¿Es Jeremy Strong un tipo insoportable en el set? Aaron Sorkin sale en defensa del actor de ‘Succession’

Un perfil del intérprete en el New Yorker ha puesto todos los focos en su actitud excéntrica.
Jeremy Strong y Aaron Sorkin trabajaron juntos en 'El juicio de los 7 de Chicago'
Jeremy Strong y Aaron Sorkin trabajaron juntos en 'El juicio de los 7 de Chicago'
Jeremy Strong y Aaron Sorkin trabajaron juntos en 'El juicio de los 7 de Chicago'

“Para mí, lo que está en juego es la vida y la muerte. Me lo tomo tan en serio como me tomo mi propia vida”. Hay muchas declaraciones tan altisonantes como esta en el perfil de Jeremy Strong publicado recientemente por Michael Schulman en el New Yorker. Bajo el título de “Jeremy Strong no pilla el chiste”, el periodista traza un retrato demoledor del actor de Succession, donde interpreta a Kendall Roy. Siguiendo la actitud obsesiva ante el trabajo que han popularizado Dustin Hoffman, Al Pacino o Daniel Day-Lewis (a quien considera su mentor), Strong encarna al personaje posiblemente más patético de Succession. Y lo hace pensando que es todo un gran drama shakesperiano.

El actor tiene incluso un nombre para su estilo de actuación, que se distancia del famoso “método” aunque incurra sus rasgos más caricaturescos: “difusión de identidad”. “Si tengo algún método es sencillamente este: eliminar cualquier cosa, cualquier cosa, que no sea el personaje y las circunstancias de la escena”. Una actitud así, naturalmente, iba a incomodar a sus compañeros de rodaje, y los comportamientos irritantes de Strong han sobrevolado estos días las redes según el artículo del New Yorker se hacía viral. Hasta el punto de que algunos de sus conocidos no han dudado en salir en su defensa, como Aaron Sorkin, celebrando el compromiso que mantiene con su trabajo.

El director no tiene perfil de Twitter, así que ha publicado una completa carta de defensa de Strong a través de la cuenta de Jessica Chastain, actriz con quien trabajó en Molly’s Game. Strong, de hecho, también intervino junto a Chastain en dicha película, y volvió a trabajar con Sorkin en la aclamada El juicio de los 7 de Chicago. Según el cineasta, el artículo de Schuman presenta “una imagen distorsionada de Jeremy que nos exhorta a poner los ojos en blanco ante su proceso de actuación”. “Jeremy no es un loco. No hace que la gente le llame por el nombre del personaje en el plató”, asegura Sorkin.

El firmante de El ala oeste de la Casa Blanca comparte sus respuestas íntegras a las preguntas que le hizo en su momento Schuman, de las cuales al parecer solo utilizó “una y media” para el cuerpo del artículo. “Jeremy Strong es un gran actor y un gran miembro del gremio. No hay ningún guionista, director o productor que no quiera contratarle”, insiste. Según leemos en el texto, durante el rodaje de El juicio de los 7 de Chicago el comportamiento de Strong puso contra las cuerdas a Frank Langella, y llegó tan lejos al preparar su papel como para pedir que le rociaran gas lacrimógeno. ¿Para qué? Para entender mejor la experiencia de su personaje, Jerry Rubin, un importante activista de los años 60.

Actuación al límite

Strong, al parecer, acostumbra a aislarse de sus compañeros de reparto, sumido en una exigente preparación que a veces entorpece el desarrollo del rodaje. Las palabras de Sorkin han sido refrendadas, por otra parte, por la propia Jessica Chastain que compartía su carta: “Conozco a Jeremy Strong desde hace 20 años y he trabajado con él en dos películas. Es una persona encantadora y apasionada por su trabajo. El perfil que se publicó sobre él es increíblemente unilateral. No creáis todo lo que leáis, amigos. La mordacidad vende, pero quizá sea hora de superarla”, propone la actriz.

En esta misma línea se manifiesta Adam McKay, productor de Succession. “Jeremy no solo es un tipo encantador, sino un actor brillante que fue contratado en Succession precisamente por la pasión de la que se burla el New Yorker. Quien no se ha mostrado tan disconforme con el artículo es Brian Cox, que interpreta al padre ficticio de Strong en Succession, Logan Roy. El texto de Schuman recoge las siguientes declaraciones: “Ya he trabajado antes con actores intensos. Es una enfermedad particularmente americana, creo, esta incapacidad de separarse mientras haces el trabajo”. Y Cox, posteriormente, ha profundizado en ellas durante una entrevista en Late Night with Seth Meyers.

“El enfoque de Jeremy funciona en términos de lo que sale al otro lado. Mi problema (y tampoco es un problema porque es encantador, un padre extraordinario y un tipo único) es que se obsesiona con el trabajo”, declaraba el veterano intérprete. “Y me preocupa lo que le hace, porque si no puedes separarte lidias con este material todos los días. Y no puedes vivir así. Con el tiempo, te desgastas”. El perfil de Strong ha suscitado tanta polémica que finalmente el New Yorker ha tenido que pronunciarse.

“Se trata de un retrato matizado y con múltiples facetas de un actor muy delicado”, afirma un portavoz de la revista, en defensa de Schuman. “Ha inspirado reacciones variadas en la gente, incluyendo muchos que dicen que están aún más impresionados por el talento de Jeremy Strong tras leer el artículo”.

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