20 años de 'Aquí no hay quien viva': un icono pop de esta nuestra televisión

Celebramos el 20 aniversario de la mítica serie recordando los motivos que la mantienen en el imaginario colectivo.
Así era la intro de 'Aquí no hay quien viva', la serie española que batió récords de audiencia
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Aquí no hay quien viva ha cumplido ya 20 años de historia. 

Dispuestos de una Sony Trinitron —televisión de las de culo y sin mando a distancia— y una lámpara de mesilla de noche, Lucía y Roberto llamaban al telefonillo de Desengaño 21 por primera vez y sin demasiado éxito un 7 de septiembre de 2003. 

Érase una mudanza, episodio piloto de Aquí no hay quien viva, sería el comienzo de una sucesión de situaciones surrealistas entre unos vecinos que, a base de follones, por favores y PUFS se acabarían convirtiendo en los enemigos, amantes, jefes, maridos, caseros, padres, amigos, hermanos y fieles compañeros de sobremesa y videoclubs de ellos, de Lucía y Roberto. Y de nosotros, espectadores.

Los inicios

De aquel érase un comienzo, un piloto, un primer encuentro, un lo que sea, ya han pasado 20 años, y la ficción creada por Iñaki Ariztimuño y los hermanos Laura y Alberto Caballero sigue estando en su peak, como diría este otro nuevo público suyo, nativo de las plataformas de streaming. Es decir, en su mejor momento. 

Pero no todo fue comedia a lo largo de esos escasos —aunque muy, muy intensos— tres años. Así lo relata Javier P. Martín en forma de historia oral con Aquí no hay quien viva. Detrás de las cámaras: la delirante historia de esta nuestra comunidad, libro que acaba de publicarse, coincidiendo con el cumpleaños de la serie, y donde el periodista recopila los testimonios de sus artífices, así como las historias y curiosidades detrás de cada escena.

Fueron seis temporadas que salieron a flote, a pesar de —que no debido a— un ritmo frenético de trabajo en el que, en ocasiones, los actores recibían los guiones de madrugada, horas antes del rodaje. Algunos abandonaron la serie, como la propia Loles León, que dio vida durante aquellos años a la inolvidable y querida Paloma Cuesta. 

Loles León como Paloma Cuesta
Loles León como Paloma Cuesta

Los agobios

"Todos íbamos de culo. Fue un boom. Y el boom, pues la palabra lo dice: “¡Boom!”. Explota todo". De este modo lo expresó la actriz en la historia oral de la serie. Y realmente fue una explosión, en todos los sentidos. Aquí no hay quien viva acabó reuniendo un Premio Ondas, un Micrófono de Oro, cinco —cinco— premios de la Academia de la Televisión, dos —dos— Fotogramas de Plata, cuatro TP de Oro y nueve —nueve— Premios de la Unión de Actores y Actrices para algunos de sus intérpretes.

El libro viene a ser una exhumación de lo que fue Aquí no hay quien viva y de lo que es, a pesar de los sinsabores del proceso, y de todo el éxito cosechado entre 2003 y 2006, época en la que triunfó en las pantallas de Antena 3. 

Actualmente lo sigue haciendo en Netflix, HBO, YouTube, en las reposiciones mañaneras de Atresmedia e incluso a través de redes sociales, donde las cuentas tributo a la serie se multiplican y cada día podemos deleitarnos con la escena de Mariano (Eduardo Gómez) arrancándose a cantar — tetrabrik en mano— a lo Marta Sánchez, o con las ilustraciones de algunos de los mejores momentos de la serie, por cortesía de Sara Benito (sbenito.design).

La política de rellano

En cualquier caso, es una realidad que Aquí no hay quien viva continúa imbatible en nuestras televisiones (sean Sony Trinitron o no), y puede que la clave de esto sea su esencia costumbrista y los problemas reales a los que se enfrentaban sus —a veces no tan— adorables vecinos, que hicieron de la serie (pretendiéndolo o no) un reflejo de la sociedad del momento. Eso sí, siempre con un tono de humor que posiblemente sea lo que tanto la diferencia del resto de producciones de la época, como Los hombres de Paco, Aida o Los Serrano, entre otras.

Aquí no hay quien viva introdujo en el salón de miles de españoles de inicios de los 2000 una pequeña comunidad que en cada episodio ponía sobre la mesa, en esas Juntas de rellano, los temas políticos y sociales que comenzaban a tratarse y a tenerse en cuenta, pero de los que aún nadie hablaba abiertamente en televisión. Como fue el caso del entonces proyecto de ley sobre el matrimonio igualitario, que se aprobaría un año después del nacimiento de la serie, y al que Mauri y Fernando (Luis Merlo y Adrià Collado) hacen referencia explícitamente en la primera temporada varias veces. 

Fernando (Adrià Collado) y Mauri (Luis Merlo) en 'Aquí no hay quien viva'
Fernando (Adrià Collado) y Mauri (Luis Merlo) en 'Aquí no hay quien viva'
Cinemanía

Todo un atrevimiento entonces, también por ser una de las primeras series que visibilizaban al colectivo LGTBIQ (Bea, Inga, Delito) sin recurrir al estereotipo ni al chiste fácil, tan asiduo entonces, y tampoco sin escatimar en pluma en el caso de Mauri, desestigmatizando esto.

Bea (Eva Isanta), Carmen (Llum Barrera) y Ana (Vanesa Romero) en 'Aquí no hay quien viva'
Bea (Eva Isanta), Carmen (Llum Barrera) y Ana (Vanesa Romero) en 'Aquí no hay quien viva'
Cinemanía

La precariedad laboral, que vemos personificada, especialmente, en las figuras de Belén, interpretada por Malena Alterio, y Emilio, al que dio vida Fernando Tejero (Belén llegó a tener 16 trabajos a lo largo de las seis temporadas), y los personajes estereotípicos de la cultura cañí, ya saben: la pija, el niño de papá engominado, la hippy bohemia, las viejas alcahuetas, son otros de los puntos fuertes que hacen especial a esta serie que, quizá para algunos, resultaba algo familiar ya en 2003.

Vicenta (Gemma Cuervo), Concha (Emma Penella) y Marisa (Mariví Bilbao)
Vicenta (Gemma Cuervo), Concha (Emma Penella) y Marisa (Mariví Bilbao)
Cinemanía

Los referentes

Y es que esta ficción, realmente, cuenta con más de un padre. Para conocer al primero de ellos nos tenemos que remontar a la década de los 60 y 70, cuando 13, Rue del Percebe, una serie de historietas creadas por Francisco Ibáñez, ya comenzaba a plantear un discurso en esa línea tan disparatada que es la vecindad con personajes como la portera, Manolo el moroso o el tendero Don Senén. 

También La comunidad (2000), de Álex de la Iglesia, se anticipó al fenómeno televisivo tan solo un par de años antes. En esta desquiciada comedia podemos ver multitud de paralelismos con la serie de Antena 3, sobre todo la situación del momento, el germen de una crisis económica e inmobiliaria que no tardaría en llegar y la presencia de unos marcados personajes con un carisma que los ha vuelto ajenos al paso del tiempo.

'La comunidad', de Álex de la Iglesia
'La comunidad', de Álex de la Iglesia
Cinemanía

El futuro

El público joven, ese que aún no había nacido cuando Belén y Emilio rompían por vigésima vez, lo sabe bien. La serie ya forma parte de la cultura popular de toda una generación, y de otras más. Es posible que la reciente fiebre de los 2000 y el regreso de muchas de las series y programas de televisión más populares del momento hayan tenido parte de culpa, algo que, sin duda, los más nostálgicos millennials han sabido valorar en estos últimos años. 

Los hombres de Paco, El internado, Allá tú o Grand Prix son solo parte de la parrilla que ha vuelto a lo grande a la pequeña pantalla, convencidos de conquistar también el corazón de los Z. De estos no podemos vaticinar su longevidad. Pero de Aquí no hay quien viva sí que podemos afirmar, y afirmamos, que seguirán imbatibles como icono pop de esta nuestra televisión. Y punto en boca.

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