Entrevista

Eiichiro Oda, autor de 'One Piece': "Estoy feliz de poder decir que se han cumplido mis expectativas con la serie de Netflix"

"Hubo un momento, en mayo o junio, en el que realmente pensé que teníamos que posponerlo hasta el año que viene", confiesa a Cinemanía el creador del famoso manga y productor ejecutivo de este 'live action'.
Reparto de 'One Piece'
Reparto de 'One Piece'
Netflix
Reparto de 'One Piece'

Han sido siete largos años desde que se empezara a planear este proyecto, algo menos desde que se confirmara públicamente y los fans comenzaran a esperar expectantes el estreno. Pero ya está aquí, coged los catalejos, subid a bordo y elevad anclas porque Luffy y la banda de los Sombrero de Paja van a zarpar este 31 de agosto en Netflix.

One Piece, el famoso manga que lleva publicándose desde 1997 y ostenta dos récords Guinness por sus millonarias ventas a nivel mundial, llega a la plataforma con un live action que ha generado multitud de opiniones, pero no por sí misma, sino por los precedentes que había en las adaptaciones de mangas y animes.

Dragon Ball, FullMetal Alchemist, Death Note o Cowboy Bebop han tenido sus propias versiones en imagen real con un buen número de críticas y descontentos, pero todo apunta a que esta obra podría cambiarlo todo. El live action puede sentar un muy buen precedente, pues es una obra que no solo ha sido producida con sumo cuidado y mimo por los miembros del equipo, también fans del manga original, sino que han abordado el proyecto como una nueva obra en sí misma

Esta adaptación no es un intento de copia o imitación que termine resultando en una parodia, sino una nueva serie de imagen real que apasionará a los fans del material original, a pesar de los distintos cambios que tiene su trama, y que hará disfrutar y divertirse a los recién llegados. Creada en colaboración con Shueisha y producida por Tomorrow Studios y Netflix, esta serie tiene a Matt Owens -gran fan de la obra- y Steven Maeda como guionistas, productores ejecutivos y showrunners; y a Marty Adelstein y Becky Clements como productores ejecutivos; y todo ello, avalado por el propio Eiichiro Oda, autor del manga que también es productor ejecutivo.

El mangaka, que durante años se ha implicado y ha supervisado distintos proyectos paralelos a su manga, como películas o videojuegos, se ha enfrentado a este puesto como algo nuevo para él, pero en todo momento le ha permitido tener la última palabra para parar el proyecto si no estaba satisfecho con el resultado. Y así se lo ha revelado a CINEMANÍA en una entrevista realizada junto a otros medios a nivel internacional.

¿Cuáles fueron las razones que le llevaron a aceptar llevar One Piece a la realidad y confiar en este proyecto?Durante muchos años he recibido ofertas diferentes para adaptar One Piece a un live action y las he rechazado todas. En primer lugar, creo que las obras de manga no están pensadas para ser adaptadas al cine, no es fácil de llevar a imagen real. Pero los efectos visuales y los estándares de producción empezaron a avanzar hasta un punto en el que vi que se hacían películas que me convencieron de que con la tecnología actual es posible, así que cambié de idea y empecé a pensar en encontrar el socio adecuado con el que trabajar.

En esta serie de Netflix ha añadido a su currículum el puesto de productor ejecutivo de Hollywood. ¿Qué ha aprendido en esta aventura?Creo que todo el mundo, no solo yo, sino también los demás productores y las personas que trabajaron en la producción, tuvimos que ponernos manos a la obra para averiguar cómo adaptar todo a la realidad. No hay ningún caso de éxito en el pasado que podamos señalar, así que no solo yo, todo el mundo tuvo que aprender de esta experiencia.

Como productor ejecutivo, ¿cuál fue su labor en el proyecto? ¿Cómo de involucrado estaba en la adaptación?Ser productor ejecutivo me permitía tener el derecho de dar el visto bueno final en todos los aspectos de esta producción, en los guiones, en la edición... Básicamente, me dejaba decir 'esto es lo suficientemente bueno para estrenarse'. Y, si yo no estaba satisfecho, no vería la luz. Y había veces en las que era muy sincero con mis comentarios sobre las cosas con las que no estaba contento, y ellos respondían genial a todo eso. No es que fuera al plató físicamente, no les ordenaba nada, pero compartían conmigo todo. 

Ahora bien, si me hubiera implicado más en entender cómo se hace la producción, desde un punto de vista presupuestario y con todas las pequeñas cosas del día a día que conlleva producir algo, habría conocido todas las dificultades por las que tiene que pasar el equipo y no podría haber sido tan objetivo a la hora de evaluar el resultado. Así que creo que era necesario tener cierta distancia desde el principio para poder supervisar las cosas y dar mi opinión sobre si algo funciona o no.

¿Cuál ha sido el mayor reto de esta adaptación?Diría que el mayor reto al que me enfrenté fue a no traicionar las expectativas de los fans actuales de One Piece. Y, después de muchas conversaciones, pruebas y adversidades con el equipo de producción y los guionistas, la respuesta a la que creo que llegamos es que los personajes del live action tienen que parecerse a los personajes que todo el mundo ha llegado a querer y abrazar. Y creo que lo hemos conseguido.

¿Hubo alguna escena que le preocupase más a la hora de llevarla a la realidad?No creo que haya ninguna escena en particular que pueda decir que tuviera miedo de que no funcionara. Diría que la mayor preocupación que tenía en todo este empeño es si los personajes, especialmente los Sombrero de Paja, se sentirían fieles a los que la gente ya conoce y ha llegado a amar. 

No se trata de una escena en particular, sino de toda la serie. Si los fans no los aceptan como los personajes del manga y el anime, se pueden hacer muchas cosas buenas con todos los demás elementos de la producción y, aun así, fracasar. Así que en el proceso de guion y en el casting prestamos mucha, mucha atención a la forma de ser de los personajes.

Este live action tiene algunas modificaciones en la trama con respecto a la obra original. ¿Fue partícipe de estos cambios? ¿Qué opina de ellos?De nuevo, para mí todo se reduce a los personajes principales, y sus flashbacks son una parte muy importante para que los lectores puedan entender de dónde vienen estas personas y enamorarse de ellas. Fuimos muy, muy cuidadosos a la hora de asegurarnos de que los Sombrero de Paja y sus historias se reflejaban plenamente en la adaptación. Mantuvimos muchas conversaciones para hacerlo bien y, como resultado de ellas, creo que logramos un resultado muy sólido.

En una carta suya publicada por Netflix mencionó que, si el producto final no cumplía con sus expectativas, no se publicaría. ¿Cuáles son los detalles que revisaba con el fin de dar el visto bueno?Es difícil decir una cosa solamente, realmente era todo, me importaba cada detalle de la serie, tanto la historia como la acción. Quería asegurarme de que el producto final era algo que los fans podían ver y disfrutar de verdad, así que quería asegurarme de que, si las cosas no estaban funcionando, podíamos parar esto en cualquier momento. Eso era importante para mí. 

Hubo un momento en el que realmente pensé que teníamos que posponerlo hasta el año que viene o así porque estábamos llegando al final. En mayo o junio todavía estábamos discutiendo varios detalles y yo estaba tomando notas sobre muchas escenas diferentes, muchas cosas muy detalladas, y no estaba seguro de si iba a ser posible. Pero, afortunadamente, el equipo de producción respondió a todas mis anotaciones y las hicieron realidad a un ritmo que me sorprendió incluso a mí.

¿Qué mensaje le gustaría que quedara en la gente que ve la obra por primera vez?Mi política como dibujante de manga es crear siempre un mundo muy luminoso y optimista, y eso es lo que quiero que la gente disfrute y acepte. Si quieres series más serias, algo que sea un poco más sombrío y complicado, hay muchas otras series en el mundo que puedes ver o leer. Yo entiendo el entretenimiento como una gran manera de matar el tiempo y One Piece es el tipo de obra que te hace sentarte y simplemente disfrutar.

Tras estos siete años desde que comenzó el proyecto, ¿qué opina del resultado final de este live action?En Japón, la gente de mi generación creció viendo muchas películas de Hollywood y las idolatramos. La mayoría de los éxitos en los cines japoneses eran películas de Hollywood como Indiana Jones, ET y Terminator. Así que, si Hollywood producía esta adaptación, esperaba que la calidad fuera muy, muy alta. Esperaba que, en lugar de que lo hiciera un estudio japonés, Hollywood fuera capaz de hacer justicia en términos de calidad al mundo que yo había dibujado. 

Es cierto que, desde entonces, me he hecho mayor y, en comparación con muchos de los guionistas, los productores y todos los equipos que trabajan en la serie, yo también he pasado por muchas cosas, así que me aseguré de que mi voz también fuera escuchada. Si había algo que me parecía que no estaba bien en la adaptación, no dudaba en comunicarlo y hacerlo saber. Y, al ver el producto final, estoy muy contento de poder decir que se han hecho realidad mis expectativas iniciales, sabía que Hollywood sería capaz de hacer justicia a esta visión.

¿Encontró dificultades con las diferencias culturales a la hora de transmitir los elementos de la obra al equipo de producción y los actores?Solo he vivido en Japón, así que no estoy tan seguro de cómo perciben las cosas otras culturas. Algo que experimenté al comunicarme con el equipo de producción es que incluso el concepto de nakama (en japonés es 'amigo, compañero o camarada', y también es el término que utiliza Luffy para hablar de su relación con su banda) puede interpretarse de formas ligeramente distintas según el lugar de procedencia. 

Los valores de los personajes pueden ser ligeramente diferentes en términos de interpretación: lo que parece guay o fuerte puede ser diferente en otras culturas, y todos eso puede dar lugar a alguna discrepancia que acabé notando. 

Acepté muchas de esas diferencias, pero al final vi que One Piece, tal y como la dibujé en el manga, ya tiene éxito en todo el mundo. Y eso incluye temas como el autosacrificio o la hombría, cosas que han venido de un lugar muy japonés pero que han sido adoptadas en todo el mundo. Por ello, quería seguir siendo coherente y fiel a esos principios de la obra y decidí que abrazaríamos esas diferencias tal y como son.

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