Pocos directores hay tan admirados y respetados como Martin Scorsese, un gran estudioso además del cine. Pero la suerte en los premios de la Academia de Hollywood, no le ha acompañado casi nunca. Pese a haber estado nominado hasta en 16 nominaciones, la mayoría como director, en diez ocasiones, y el resto como productor o guionista, y a haber ganado la dorada estatuilla como director por Infiltrados de 2007, no se puede decir precisamente que los Oscar hayan sido generosos con él y su talento.
La más reciente prueba es Los asesinos de la luna, su mastodóntico largometraje de tres horas y media para Apple narrando sin tapujos uno de los más sonrojantes episodios de la historia de Norteámerica, el expolio y asesinatos a los que fueron sometidos los nativos de la nación Osage durante la década de los 20 del pasado siglo, para hacerse con sus posesiones y fortunas tras hallarse petróleo en sus tierras.
Protagonizada por Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone y con Robert De Niro en un papel secundario, pero de lo más relevante, aspiraba a diez nominaciones a los Oscar, entre ellos, los de mejor película, dirección o actriz. Y, una vez más, salió de vacío.
También es cierto que a estas alturas al director de Taxi Driver o Uno de los nuestros poco o nada le hace falta tener una estatuilla de más o de menos para seguir siendo uno de los grandes, pero en los anales de las estadísticas y datos de los premios "más codiciados" del planeta en materia cinematográfica, Scorsese figura como el único cineasta con tres películas con diez nominaciones y cero premios Oscar en su haber.
Las otras dos son El irlandés (2019), edición en la que ganó Parásitos de Bong Joon-ho, y Gangs of New York (2002), en la que el triunfo se lo llevó el musical Chicago de Rob Marshall y el Oscar a la mejor dirección Roman Polanski por El pianista.
Hasta el momento, solo dos películas habían sido ninguneadas pese a tener diez nominaciones, la nueva versión de Valor de ley de los hermanos Coen y La gran estafa americana de David O. Russell.
Por su parte, Spielberg tuvo que presenciar en la ceremonia de 1986 como El color púrpura y sus 11 nominaciones tampoco obtuvieron galardón alguno, en un año en el que Memorias de África se alzó como la gran vencedora, y Paso decisivo de Herbert Ross, también con 11 candidaturas, perdió en la gala de 1978 en la que Annie Hall y Star Wars coparon la mayor parte de los premios de la Academia.
Ambas ostentan el récord negativo de largometrajes con más nominaciones y ningún Oscar, y el hito igualmente negativo de Scorsese después de Los asesinos de la luna, con un número tan alto de candidaturas y sin nada, si con dos veces que le ha sucedido parecía ya una barrera insuperable, la de tres se entrevé imposible.
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