 'Élite', la producción española acapara la producción del gigante del streaming.
La casa de papel
La casa de papel
La casa de papel

La casa de papel. Money Heist. Llamémosla como queramos, en el idioma que prefiramos. Hace meses que aquellos atracadores en monos rojos y máscaras de Dalí traspasaron todas las fronteras posibles. Pocos títulos se repiten tanto como el de la producción española durante los coloquios a las que asistimos en las oficinas de Netflix. Al fin y al cabo, “es el paradigma perfecto de cómo un título local se convierte en un fenómeno global”, apunta Elizabeth Goldstein, directora de creatividad. “En cuestión de semanas, aparecieron fans en Latinoamérica, Europa y Oriente Medio. Sabíamos que era buena, pero no que tendría semejante repercusión”.

“Nuestro equipo de marketing empezó a promocionarla aún más debido a su popularidad. Teníamos la responsabilidad de llevarla a más mercados, manteniendo la autenticidad de la serie, ‘traduciendo’ la cultura española con la máxima fidelidad”, recuerda Kathy Rokni, directora del departamento de globalización de Netflix.

Así fue como la serie de Antena 3 fue captando adeptos en países como Brasil y Francia, donde no se veía mucho producción española hasta entonces. “Vimos que estos países empezaron a consumir series y películas españolas después de La casa de papel”, apunta Goldstein.

Para cuando se dieron cuenta, gente de todo el mundo se disfrazaba de Tokio o Berlín por Halloween, “e incluso abrieron un restaurante inspirado en la serie en Turquía”, añade la directora creativa. El fenómeno de La casa de papel acababa de arrancar y, con él, el interés de Netflix por la industria española.

Objetivo: EspañaAl ser preguntado a este respecto, Todd Yellin apunta en dos direcciones: por un lado, la alta calidad de la producción cinematográfica española a lo largo de la historia (“Desde Buñuel hasta Almodóvar, habéis tenido y seguís teniendo grandes directores”); por otro, el éxito sin precedentes de la ya mencionada La casa de papel. “El éxito atrae al éxito y estamos invirtiendo en contenido en español: por la gran narrativa del país y también porque tenemos una gran audiencia hispanoparlante”.

Tal es la predilección que el gigante del streaming siente por nuestras creaciones audiovisuales que ha abierto en Madrid unas nuevas oficinas, así como su primera sede de producción en Europa. Además, su agenda de estrenos patrios no para de crecer: la tercera parte de La casa de papel (19 de julio), la segunda de Élite, lo nuevo de Paquita Salas (28 de junio) o la recién llegada Alta mar, que ya ha confirmado segunda entrega.

Sin ir más lejos, durante las charlas en Netflix Labs, se ha anunciado una película animada, Klaus, de Sergio Pablos, que llegará en Navidad. “Es una historia de redención sobre un cartero en una ciudad remota de Escandinavia”, según adelanta el director. Además, en la presentación de la sede madrileña anunciaron otras dos series originales: El inocente, de Oriol Paulo, y Los favoritos de Midas, de Mateo Gil.

La plataforma también apuesta por las adaptaciones: Memorias de Idhún, un anime sobre el universo creado por Laura Gallego; Valeria, las aventuras poliamorosas de Elisa Benavent; y El desorden que dejas, el thriller rural de Carlos Montero, también se trasladarán de las páginas a la pantalla próximamente.Pese a la expansión en España, Yellin insiste en que Netflix no tiene el foco puesto en países, sino en buenas ideas. ¿Y puede cualquier producción convertirse en un éxito a nivel mundial? “Todo tiene potencial para llegar a una audiencia global –reflexiona Goldstein– pero a menudo centramos la promoción en su lugar de origen porque pensamos que es para un determinado público. Siempre hay sorpresas. Élite ha funcionado mejor de lo esperado en todo el mundo. Qué tendrán las series españolas...”.

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