¿Bifobia en 'Sandman'? Tumulto en redes sobre el personaje de Jenna Coleman en la serie de Netflix

La actriz de 'Doctor Who' y 'Victoria' interpreta a la detective paranormal Johanna Constantine. 
Johanna Constantine (Jenna Coleman en 'Sandman') y John Constantine en el cómic 'Hellblazer'.
Johanna Constantine (Jenna Coleman en 'Sandman') y John Constantine en el cómic 'Hellblazer'.
Cinemanía
Johanna Constantine (Jenna Coleman en 'Sandman') y John Constantine en el cómic 'Hellblazer'.

Dadas las reacciones ante Sandman, tanto Neil Gaiman como Netflix están viviendo ahora mismo un sueño dorado. La adaptación del legendario cómic ha sido bien acogida por los expertos (86% de críticas positivas en Rotten Tomatoes) y por un público que, en muchos casos, nunca había oído hablar de Sueño de los Eternos, del Corintio, de Rose Walker o de la siempre entrañable Muerte. 

Sin embargo, los ataques no han tardado en llegar. Y no nos referimos a aquellos que acusan a la serie de haber dulcificado el gore y el horror cósmico de su original en viñetas (aunque de esos también ha habido), o los que la tachan de nefando producto de la agenda 'woke' (estos últimos, nos tememos, también son multitud).

Se trata, en cambio, de críticas centradas en Johanna Constantine, la detective paranormal interpretada por Jenna Coleman. Y su eje es la hipotética bifobia (antipatía u odio hacia las personas bisexuales) que transpiraría el personaje. 

El huracán comenzó con un tuit de la escritora israelí Shiri Esner, y ha llegado al punto de que esta ha protegido su cuenta (lo que vulgarmente se conoce como "poner el candado"), haciéndolo inaccesible. Sin embargo, sus ecos siguen resonando en la red de mensajes breves, tanto a favor como en contra. 

La crítica de Esner se basa, principalmente, en dos hechos: Johanna Constantine es bisexual (de hecho, una exnovia suya tiene un papel destacado en el capítulo) y es una persona de muy pocos escrúpulos y nada fiable, aunque su encuentro con Morfeo (Tom Sturridge) ayude a revelar el lado más compasivo de este último. 

De este modo, Sandman estaría perpetuando el estereotipo que señala a las personas bisexuales como arteras y mentirosas, dando una mala representación de un colectivo muchas veces lastrado por los prejuicios y la incomprensión dentro y fuera de la comunidad LGTB. 

Tráiler de 'Sandman' - Cinemanía

Sin quitarle o darle la razón a la crítica, esta tremolina merece una explicación. La cual nos llevará lejos de la Tierra, del Infierno y del Ensueño para acercarnos al Universo DC. 

Por mucho que a Neil Gaiman le cueste admitirlo ahora, Sandman (el cómic) nació en 1989 como un título de terror orientado a darle nuevos bríos al lado sobrenatural de DC. De ahí que muchos de sus personajes (empezando por el protagonista, y siguiendo por Caín y Abel, entre otros) estén basados en figuras menores del catálogo de la editorial. 

Esa fue la razón de que los primeros números del tebeo emplearan cameos de héroes como los miembros de la Liga de la Justicia que ayudaban a Morfeo a localizar su rubí. Asimismo, Sandman contó como estrella invitada con el personaje insignia de la DC terrorífica: John Constantine, el mago timador creado por Alan Moore. 

Ahora bien: por cuestiones de derechos, la Sandman de Netflix no puede contar con la presencia de John Constantine (interpretado por Matt Ryan en las series de The CW y por Keanu Reeves en un filme que es mejor no recordar). De ahí que, en un fino tirabuzón, lo haya reemplazado por Johanna, una antepasada de John que también aparece en el cómic, y que fue creada por Gaiman como guiño a su amiguete Moore. 

Y aquí viene la clave de todo esto: en su versión original, John Constantine es bisexual... y también es lo que, en círculos herméticos e iniciáticos, se conoce como "un cabrón con ventanas a la calle". De lo segundo quedan pruebas abundantes en su colección Hellblazer, mientras que lo primero ha creado ya bastantes polémicas por su difusa plasmación, tanto en papel como en la pantalla.

Manteniendo estos rasgos en Johanna Constantine, si bien de una forma menos truculenta que en el tebeo, la serie de Sandman solo estaría manteniéndose fiel al original. No en vano la frase que presenta a la hechicera en su póster de personaje es "Ni los demonios se fían de ella". 

Pero, por otra parte, también es verdad que el retrato de las personas bisexuales en TV suele ser prejuicioso hasta el punto de la parodia. Salvando los pocos ejemplos positivos, el más reciente de los cuales podría ser Nick (Kit Connor) en Heartstopper, series como Euphoria o Juego de tronos han presentado a sus personajes bi (como Cal Jacobs y Oberyn Martell, respectivamente) bajo una luz cargada de estereotipos.

De esta manera, la aparición de Joanna Constantine en Sandman plantea una encrucijada irresoluble. Si el personaje no compartiera el aura siniestra de John, su falta de escrúpulos y su jeta de cemento, los fans se le habrían echado al cuello. Pero, respetando esos elementos, se ha ganado el 'arden las redes' de rigor. 

No está nada claro si Joanna Constantine volverá a aparecer en Sandman, porque la aparición de John en el original se quedó en un solo capítulo. Pese a ello, Neil Gaiman ha declarado que no le importaría ver un spin-off protagonizado por esta antiheroína... mientras los rumores sobre una hipotética serie de Hellblazer en HBO Max, producida por J. J. Abrams, siguen en el limbo.

A nosotros, por nuestra parte, el hecho de que la versión femenina del mago más chungo de DC lleve la gabardina limpia y haya dejado de fumar ya nos parece un avance notable.

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