El hombre que enseñó a John Wayne a pelear como un vaquero

Campeón mundial de rodeo y mano derecha de John Ford, dirigió las escenas de acción de 'Espartaco' o 'Ben-Hur'.
Yakima Canutt en 1921
Yakima Canutt en 1921
Cinemanía
Yakima Canutt en 1921

Lucerne Valley, California, 1939. Rodaje de La diligencia. Doblando a un piel roja, Yakima Canutt salta desde un caballo a un carruaje a 80 kilómetros por hora. Cuando le “disparan” se deja caer bajo la diligencia para dar realismo a la escena. 

El director John Ford, temiendo por la vida del especialista, baja la cabeza y se apoya contra la cámara. Cuando vuelve a mirar y comprueba que Canutt sigue vivo, masculla: “Creo que necesito un trago”.

El especialista más grande de todos los tiempos vino al mundo como Enos Edward Canutt (Snake River Hills, Washington, 1895) y se crió en el rancho de su padre, donde aprendió a cazar, disparar, poner trampas y montar a caballo. A los 16 años, dejó la escuela para consagrarse a su vocación: los rodeos. Siendo jinete alcanzó fama mundial y fue rebautizado “Yakima” gracias a una errata publicada por un periódico en el pie de foto.

La estrella del western Tom Mix le introdujo en Hollywood y en 1924 abandonó el mundo del rodeo para ser actor a tiempo completo. En uno de los rodajes se destrozó la nariz, y tuvo que hacer la primera de una larga serie de visitas al cirujano plástico.

A partir de 1928, la llegada del cine sonoro lo dejó fuera de juego como intérprete, puesto que, según los productores, su voz sonaba “como la de un colibrí”. Ni corto ni perezoso, se recicló en especialista, aportando revolucionarias técnicas para perfeccionar las escenas peligrosas. 

Con John Wayne mantuvo una larga y fructífera colaboración: entre otras cosas, le enseñó a caerse del caballo y a pelear como un auténtico vaquero, amén de doblarlo en películas como Jinetes del destino (1933) o Acero azul (1934). Tardó poco en convertirse en el especialista de moda, reclamado por estrellas del calibre de Errol Flynn, Henry Fonda o Clark Gable, a quien dobló en la escena del incendio de Lo que el viento se llevó (1939).

En 1950, la edad y las múltiples lesiones que había sufrido a lo largo de su carrera hicieron que Canutt se centrara en su faceta como director de segunda unidad, y dejara el trabajo sucio a especialistas más jóvenes, como sus hijos Joe y Tap. Así, orquestó las escenas de acción en largometrajes tan legendarios como Ivanhoe (1952), Espartaco (1960) o Ben-Hur (1959), para el cual diseñó la inolvidable carrera de cuadrigas. Su último filme fue Nevada Express (1975), con Charles Bronson y otro colaborador habitual de Ford, Ben Johnson.

En la recta final de su vida, se dedicó a escribir su autobiografía y cosechar premios por su valioso trabajo en más de mil películas. El más aplaudido, un Oscar honorífico de la Academia, pero a él le hizo especial ilusión la estrella que le pusieron en el Paseo de la Fama de Hollywood. En 1986, con 90 años, cabalgó tranquilo hacia el más allá.

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