La COVID llega a la ficción 

La pandemia debía ser contada y los primeros han sido ‘The Good Doctor’ y ‘Anatomía de Grey’
Mederith en plena pandemia
Mederith en plena pandemia
Mederith en plena pandemia

“La vida se había detenido. Como si alguien hubiera presionado el botón de pausa en el mundo. Esto en el mejor de los casos. En el peor tú hubieras enfermado, claro, pero para el resto de nosotros simplemente se trataba de esperar… y ese no es el caso de los médicos”.

David Shore, showrunner y productor ejecutivo de The Good Doctor comenta en Deadline lo desafiante que fue enfrentarse como escritor al doble episodio centrado en la Covid que abre la cuarta temporada de la serie.

La ficción es un reflejo de la realidad y los creadores pueden acercarse a ella desde muchos ángulos. Las series de hospitales son un retrato de la tensión, la tragedia, el alivio, la adrenalina, la muerte, la vida o el romance que se agolpa en los pasillos de estos edificios donde todo se magnifica.

Hay series que yerran al describir los protocolos sanitarios, otras al nombrar mal las herramientas del personal, algunas fallan con las enfermedades o con sus consecuencias pero todas nos dan un aspecto impresionista de lo que significa trabajar allí, las historias profesionales y personales de un gremio interesantísimo.

Y de repente llega la Covid. La pandemia para la que el siglo XXI no se había preparado. Y lo envuelve todo de miedo, torpeza, ignorancia, muerte… Para la gente común, como explica Shore, solo es cuestión de dar al botón de pausa en sus vidas, en los peores casos enfermar, arruinarse, morir o perder a un ser querido.

Para los médicos es lo mismo menos lo del botón de pausa, para ellos ocurre lo contrario, se amplían las revoluciones a las que deben de trabajar, se multiplica la tensión, hay confusión y miedo, la adrenalina disparada durante turnos de más de 10 horas... Podría decirse que durante los primeros meses de pandemia estos profesionales vivieron su propia guerra.

El Dr. Shaun en pleno Covid
El Dr. Shaun en pleno Covid

Los creadores de las series de hospitales tenían varias posibilidades a la hora de enfrentarse a las siguientes temporadas. Obviar la enfermedad no era una opción al menos que se quisiera destruir la verosimilitud sobre la que se sustentan estas ficciones. Sin embargo sí tenían en su mano ofrecer dos clases diferentes de realidad.

Los creadores podrían haber continuado las tramas de los personajes en un paisaje donde el covid no plagara cada término de sus vidas, la realidad que vivimos en verano o al comienzo de esta segunda ola, por ejemplo. De hecho cuando Shore tomó la decisión de entrar de lleno en los primeros momentos de pandemia él mismo creía (y posiblemente muchos de nosotros) que para noviembre todo estaría bajo control. No ha sido así y esta serie llega en la cresta de una segunda ola igual de letal que la primera.

“Esta es nuestra responsabilidad, mostrar lo difícil que es esta lucha para los trabajadores de la salud. [...] Tenemos que tratar de difundir un poco de empatía y mostrarle a la gente que esto es muy real y que es muy difícil, y la próxima vez que quieras quejarte por usar una máscara piensa en lo que esas personas tienen que hacer”, palabra de Ellen Pompeo.

Así que The Good Doctor con su cuarta temporada y Anatomía de Grey con su temporada 17 abren las puertas a la Covid y nos ofrecen una ventana para ser testigos de una batalla que hasta ahora y para muchos de nosotros nos había sido ajena.

Confusión, caos y máquinas de respiración

Una Claire más fuerte
Una Claire más fuerte
Cinemanía

The Good Doctor sostiene su narración en tres pilares que describen exactamente cómo se vivieron las primeras semanas de pandemia:

Primero la confusión. Un dolor de garganta no era covid. Una gastroenteritis no era covid. La falta de olfato no era covid. Luego sí lo era. Miles de pacientes con la enfermedad fueron devueltos a sus casas. El Dr. Shaun, la Dr. Claire, la Dr. Audrey y el Dr. Alex se enfrentan a esta primera etapa con perplejidad y cierta desesperación al darse contra el muro de la ignorancia una y otra vez. Una sensación desoladora y transmitida al espectador con mucho tiento.

Después, el caos. Las urgencias repletas de enfermos Covid. No existe otra enfermedad. Pequeños puestos de campaña afuera de los hospitales. La enfermedad se comporta de maneras aleatorias. Los trombos en la sangre matan pacientes. El Dr. Shaun y sus compañeros viven la etapa con frustración e irritabilidad, discuten, lloran y se gritan porque no pueden hacer absolutamente nada para ayudar a los pacientes.

Y la sintonía constante de las máquinas de respiración. “Mi mente relacionaba entrar a trabajar en urgencias con una constante sintonía de máquinas de respiración funcionando. Muchas máquinas”, describe así su día a día una profesional sanitaria de un hospital de Madrid. 

The Good Doctor traslada a la perfección esa sinfonía a la que acompaña con las ahogadas bocanadas de los pacientes que se pueden hacer extremadamente agobiantes para los espectadores sensibles o hipocondriacos.

Pero lo más duro es la separación entre enfermos y familiares. Ahí la serie hace un ejercicio narrativo elegante y preciso. Sencillamente durante meses no pudimos despedirnos de quienes queríamos, ni vernos, ni tocarnos… Contar esto es de vital importancia porque el trabajo de los sanitarios también consistió en decirnos que no, que no podíamos acercarnos a despedirnos.

La escena protagonizada por la Dr. Claire en la que tiene que impedir que la hija de una paciente fallecida pueda despedirse está interpretada por Antonia Thomas con mucha sensibilidad. Es complicado no emocionarse viéndola.

La playa de Meredith

Mederith en la playa
Mederith en la playa
Cinemanía

Kirsta Vernoff es una de las escritoras de Anatomía de Grey. Antes de escribir los capítulos de cada temporada el equipo de guionistas se reúne con médicos y enfermeras. Todos los años, según cuenta Vernoff en Deadline, están alegres y emocionados, deseando contar historias reales de su día a día. “Este año parecía la primera vez que hablaban con alguien”.

El testimonio de Krista de cómo se encontró a estos profesionales es demoledor: “Era el primer descanso que tomaban. Y también era la primera vez que alguien les preguntaba por lo que estaban viviendo. Parecía que estaban a punto de romperse. Eran personas diferentes”. El trabajo de Pompeo fue encarnar este impacto en su personaje y lo consigue con creces.

Anatomía de Grey describe la pandemia con precisión milimétrica apoyando su narración por las historias reales de profesionales sanitarios reales. Pero Vernoff da un paso más allá y nos muestra una playa donde Meredith se encuentra con un personaje muerto y muy querido por los fans (hagan sus apuestas).

Esta playa es el símbolo de lo que significa Anatomía de Grey, y todas las series del mundo, películas, canciones, libros, el pan que no ha parado de hornearse en los meses de pandemia, las botellas de vino que tirábamos una a una al contenedor verde con cierta vergüenza de que nuestros vecinos pensaran que éramos alcohólicos, los juegos de cartas y hacer el amor entrehoras. 

La playa donde Mederith camina en una especie de ensueño en mitad de las exhaustivas jornadas en plena pandemia, es el símbolo del romance, del humor, de la alegría con la que la ficción nos alimenta. Dicen que el déficit de estimulación durante estos meses de pandemia nos forzaba a soñar cosas realmente intensas. La playa es también esa vía de escape. 

Aún tendremos que ver muchas series y películas donde el Covid sea una parte importante de la narración, ya que es y será una parte importante de la realidad de nuestras vidas. De momento la porción de realidad sobre lo que nos pasa hoy que estas series nos han ofrecido es sobresaliente y necesarísima. 

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