Ya ha regresado la serie sin la que 'Mare of Easttown' no existiría y es una de las mejores noticias del año

La serie de Sally Wainwright estrena su tercera temporada siete años después del último enfrentamiento entre la sargento Cawood y el violador de su hija
Happy Valley
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Todas sus virtudes quedaban concisamente resumidas en su primera secuencia. Era el año 2014, mucho antes de que Kate Winslet ganase el Emmy y el Globo de Oro por su interpretación en Mare of Easttown, pero aquella policía corpulenta y muy rubia de West Yorkshire a la que tanto debe el personaje de la actriz de Titanic, solo necesitó un par de minutos en pantalla para conquistarnos de lleno.

Aquella serie británica que Movistar Plus+ estrenó en España sin demasiado alarde comenzaba con la sargento Catherine Cawood entrando en una tienda de ultramarinos en busca de un extintor. Un heroinómano de la zona amenazaba con incendiarse vivo en un parque cercano porque su exnovia le había dejado por su mejor amigo. “Me han humillado”, le decía a la policía. Algo que Sally Wainwright, autora de Happy Valley (literalmente, escribió todos sus capítulos) aprovechaba sabiamente para presentar al personaje.

“Soy Catherine, tengo 47 años, estoy divorciada, vivo con mi hermana que es una heroinómana en recuperación, tengo dos hijos. Una muerta y el otro no me habla, también tengo un nieto. Es complicado, mejor hablamos de ti”. Después de esta confesión a bocajarro entraba la animosa cabecera cantada por Jake Bugg.

En esta presentación estaba ya la semilla del éxito de Happy Valley. Como ha dicho su creadora en alguna ocasión, no era un thriller policial. Era una serie sobre Catherine, que resultaba ser policía. Dicho esto, mucho de su encanto residía también en el costumbrismo con el que Happy Valley retrataba ese valle hermosísimo y arrasado por las drogas, así como las labores cotidianas de su protagonista (redadas de droga en la furgoneta de los helados, multas a potentados borrachos, detenciones a vecinos peleones...), lejos de las tareas más peliculeras que estamos acostumbrados a ver en el cine o la televisión.

Pero volvamos a Catherine, uno de los mejores personajes de la televisión reciente. Su extraña pero justa mezcla de rudeza y ternura o su mano dura en el trabajo y su extrema humanidad para la vida. Catherine Cawood no le teme a nada ni a nadie. Se enfrenta al concejal amigo de la comisaría al que pilla con cocaína en el coche y a los maleantes del lugar con tal vehemencia que todos olvidan que están ante una señora regordeta y que podría ser una amorosa abuela.

Pero Catherine tiene un punto flaco y Happy Valley, en gran medida, es la dolorosa exploración del mismo. Su hija se suicidó ocho años atrás tras ser violada. De aquella violación nació su hijo, Ryan (Rhys Coonah), de quien Catherine, a pesar de todo, se ha ocupado cuando nadie quería hacerse cargo. De nuevo, los ecos de Happy Valley en Mare of Easttown, en la que Winslet lidiaba con el suicidio de su hijo adicto, resultan más que evidentes. 

También lo es el contexto en el que se mueven ambos personajes, zonas rurales en las que el trato con los criminales es casi familiar. Y esa exploración de la familia envuelta en un thriller policial.

La primera temporada de Happy Valley arranca cuando Tommy Lee Royce, el violador, reaparece en su vida tras salir de la cárcel. De su peculiar relación cual ratón y gato tratan tanto la primera como la segunda temporada. 

Algunas temporadas finales llegan cuando ya no te lo esperas. Véase el caso de la serie policial de Sally Wainwright protagonizada por Sarah Lancashire, que seis años después de su segunda temporada tendrá una tercera y última tanda de episodios en la BBC.
Algunas temporadas finales llegan cuando ya no te lo esperas. Véase el caso de la serie policial de Sally Wainwright protagonizada por Sarah Lancashire, que seis años después de su segunda temporada tendrá una tercera y última tanda de episodios en la BBC.
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Y gran parte del mérito de que estas dinámicas nos mantengan enganchados durante sus doce episodios recae en los intérpretes que los interpretan, la magnífica Sarah Lancashire (“la Meryl Streep británica”, la llaman) y James Norton, un intérprete tan refinado que es creíble tanto de criminal barriobajero como de niño pijo londinense con ascendencia rusa (McMafia).

Muchos nos hemos preguntado por qué Sally Wainwright ha esperado siete años para deleitarnos con una tercera temporada de Happy Valley. ¿La razón? La creadora quería dejar pasar el suficiente tiempo para que Ryan, un crío en las dos anteriores, fuese adolescente. Pues en esta nueva entrega, Wainwright ha decidido explorar la conflictiva relación entre padre e hijo, ahondando en uno de los conflictos más interesantes de la serie. Estamos deseando comprobarlo.

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