Final explicado de 'Mano de hierro': cabos sueltos de cara a la segunda temporada del violento thriller narco de Netflix

La serie sobre la red de narcotráfico en el puerto de Barcelona que lidera Eduard Fernández acaba de forma sorprendente y abriendo la puerta a una segunda temporada.
Sergi López en 'Mano de hierro'
Sergi López en 'Mano de hierro'
Netflix
Sergi López en 'Mano de hierro'

Desde que se estrenara el viernes 15 de marzo, Mano de hierro, la serie creada por Lluís Quílez, ha supuesto un éxito tanto para la crítica como para la audiencia, que enseguida la ha colocado en el número 1 del Top 10 de los títulos más vistos de Netflix en España.

Esta historia de tráfico de drogas, violencia y lazos de sangre en la terminal A del puerto de Barcelona es adictiva y contiene sucesivos giros de guion que la llevan a un final sorprendente e inconcluso, ya que no cierra sus tramas y deja la puerta abierta a una segunda temporada.

Después de ocho capítulos llenos de tensión, acción y un ritmo de infarto, te contamos y explicamos el final de ‘Mano de hierro’ para que no se te escape nada. A partir de ahora, con SPOILERS.

Violencia y traición

Desde un primer momento, Mano de hierro se presenta como una ficción en la que la violencia está presente en todas sus formas: armas, cuchillos, puños… Todo vale en este negocio en el que se llegan a juntar mafias de tres países diferentes: España, México e Italia. Así, asistimos a escenas espectacularmente agresivas (y desde luego no aptas para todos los públicos) de palizas, torturas o tiroteos, en las que la serie hace alarde de su espectacular producción y equipo de especialistas.

Una de las secuencias más espectaculares de la temporada es la protagonizada por Alberto Manchado (Enric Auquer) y su tío Ramón (Sergi López) en una lucha encarnizada, eterna y agónica de cuchillos en la que acaban matándose el uno al otro acusándose de una traición que ninguno ha cometido: la de robar el cargamento de cocaína llegado desde México, ese famoso “correo del zar”.

Eduard Fernández y Jaime Lorente en 'Mano de hierro'
Eduard Fernández y Jaime Lorente en 'Mano de hierro'
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Para mayor y real traición, la de Néstor (Jaime Lorente), yerno y mano derecha de Joaquín Manchado (Eduard Fernández), que junto a Miki (Salva Reina), guardia civil del puerto, es quien está detrás de la desaparición de este contenedor de droga y del accidente que deja al director del puerto en coma durante toda la temporada (no está de más decir que se echan de menos más apariciones de Fernández en pantalla).

Néstor, quien ha callado durante todo el conflicto engañando a los demás personajes y a los espectadores, parece cambiar de opinión cuando los mexicanos Ariel (Raúl Briones) y Lucía (Giannina Fruttero) secuestran a su hija y está dispuesto a devolver el correo del zar y resolver todo el embrollo que él mismo comenzó. Pero quizás ya es demasiado tarde…

El pasado nos define

Nuestras acciones, nuestras decisiones y todo lo que nos pasa marcan quienes somos, y de eso sabe mucho Mano de hierro, ya que dedica la mayoría de sus capítulos a indagar, a través de flashbacks, en el pasado de sus personajes para que entendamos sus circunstancias vitales presentes o cómo se alejaron tanto del que se suponía que iba a ser su camino.

Eduard Fernández en 'Mano de hierro'
Eduard Fernández en 'Mano de hierro'
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En ellos, además de ver cómo Joaquín, Román y su padre llegaron a Barcelona y comenzaron a trabajar en el puerto, vemos cómo se hicieron finalmente con el control del mismo en un brutal episodio liderado por Íñigo de la Serna (que interpreta a Joaquín en su versión joven) en el que asesinan a todo el que tuviera que ver con el negocio después de que Joaquín pierda la mano por su culpa.

Las historias del pasado de Román (quien se ve obligado por su hermano a quemar vivo al padre de la mujer que ama, marcando así el inicio de su alcoholismo y tristeza) y Alberto (que al ser presionado por su padre y tras la muerte de su madre deja de ser un bonachón y se engancha a las tragaperras) son las más profundas y conmovedoras, mientras que la del mexicano Ariel y su mal de ojo es la que menos interés despierta, teniendo poco que ver con la trama.

Final y cabos sueltos

Además de ser un traidor a su familia, Néstor lleva una vida paralela a espaldas de su mujer Rocío (Natalia de Molina) en la que se acuesta con hombres. Lo que no sabe es que su último amante, Alex (Joel Bosqued), a quien cuenta todos sus planes y con quien planeaba fugarse, y la niñera de su hija no son en realidad hermanos, sino pareja, y planean darle un golpe aún más grande que el suyo.

Natalia de Molina en 'Mano de hierro'
Natalia de Molina en 'Mano de hierro'
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Así, la primera temporada acaba con todo el cargamento de cocaína en manos de Alex y su novia tras robárselo a Miki, la hija de Rocío y Néstor en manos de los mexicanos y Joaquín Manchado despertando del coma. ¿Qué tendrá que decir de todo lo ocurrido? Además, Borrás (Daniel Grao), el empresario que pierde el pago de la cocaína de El Francés (Cosimo Fusco) y los suyos a los mexicanos, está huyendo de la policía en Andorra, hasta donde viaja para intentar resolver el asunto antes de que los italianos le corten todos sus dedos.

No podemos olvidar a Víctor Julve (Chino Darín), el policía infiltrado por la jueza Herrero (Ana Torrent), quien asiste al fallo de la intervención policial en la entrega de la droga y tiene que vivir el asesinato de muchos de sus compañeros y de Nuria (Melina Matthews), la otra agente infiltrada. 

En el último capítulo descubrimos cómo Joaquín mató al padre de Víctor cuando este era solo un niño, siendo la razón por la que el protagonista planea venganza contra la familia Manchado desde entonces. Y no solo eso: el policía se acostó con Rocío en la noche de bodas de esta con Néstor, y ahora ella asegura que su hija es realmente hija de Víctor, dando un giro a los acontecimientos. ¿Cómo continuará Víctor su misión con esta información?

La primera temporada de Mano de hierro nos deja con todas estas dudas e incógnitas que debería resolver en una siguiente entrega de episodios. Con su primera temporada ya ha demostrado que es una enorme y trepidante producción, llena de buen ritmo, grandes e internacionales interpretaciones y con una tensión constante que apenas da tiempo a respirar. Quizá tiene demasiada intensidad e interminables aristas, pero es una serie buena y adictiva que deja su final a un alto nivel. Solo cabe esperar que Netflix confirme pronto su segunda temporada.

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