40 años de 'Volver a empezar' de José Luis Garci: así fue como ganó el primer Oscar una película en español

Volvemos a 'Volver a empezar' cuatro décadas después. El 11 de abril de 1983 José Luis Garci conquistó Hollywood con la primera película española (y en lengua castellana) que se alzó con el Oscar de la Academia
Encarna Paso, José Luis Garci y Antonio Ferrandis en los Premios Oscar de 1983
Encarna Paso, José Luis Garci y Antonio Ferrandis en los Premios Oscar de 1983
Cinemanía
Encarna Paso, José Luis Garci y Antonio Ferrandis en los Premios Oscar de 1983

Aquel 11 de abril de 1983 [madrugada del días 12 en España, se cumplen exactamente 40 años este 11 de abril de 2023], José Luis Garci subió al escenario del Dorothy Chandler Pavillion ataviado con su impoluto smoking blanco, como un Rick Blaine barbudo reciente aterrizado de su particular Casablanca asturiana. Lo hacía después de que en la platea resonara ese “¡Vol-vvver a empe-sssar!”, pronunciado por la actriz alemana Luise Rainer antes de abrir los brazos de par en par.

Hollywood se había rendido a la ternura del personaje de Antonio Albajaba (Antonio Ferrandis). Él es todo lo que le hubiera gustado ser a Jorge Valdano: futbolista y poeta. Mens sana en corpore sano (por lo menos en sus inicios como fino mediocentro del Sporting). En el ocaso de su vida, hace escala en su Gijón natal después de pasarse por Estocolmo para recoger un Premio Nobel. 

No ha vuelto a su ciudad desde que se exilió, debido a la Guerra Civil, en un lejano 1938. Va a estar solo 48 horas, pero no veas lo que le cunden: se reencuentra con un amor de niñez (Elena, encarnada por Encarna Paso), visita las instalaciones de Mareo y ve un partido en el Molinón con su amigo Roxu (José Bódalo). 

Por supuesto, visita obligada a La Santina en Covadonga, se pega tremendas cuchipandas y escancia sidra por toda la comunidad, huyendo de unos medios de comunicación que le asedian con solicitudes de entrevistas cuando se percatan de que se aloja en el Hotel Asturias. Y es que, aunque el mundo ha cambiado mucho desde 1938, por entonces todavía no hay Instagram, así que los asturianos tardan en reconocer a su ciudadano ilustre.

'Volver a empezar', 40 años después

Vista hoy, la película sorprende por su candidez. Encapsula lo sueños de toda una generación que veía un futuro brillante tras cuatro décadas de ominosa dictadura. Nada lo expresa mejor que la conversación telefónica entre Albajara y el hoy Rey jubileta, interpretado por el imitador del momento, Pedro Ruiz. La emoción sincera del que habla con el que considera el gran héroe del 23F, departiendo sobre su nominación a ¡Premio Nobel de la Paz!, un supuesto hoy cómico para los que esta semana nos vamos a volver a desayunar con los enésimos dimes y diretes sobre el abuelo de Froilán y su examante y exmujer de domador.

¿Cómo pudieron apreciar los miembros de la Academia aquella historia tan apegada a las ilusiones históricas de una sociedad, ambientada en un rincón de España tan alejado de los tópicos? Se dice que el galardón hay que entenderlo en clave de apoyo a la joven democracia española, como después lo sería el premio a la argentina La historia oficial, de Luis Puenzo. 

Indudablemente, se vivió una noche de lo más política y conciliadora. Además de Volver a empezar arrasó Gandhi, de Richard Attenborough, con ocho estatuillas, en detrimento de la favorita, otra película con un protagonista de vestuario curioso llamada E.T. El extrarrestre. Y fue el reencuentro, por ejemplo, de la propia Luise Rainer con Hollywood, décadas después de ser repudiada por la industria por sus quejas laborales y opiniones políticas, siendo una firme defensora de la República española.

Pero Volver a empezar también es una carga emocional con una historia de amor rara vez mostrada en una gran pantalla. Antes de que se pusiera de moda el edadismo, décadas antes de que Judi Dench, Maggie Smith, Bill Nighy y compañía se forraran con su Hotel Marigold y demás franquicias, Garci nos presentaba el amor en la edad tardía entre Albajara y Elena. Dos tortolitos encantadoramente castos y tímidos. 

'Volver a empezar'
'Volver a empezar'
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A su edad, el cuerpo ya no está para mucho rock’n’roll, así que se aman con un ritmo tan parsimonioso como el de sus dos principales acompañamientos musicales, el Canon de Pachelbel y el Begin the Beguine de Cole Porter. La cámara les acompaña en sus confidencias y tranquilos paseos, con suaves panorámicas y largos planos y contraplanos.

Se habla en español 

Por último, no olvidemos su condición de hito cultural no solo para España, sino para el español. Fue la primera película en obtener la estatuilla en la lengua de Cervantes. Solo España lo había intentado 10 veces anteriormente, de la mano de maestros como Juan Antonio Bardem, Francisco Rovira-Beleta, Luis García Berlanga, Luis Buñuel o Jaime de Armiñán, pero es Garci es el que ha quedado en los libros de historia. Hollywood se abría a un mercado de 300 millones, que diría Pepe Domingo Castaño, otro profesional tan futbolero como Albajara o Garci. 

Las piezas de TVE de aquellos días, conducidas por un jovencito corresponsal llamado Pedro Erquicia, nos muestran a un director tan relajado como plenamente consciente de la trascendencia de lo que acaba de ocurrir: “Es una victoria del cine español […] no es una victoria individual”, le oímos decir. 

A su lado Pilar Miró, por entonces Directora General de Cinematografía, muestra un entusiasmo que probablemente nunca volvió a mostrar en público y recalca el triunfo lingüístico.

Reacciones al Oscar

La película iría de reconciliación, y así lo entendió todo el mundo, pero un buen español nunca se priva de explotar su vena cainita. Antes del Oscar, parte de la crítica le dio duro. En especial Diego Galán en El País, el medio cultureta de referencia aquellos días. El añorado José Luis Guarner fue más sugerente en su descripción en El Periódico calificándola de “superwestern de los sentimientos”. 

Con el tiempo y a medida que Garci se convertía en un personaje todavía más público de lo que era, la opinión se volvería más acerba. Como aquí nos gustan las tradiciones, recuerda un poco a los palos que les cayeron a Jacinto Benavente o a Camilo José Cela por cometer el pecado de ser reconocidos en el extranjero con un Premio Nobel de Literatura.

Y es que hay cosas que no cambian… y otras que sí. En esos momentos en los que todo el planeta le escuchaba, Garci hizo algo insólito: le dedicó el premio al recientemente desaparecido periodista y crítico de TVE Alfonso Sánchez. Sí, decididamente, eran otros tiempos.

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