El cine de Wes Anderson, ordenado de peor a mejor

El texano de estilo inconfundible acaba de estrenar 'Asteroid City', rodada en la madrileña Chinchón.
Wes Anderson con sus juguetitos
Wes Anderson con sus juguetitos
Wes Anderson con sus juguetitos

Es fácil definir el cine de Wes Anderson como "lugar feliz", tanto para el director como para sus partidarios. Al fin y al cabo, tiene un estilo tan absurdamente marcado que se reconoce con solo ver algunos de sus planos simétricos o su rango cromático, y esto puede derivar bien en que las IAs quieran imitarlo, bien en que algunas películas aparenten ser juguetitos sin alma. Sus mejores títulos serían, pues, los que dejan entrever esta alma (y resulta ser uno bastante torturado). 

Viaje a Darjeeling (2007)

Fotograma de 'Viaje a Darjeeling'
Fotograma de 'Viaje a Darjeeling'
Cinemanía

Lo que no quiere decir que sean también los más claramente consagrados a la miseria. Viaje a Darjeeling es un abordaje directo al trauma, a través de las cuitas de tres hermanos (Adrien Brody, Owen Wilson y Jason Schwartzman) que lidian con la muerte de su padre durante un viaje por la India. Hay una apuesta clara por lo dramático y lo psicológico, pero también por un orientalismo estomagante, que nos muestra a un Wes muy inexpresivo, más metido que nunca en su ombligo. 

Bottle Rocket (1996)

Fotograma de 'Bottle Rocket'
Fotograma de 'Bottle Rocket'

Su debut con el largo (tras un corto titulado igualmente Bottle Rocket que ejercía de ensayo) le hizo merecedor del apoyo de Martin Scorsese. El director no pudo empezar con un padrino mejor, y habrá que quedarse con lo bonito de esta alianza pues la película como tal no ofrece muchos alicientes. Su estilo aún está en fase embrionaria, si bien se percibe ese gusto por la melancolía de postín que tantas (semi)alegrías dará después. 

La crónica francesa (2021)

Fotograma de 'La crónica francesa' de Wes Anderson
Fotograma de 'La crónica francesa' de Wes Anderson

La penúltima película hasta la fecha es la que con mayor ímpetu da la razón a los detractores de Anderson. Su deseo de homenajear gráfica y narrativamente publicaciones como el New Yorker da pie a un disfrute obscenamente vacuo, comprometido a su mismidad, que devalúa el periodismo y la lucha política (ese mayo del 68 visto a través de los ojos de Timothée Chalamet) al tiempo que cualquier interés del director por el mundo que le rodea. En cierto sentido, es su película más triste. 

Moonrise Kingdom (2012)

Fotograma de 'Moonrise Kingdom'
Fotograma de 'Moonrise Kingdom'

Se ha convenido en considerar Moonrise Kingdom como una de sus mejores películas, y quizá se deba a la complicidad visceral que puede llegar a entablar con adultos nostálgicos, tendentes a percibir la juventud como algo mucho más mágico de lo que fue. Si traspasamos ese velo, Moonrise Kingdom es irritante y bastante problemática en su sexualización de los cuerpos juveniles, aunque no exenta de interés por los estallidos de violencia que de vez en cuando perturban sus imágenes. 

El gran hotel Budapest (2014)

Gran Hotel Budapest
Fotograma de 'El gran hotel Budapest'

La película consecutiva a Moonrise Kingdom inició del todo el esfuerzo de Anderson por meter su obra dentro de muñecas rusas. Capas y capas narrativas que subrayaban un distanciamiento muy buscado, a la vez que nos desafiaban a conectar de una forma muy especial con lo narrado. Esta complejidad fue, por lo general y como suele ocurrir con Anderson, dejada de lado en función a lo cuqui que era todo. Incluso los Oscar cayeron rendidos a este encanto, con cuatro nominaciones. 

Isla de perros (2018)

Isla de perros
Fotograma de 'Isla de perros'

Es así: el control enfermizo con el que Anderson plantea sus películas marida a la perfección con la animación. Y más si es stop motion, con el que puedes imaginar a Anderson manipulando de forma metódico cada figurita. Pese a ello el texano solo ha hecho dos películas de animación hasta la fecha. Esta es la peor porque no se zafa de cierta sensación de vacuidad frívola, pero igualmente resulta un festín para la vista.

Academia Rushmore (1998)

Fotograma de 'Academia Rushmore'
Fotograma de 'Academia Rushmore'

Hay ocasiones donde el éxtasis formal de Anderson se combina armónicamente con una historia que gana intensidad y emoción gracias a él, y tenemos sus mejores películas. El director alcanzó el equilibrio prematuramente con su segundo largometraje, calibrando un angst adolescente muy específico en sintonía a la derrotada mirada adulta, que aquí su querido Bill Murray representaba por primera vez. 

Asteroid City (2023)

Scarlett Johansson en 'Asteroid City', de Wes Anderson
Scarlett Johansson en 'Asteroid City', de Wes Anderson

Quién lo iba a decir, justo después de la inanidad de La crónica francesa, Anderson se ha marchado a la madrileña localidad de Chinchón para rodar su mejor película en años. Reencontramos las muñecas rusas, los colores pastel y la coralidad inasumible de personajes, pero sobre todo un humor descacharrante y un pensamiento finísimo sobre las (i)limitaciones de la ficción, a disfrutar en sesión continua con Los Fabelman, Dolor y gloria u otras películas de la cuerda.

Los Tenenbaums. Una familia de genios (2001)

Fotograma de 'Los Tenenbaums'
Fotograma de 'Los Tenenbaums'

Quizá pequemos de nostálgicos (como los fans de Moonrise Kingdom) al considerar que Anderson no ha vuelto a estar a la altura de la primera etapa de su carrera. Asumiéndolo, solo queda deleitarnos con el recuerdo de esta Succession de colores más bonitos pero dolor equiparable, con los mejores personajes que ha escrito nunca y la emoción más pura. Aquella que emana de unir el rostro de Gwyneth Paltrow a la voz de Nico.

Life Aquatic (2004)

Bill Murray en 'Life Aquatic'
Bill Murray en 'Life Aquatic'

De la película de dramatismo más eficaz pasamos a la más descacharrante con diferencia. Life Aquatic puede ser excesiva, pero en su excentricidad y dejes freudianos permite confirmar a las claras que Anderson, ante todo, es un fenomenal guionista de comedia. Y que nunca se va a entender con otro actor mejor que con Bill Murray porque su figura parece estar en perpetua simbiosis con su forma de ver el mundo. 

Fantástico Sr. Fox (2009)

Fotograma de 'Fantástico Sr. Fox'
Fotograma de 'Fantástico Sr. Fox'

Otra consideración transversal al estilo de Anderson: con ningún otro autor tiene mayor afinidad que con Roald Dahl. Va a poder demostrarlo con su nueva adaptación, The Wonderful Story of Henry Sugar, pero ya lo hizo del todo con esta gema existencial. Siendo además Fantástico Sr. Fox una película animada, una de las mejores de toda la historia del medio, pues cómo no va a ser su trabajo más logrado hasta la fecha. 

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