'El señor de los anillos: Los anillos de poder' episodio 4: lecciones de diplomacia y un viaje a las profundidades

SPOILERS - Tras este episodio del show, la tecnología de la Tierra Media no volverá a ser la misma. 
Morfydd Clark- Galadriel- El señor de los anillos
Morfydd Clark- Galadriel- El señor de los anillos
Cinemanía
Morfydd Clark- Galadriel- El señor de los anillos

Contiene SPOILERS de 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.

¿Son los pelosos tus personajes favoritos de El señor de los anillos: Los anillos de poder? ¿Estás impaciente por tener nuevas de Nori, Poppy y el Extraño? Pues lo sentimos, porque la serie no hará caso a tus súplicas esta semana. En lugar de eso, prepárate para más intrigas en Númenor... y para retomar el contacto con los enanos, que ya iba siendo hora. 

Presagios apocalípticos, un aspirante a Señor Oscuro haciendo estragos en las Tierras del Sur y la revelación de dos piedras angulares de la tecnología de la Tierra Media (una, una materia prima, y la otra, un siniestro dispositivo) están entre los ejes de esta nueva entrega.

Episodio 4: 'La gran ola'

Comenzamos en Númenor, donde Míriel (Cynthia Addai-Robinson) celebra un ritual con madres recientes y sus bebés cuando un extraño temblor de tierra siembra el pánico… Parece que no es solo la isla estirándose un poco, sino un tsunami con todas las letras que se traga a sus habitantes. Afortunadamente, la apocalíptica visión resulta ser un sueño de la reina regente, que se ha quedado traspuesta a primera hora (¿a quién no le ha pasado?).

Una vez desperezada, Míriel tiene q aguantar q sus ciudadanos la pongan a caldo por ser demasiado indulgente con su visitante élfica, algo que vemos a través de los ojos de una Eärien (Ema Horvath) recién admitida en el Gremio de Constructores. 

Los gremios, en general, están asustados con que una invasión de inmigrantes con orejas puntiagudas, inmortales e incansables, venga a quitarles los trabajos. El populacho incluso tilda a Míriel de “amante de los elfos”, hasta que el canciller Ar-Pharazôn (Trystan Gravelle) ejercita el noble arte de la demagogia asegurando que la visita de Galadriel (Morfydd Clark) no es una amenaza para el reino insular.

Trystan Gravelle- Ar-Pharazon- El señor de los anillos
Trystan Gravelle como Ar-Pharazôn.
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“¡Númenor será para siempre un reino humano!”, asegura el político, que salva su trasero invitando a la concurrencia a una ronda general (así, cualquiera). Mientras tanto, su hijo Kemen (Leon Wadham) le tira los tejos a una Eärien no muy por la labor, como corresponde a una becaria siempre con el rollo de planos a cuestas.

Míriel y Galadriel, por su parte, no se están llevando nada bien, sobre todo porque la elfa ha metido mano en los archivos del reino mientras su amigo Halbrand (Charlie Vickers) va montando gresca por ahí. Es entonces cuando Galadriel declara que el chavalote no es solo un camorrista, sino el heredero al trono de las Tierras del Sur. Con ayuda de Númenor, él podría ser la clave para detener la Sombra que se avecina.

La reina regente, sin embargo, no está por la labor y quiere mandar a Halbrand a juicio. Ante esto, a la elfa se le hincha la vena (para variar) y solicita una audiencia con el verdadero rey, el padre de Míriel. Mal jugado, porque esa demostración de orgullo élfico acaba con ella entre rejas, para gran choteo de su amigo en la celda de al lado.

Cynthia Addai-Robinson como Míriel, reina de Númenor.
Cynthia Addai-Robinson como Míriel, reina de Númenor.
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De este modo, mientras Elendil (Lloyd Owen) intenta terciar por Galadriel sin conseguirlo, su hijo Isildur (Maxim Baldry) sigue en la mar salada, donde vuelve a escuchar esas voces misteriosas que le tientan y por cuya culpa comete un grave error. Su capitán le acusa de sabotaje, con lo que su carrera naval se va a pique junto con la de dos de sus compañeros cadetes.

En las Tierras del Sur, mientras tanto, el desastre sigue fraguándose. ¿Recuerdas a ese Arondir (Ismael Cruz Córdova) a punto de conocer a Adar, el nuevo Señor Oscuro? Pues aquí le tenemos, en presencia de un puñado de orcos con mala cara. El líder de la horda, interpretado por Joseph Mawle, resulta clavadito a un elfo, y su idea de la gestión de recursos (in)humanos es liquidar a su mano de obra cuando esa ya no le sirve. Respetuosamente, eso sí.

Gracias a la conversación entre el villano y el elfo, sabemos que este último nació en Beleriand, la parte de la Tierra Media que quedó destruida por la Guerra de la Cólera contra Sauron. Sibilino, Adar aprovecha para cuestionar los relatos oficiales, hablando de la necesidad de un nuevo orden y todas esas cosas. El siniestro personaje le encomienda a Arondir una misión: llevar un mensaje a “los hombres que se han refugiado en la vieja torre”.

Joseph Mawle como Adar en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
Joseph Mawle como Adar en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
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La torre en cuestión resulta ser el lugar en el que Bronwyn (Nazanin Boniadi) ha conducido a los fugitivos de las aldeas vecinas. Sin apenas víveres, y con el resto de los humanos cuestionando sus decisiones, la curandera está pasándolas peor que mal. 

Theo (Tyroe Muhafidin), el hijo de Bronwyn, propone una expedición al pueblo en busca de provisiones, ofreciéndose voluntario para esa tarea casi suicida. Pero su madre se niega, con lo que el chaval decide cometer una estupidez en compañía de su amigo Rowan (Ian Blackburn).

Durante la incursión de ambos en la aldea ahora abandonada, los cielos se oscurecen y el amigote sale por piernas, dejando a Theo solo ante el peligro. Es decir, ante un orco que casi se carga al chaval hasta que este saca esa espada maldita que huele a Morgul desde muy lejos… y que resulta ser un objetivo de las fuerzas del mal.

Tyroe Muhafidin- Theo- El señor de los anillos
Tyroe Muhafidin como Theo.
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Toca retornar a Eregion, donde Elrond (Joseph Aramayo) y Celebrimbor (Charles Edwards) ya han comenzado la construcción de su fragua ayudados por contratistas enanos. Una mención del rey orfebre nos recuerda a Eärendil el Marinero, padre de Elrond y actualmente muy ocupado en ser una estrella, literalmente. 

Haciendo gala a los viejos prejuicios de su especie, Celebrimbor no confía en el enano Durin (Owain Arthur), quien (según una Disa -Sophia Nomvete– ocupada en vigilar a sus ingobernables chiquillos) está en el Abismo de Cuarzo haciendo prospecciones.

Cuestionando a la enana en su propia casa, Elrond queda como un ignorante, además de como un listillo. Pero resulta que, efectivamente, Disa estaba mintiendo, y Durin tiene sus propios planes, algo que Elrond descubre a su pesar: ¿qué se oculta en la vieja mina bajo el Lago Espejo? El semielfo está a punto de descubrirlo cuando un Durin muy cabreado le exige discreción mediante un solemne juramento que acarreará la desgracia a todo su linaje si se rompe.

Durin IV (Owain Arthur) en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
Durin IV (Owain Arthur) en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
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Así, descubrimos aquello que la familia de Durin oculta celosamente: un nuevo mineral, extremadamente resistente y ligero, cuya extracción está prohibida por ser muy peligrosa. Efectivamente, se trata del célebre mithril. Y, efectivamente, sacarlo de la tierra equivale a tentar al destino, porque en cuanto Elrond y Durin hacen las paces, comienza un derrumbe que amenaza con sepultar a una cuadrilla de mineros.

En Númenor, mientras Kemen sigue haciéndose el encontradizo con Eärien, Halbrand le recuerda a Galadriel que, si bien la guerra se le da muy bien, ella no tiene ni idea de política. El príncipe exiliado le da una clase intensiva de diplomacia a la orejas puntiagudas, la cual se ve interrumpida por Ar-Pharazôn trayendo una orden terminante de destierro. Galadriel, para variar, responde a tortazo limpio, y parte hacia la cámara donde reposa el padre de Míriel, enfermo y decrépito.

Entonces, la reina regente revela la causa de su desconfianza hacia los elfos: la familia real de Númenor oculta nada menos que un palantir, una de esas piedras que permiten la comunicación telepática a largas distancias… y que, en este caso, transmite una visión del futuro de la isla, hundida bajo las aguas. 

Maxim Baldry- Isildur- El señor de los anillos
Maxim Baldry como Isildur.
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La llegada de Galadriel, indica, es la primera señal del cataclismo, de modo que la reina prefiere quitarse de en medio a la elfa antes de jugar con el destino. Inesperadamente sutil (¿le pasa algo a esta chica?), Galadriel avisa de que el temor no es buen consejero, pero Míriel no da su brazo a torcer.

En las Tierras del Sur, mientras Bronwyn y el resto de refugiados constatan que pronto tendrán que comerse el cuero de las botas, Theo sigue huyendo de los orcos. El chaval se da ya por muerto cuando la intervención de Arondir le salva in extremis. ¿Tendrá su rescate algo que ver con la misión que le encomendó Adar? ¿Se ha convertido el elfo en un agente doble? Misterio…

En las profundidades de la tierra, podemos asistir junto a un pasmado Elrond a una exhibición de los poderes de Disa: las canciones de la chamán enana hacen que las rocas revelen sus secretos, incluyendo el paradero de los mineros copados por el hundimiento (quienes, por suerte, están vivos). 

Robert Aramayo como Elrond en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
Robert Aramayo como Elrond en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
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Para consternación de Durin, sin embargo, su padre ha decidido clausurar el filón de míthril. Semielfo y enano comparten cuitas familiares, y el primero se sincera admitiendo que eso de que tu progenitor sea un cuerpo celeste, además de un héroe legendario, tampoco resulta tan fácil.

Aconsejado por su amigo, el príncipe enano trata de reconciliarse con su padre (Peter Mullan), el cual resulta sorprendentemente cariñoso para tratarse de un enano. Y también perspicaz: aunque Elrond sea un pedazo de pan, indica, eso no quiere decir que su señor Gil-galad (Benjamin Walker) carezca de ases en la manga. Así pues, Durin acompañará a su amigo al reino élfico de Lindon… pero con la misión de enterarse de qué traman esos estirados.

De vuelta en las Tierras del Sur, Arondir le revela a Bronwyn el mensaje del nuevo señor de los orcos: no solo quiere a los humanos fuera de sus tierras, sino también que estos le juren fidelidad. Un Theo hecho polvo empieza a sufrir los efectos de la siniestra espada… cuyo poder, nos explica un anciano no menos tenebroso, deriva del mismísimo Sauron. Y, gracias a la imprudencia del chaval, Adar y sus orcos saben dónde tienen que ir a buscarla. 

Los númenoreanos, por su parte están de lo más contentos por  librarse de Galadriel de una vez por todas. Triste y compungida, la elfa abandona el reino insular mientras los pétalos del Árbol Blanco comienzan a caer sobre la isla: una señal de que los Valar no están precisamente contentos con sus pupilos humanos. 

Es entonces cuando Míriel da la campanada anunciando que la guerrera no será la única en marcharse de la isla: ella la acompañará a la Tierra Media, seguidas ambas por aquellos leales que se animen a unirse a la expedición. Sin nada ya que perder, Isildur y sus amigos se apuntan a ir con ellas. ¿No recordarán aquel viejo dicho marinero que reza “voluntarios, ni al rancho”?

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