Contiene SPOILERS de 'El señor de los anillos: Los anillos de poder'.
Con un nuevo director (Wayne Yip) tomando el relevo de J. A. Bayona, El señor de los anillos: Los anillos de poder continúa su andadura mostrándonos la Segunda Edad de la Tierra Media. Tras dos episodios que podían hacerse pesados debido a su enorme carga expositiva, la serie de Prime Video parece dispuesta a meterse en harina, algo que, estando donde estamos y cuando estamos, implica intrigas palaciegas y combates a muerte contra hordas de orcos.
Si bien las líneas argumentales de las Tierras del Sur (con Ismael Cruz Córdova como Arondir) y de Rhovanion (donde Markella Kavanagh interpreta a la pelosa Nori Brandipié) se llevan parte del metraje, lo que nos va a dar más sorpresas aquí esa nuestra visita a la isla de Númenor acompañando a Halbrand (Charlie Vickers) y Galadriel (Morfydd Clark), además de a otros personajes que darán mucho juego en el futuro de la Tierra Media.
Episodio 3: 'Adar'
El capítulo arranca mostrándonos el triste destino de Arondir como cautivo de unos orcos que no paran de referirse a un sujeto llamado “Adar”. En este lóbrego lugar, el elfo encuentra a una legión de cautivos de su especie, constatando que la doctrina orca de las relaciones laborales consiste en tratar a palos a su mano de obra.
En cuanto a Galadriel, la vemos despertar en el camarote de ese barco que las salvó a ella y a Halbrand de morir ahogados. Si bien la convivencia entre ambos sigue siendo extremadamente tensa, ambos declaran una tregua temporal cuando descubren el destino de su viaje: la isla de Númenor, el más poderoso de los dominios humanos y actualmente en el cénit de su gloria.
Ante las reticencias de Halbrand, Galadriel aprovecha para colar un discurso acerca de cómo los humanos que apoyaron a su especie en la Guerra de la Cólera contra Morgoth molan más que el resto. En su primer encuentro con la reina regente Míriel (Cynthia Addai-Robinson), la guerrera de puntiagudas orejas pronuncia por primera vez en la serie las palabras "Noldor" y "casa de Finarfin", llenando sin duda de júbilo a muchos eruditos de lo tolkieniano.
Con su característica diplomacia, la elfa exige un barco para llegar hasta el continente, a lo que la reina de Númenor responde que exigir, en su situación, no es de recibo. Por suerte, Halbrand tiene más mano izquierda a la hora de tratar con los de su especie: tras haber solventado la situación, le dice a Galadriel que debería relajarse un poco. ¿Le hará caso ella? Lo dudamos mucho.
Tras mandar a la elfa a paseo, Míriel y su consejero Ar-Pharazôn (Trystan Gravelle) se ponen en antecedentes sobre el capitán que rescató a la pareja: se trata de Elendil (Lloyd Owen), futuro rey de Gondor y Arnor. Su hijo Isildur (Maxim Baldry), que jugará importante papel en la historia del Anillo Único, suda ahora mismo la camiseta como cadete naval, y parece ya dispuesto a dejarse tentar por según qué voces extrañas...
Asimismo, la conversación entre Elendil y Míriel nos permite echarle un vistazo al arbol sagrado Nimloth, crecido a partir de un esqueje donado por los elfos tiempo ha. Si te parece apreciar una similitud entre el vegetal en cuestión y el árbol blanco de Gondor, no son imaginaciones tuyas.
Volvemos a las Tierras del Sur, donde Arondir habla con sus compañeros de infortunio acerca de la guerra subterránea de los orcos y el misterioso Adar. La pregunta del millón, según indica el silvano, es por qué los seres de las tinieblas tienen un líder con nombre élfico. Sobre todo si recordamos que un tal Sauron era aficionado a adoptar seudónimos en ese idioma.
Pero la discusión filológica dura poco, porque los orcos exigen a los elfos que cometan un crimen monstruoso para ellos: talar un árbol. Tras las protestas de rigor, los captores aparentan bajar la guardia ofreciendo agua a los prisioneros… pero es una trampa, y el infeliz que la acepta acaba degollado. Para evitar más sangre, Arondir acepta tomar el hacha y emprenderla con el venerable tronco.
Mientras tanto, en Númenor, Galadriel ha escapado de los humanos y se da un garbeo por la isla. Elendil la encuentra y le dice que, a lo mejor, tratar a los humanos como a cucarachas no es demasiado aconsejable. El hecho de que el capitán hable la lengua Sindarin (su nombre, recordemos, significa "Amigo de los elfos") resulta un buen argumento para que ella acepte ir con él al Salón de la Sabiduría en busca de respuestas.
En lo tocante a Halbrand, sus esfuerzos para encontrar trabajo se ven obstaculizados por la obligación númenoreana de afiliarse a un gremio (evitemos, de momento, los chistes sobre la alergia de Jeff Bezos al movimiento obrero y los sindicatos). Para colmo los lugareños le miran mal, y no le dejan almorzar su zarzuela de marisco en calma.
Todo parece arreglarse invitando a unas rondas en la taberna, pero la idea de robar una insignia gremial acaba volviéndose contra el insensato Halbrand, resultando en una pelea de callejón en la que vemos que el humano sabe pelear mucho mejor de lo esperable en un simple marino. Sin embargo, eso no le libra de dar con sus huesos en el calabozo.
En el Salón de la Sabiduría (que resulta ser una biblioteca), sabemos de la existencia de otro personaje importantísimo en el 'legendarium' de Tolkien: Elros, el hermano humano de Elrond y primer rey de Númenor. Asimismo, Elendil menciona a un misterioso “Rey Perdido” que fue derrocado por mantener su alianza con los elfos.
La mayor sorpresa de todas: en viejos pergaminos, Galadriel descubre el origen de esa misteriosa marca, que resulta no ser tal, sino un mapa de las Tierras del Sur, asociado a un plan para darle a Sauron un reino propio desde el que hacer perrerías
Ha llegado el momento de reencontrarnos con los pelosos. Los cuales se hallan en plena celebración, demostrando que el amor de los Medianos por fiestas y celebraciones es algo que no se extingue con los milenios.
Mientras Largo Brandipié (Dylan Smith) se queda al margen del festejo debido a su tobillo torcido, su hija Nori y Poppy (Megan Richards) debaten qué hacer con el Extraño (Daniel Weyman). La segunda desconfía, y no le perdona aún aquello de las luciérnagas, pero Nori (haciéndonos sospechar de un parentesco con los futuros Bolsón) insiste en ayudarle a encontrar su camino guiándose por las estrellas.
A fin de lograr esto, Nori va a robar documentación a Sadoc Tejonera (Lenny Henry). Ignorante del latrocinio, el líder de la tribu ofrece un recordatorio a los pelosos muertos durante sus migraciones: escuchándole, sabemos que la familia de Poppy ha dejado muchos cadáveres por el camino a resultas de una riada y que una familiar de Tejonera llamada Daffodil murió devorada por los lobos
Todo parece salir bien, hasta que la escasa coordinación óculomanual del Extraño resulta en un pergamino ardiendo y en la revelación del secreto delante de toda la tribu. A consecuencias de semejante pillada, Poppy y su familia se convierten en parias dentro de los pelosos, condenados a marchar en la parte de atrás de la caravana
En una reunión de Elendil con sus hijos Isildur y Eärien (Ema Horvath) sabemos que Galadriel es lo bastante célebre en la Tierra Media como para ser la protagonista de una obra teatral con marionetas. Por otra parte, la relación del capitán con su hijo parece tirante cuanto menos: ¿qué hay en la costa occidental de la Tierra Media para que Elendil se refiera a ella con tanta prevención? No llegamos a saberlo, ya que Eärien recibe la noticia de que ha sido aceptada en el Gremio de Constructores.
Una visita de Galadriel a Halbrand en esa prisión a la que ha ido a parar por camorrista nos ofrece un nuevo dato sobre el joven humano: aunque todavía no tenemos detalles sobre su linaje, este es de sangre azul, con lo que Halbrand podría estar más interesado de lo que pensábamos por poner pie en la Tierra Media.
Por su parte, Míriel habla en su palacio con un personaje al que no vemos, pero al que se refiere como “padre” y al que da malas noticias: “El momento que temíamos está aquí. La elfa ha llegado”.
En los bosques de Rhovanion, los pelosos ya se han puesto en marcha, y la familia de Nori las pasa canutas para tirar de su carromato sin ayuda del resto de la comunidad. Sin embargo, cuentan con la ayuda del Extraño, quien parece haber aprendido una nueva palabra en lengua mortal: “Amigo”.
Arondir, por su parte, ha conseguido soliviantar a sus compañeros de cautiverio. Durante el combate, el elfo expone a los orcos a la luz del sol que tan poco les gusta… pero ellos cuentan con un arma secreta: un wargo. Durante el encarnizado combate, la bestia tiene ocasión de tomar un tentempié de carne élfica, pero Arondir la derrota encerrándola en las raíces de uno de esos árboles que los secuaces del Señor Oscuro están empeñados en talar. ¿Será una metáfora?
Aun así, pese a sus esfuerzos, Arondir se queda solo… y los orcos anuncian su intención de llevarle ante el siniestro Adar, quien hace por fin su aparición y resulta parecerse mucho a un elfo. ¿Se trata de un renegado? ¿O es un Sauron aún en sus días de 'bishônen' seductor, antes de que los avatares le hicieran necesitar urgentemente un oculista? Con un poco de suerte, lo sabremos durante esta temporada.
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