Necesitamos 'Es mi vida' en alguna plataforma: la serie más brillante sobre el paso de la infancia a la edad adulta

La serie que cambió la vida de Claire Danes y Jared Leto no está en ninguna plataforma. Sirva este recuerdo de su historia e influencia para reclamarla.
Claire Danes en 'Es mi vida'
Claire Danes en 'Es mi vida'
Claire Danes en 'Es mi vida'

Series adolescentes hay a cascoporro. Sin embargo, pocas reflejan tan bien como Es mi vida (My So-Called Life en el inglés original) aquella idea de que la adolescencia es una enfermedad que (por suerte) se cura sola con el tiempo. Si no que se lo digan a la pobre Angela Chase (Claire Danes), que se pasó 19 episodios combatiendo sus problemas de identidad y cuestionándose a sí misma y a los demás. 

Para tratar de hallar su verdadero lugar en el mundo, aquella rebelde quinceañera decidía alejarse de sus padres y de sus colegas de infancia y se hacía buena amiga de la desinhibida Rayanne (A.J. Langer) y el andrógino Rickie (Wilson Cruz), dos jóvenes outsiders con muchas carencias emocionales. Angela dejaba claras las suyas ya en el primer minuto de la serie, cuando comentaba que ella “Tenía un bajón por cómo es la gente. Porque siempre esperan de ti que seas como ellos pretenden. Incluso tu mejor amiga”.

Angela —cuya voz en off sirvió para narrar la serie— podía ser cualquiera de tus vecinas en eso que llaman la edad del pavo. El paso de la niñez a la adultez estaba repleto de dificultades para ella, quien reside con sus padres y hermana pequeña en un ficticio suburbio de Pittsburgh. La pobre deambula por el instituto (y por la vida, en general) absorta en sí misma, con su melena pelirroja, sus características botas Dr. Martens y sus recordadas camisas a cuadros de franela. 

Un look que, con el tiempo, convertiría al personaje en todo un icono de estilo. “Estaba pensando en el movimiento grunge y en Kurt Cobain, pero también en la suavidad y las siluetas de Annie Hall. Pensé que, si conseguía mezclar algo así, podría darle [a Angela] todo este tipo de mirada suave, vulnerable y protectora de lo que era ella siendo adolescente”, explicaría en una entrevista Patrick R. Norris, diseñador de vestuario de la serie.

Claire Danes como Angela Chase
Claire Danes como Angela Chase

Por si no bastara con ser adolescente, un día llegaba a la vida de Angela el enamoramiento. Su nivel de diarrea mental alcanzaba dimensiones colosales el día que empieza a sentirse inexplicablemente atraída por un compañero de instituto solitario, atormentado y con problemas de alfabetización de nombre Jordan Catalano (Jared Leto). 

Aquel guaperas —los responsables de la serie emplearon su gran atractivo físico para captar la atención de las jóvenes telespectadoras— pasaba bastante de Angela, quien (entre otras cosas) adora su forma de apoyarse contra las paredes, y para presentarlo en el primer capítulo se contaba a sí misma que “Es repetidor. Eso creo. En una ocasión, durante un examen, casi le toqué el hombro”. 

Y ahora que levante la mano quien no sintió que le daba un soponcio la primera vez que la persona que le gustaba le hizo el más mínimo caso. La cosa es que Jordan no dudaba en liarse con ella cada vez que tenía ocasión. Aunque inmediatamente después le soltara un “No me interesas”. 

Pero ella, que lo idealizaba constantemente, nunca perdía la esperanza. Aquel era un espejo en el que, de una forma u otra, se veían reflejados muchos telespectadores. Los mismos que convirtieron a aquel ficticio hombre objeto —que hoy día cuenta con su propia página en Facebook (un lugar con alrededor de seis mil seguidores)— en todo un icono sexual.

Claire Danes y Jared Leto
Claire Danes y Jared Leto

'Es mi vida' les cambió la vida

Considerada como una de las mejores series adolescentes de la historia, Es mi vida fue creada por la guionista y productora Winnie Holzman y estuvo producida por los responsables de Treinta y tantos, Edward Zwick y Marshall Herskovitz. 

Duró solo una temporada en antena —aunque MTV la ha repuesto hasta la saciedad—, pero marcó a toda una generación de chavalines (y no tan chavalines) gracias a su honesto y valiente guion, sus realistas tramas y, sobre todo, su ausencia de artificios. Mucha gente conectó con aquellos complejos personajes, capitaneados por una panda de chavales incapaces de adaptarse a los roles que les han sido asignados socialmente.

Por no hablar de lo mucho que significó (tanto a nivel personal como de catapulta a la fama) para algunos de sus actores protagonistas. Así fue al menos para la actriz Claire Danes, quien gracias a su papel de adolescente angustiada e insegura —Alicia Silverstone estuvo a punto de quedarse con su papel— logró ganar un Globo de Oro y fue nominada a un Emmy con solo quince años. 

“Fue una experiencia fundamental para mí, tanto a nivel profesional como personal. Yo tenía la misma edad que el personaje y había una simetría increíble entre nosotras, a diferencia de Carrie Mathison [su personaje en la serie Homeland, donde encarnó a una impulsiva agente de la CIA], que de ninguna manera se parece a mí”, confesaría una vez Danes.

La serie, lanzada el 25 de agosto de 1994, marcó también la vida del actor neoyorquino —y de ascendencia puertorriqueña— Wilson Cruz, quien decidió salir del armario justo después de que le escogieran para participar en Es mi vida. Su padre se tomó tan mal la noticia sobre su orientación sexual que le echó de casa, y Cruz cuenta que tuvo que dormir en su coche durante varios meses hasta que, en marzo de 1994, empezaron a rodar la serie. 

Wilson Cruz como Rickie Vasquez
Wilson Cruz como Rickie Vasquez

Aun así, hizo historia al convertirse en el primer actor abiertamente gay que interpretaba a un personaje protagonista también abiertamente gay en una serie de televisión en Estados Unidos. 

“Lo tomé como una oportunidad para echar luz sobre los problemas de la juventud LGTB y dar voz a los jóvenes. Sentí que, en ese momento, no había muchas personas que estuvieran dispuestas a asumir ese tipo de papeles. Aquí estaba yo, no solo deseoso sino emocionado de aceptarlos y de marcar una diferencia gracias a ellos”, apostillaría años después Cruz, quien hoy día compagina la interpretación con el activismo por los derechos del colectivo LGTBI.

La carrera de Cruz tiene poco que ver con la de A.J. Langer, quien hace unos años se alejó de los focos y acabó reconvertida en Condesa de Devon tras casarse con Charles Courtenay. O con la de Jared Leto, quien en un principio iba a aparecer únicamente en el episodio piloto y terminaría convirtiéndose en algo así como el paradigma de la cosificación masculina —algo que hasta entonces no se veía en televisión, y sobre lo que habla la escritora Soraya Roberts en su ensayo In my humble opinión: My So-Called Life—. 

A diferencia de su personaje, que a decir verdad hablaba bien poco en la serie, Leto ha tenido mucho que decir en el mundo de la interpretación. De hecho, el de Luisiana —convertido en icono adolescente antes de que algunos de los fans de su banda [30 Seconds to Mars] hubieran incluso nacido— no ha parado de currar desde aquel verano de 1994, y llegó a ganar un Oscar en 2014 por su papel de prostituta transexual en Dallas Buyers Club.

Vida cancelada

Ni las buenas críticas cosechadas por la serie, ni las múltiples protestas de los fans lograron que ABC —que nunca terminó de entender cuál era el público objetivo de la serie— renovase Es mi vida por una segunda temporada. Además, los responsables del producto tampoco quisieron forzar las cosas cuando Claire Danes —quien quería terminar de sacarse el graduado escolar y pensaba ir a la universidad— les confesó que tampoco estaba nada convencida de seguir con el proyecto, en el caso de que la cosa hubiera prosperado.

Aun así, aquella tanda de 19 episodios ha dejado bastante huella en los seriéfilos. “Fue una cosa extraña, de culto, donde ni siquiera hicimos una temporada completa, pero los episodios que hicimos fueron seleccionados y repetidos por un montón de diferentes cadenas de televisión por cable, por lo que la serie estuvo emitiéndose durante años y años y años. Y fue descubierta por diferentes generaciones, lo cual fue extraordinario”, declararía orgullosa Danes en una entrevista. 

El legado cultural de Es mi vida —cuyo último episodio fue emitido el 26 de enero de 1995— y su gran influencia quedaron patentes en los siguientes años, cuando afloraron otras series destinadas principalmente a la juventud femenina adolescente —que se reveló, para sorpresa de algunos, como un importantísimo mercado televisivo gracias a divertidos dramones como Dawson crece (1998) o Felicity (1998)—. Es obvio que nunca hay que subestimar el poder de las mujeres.

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