La estética de Sofia Coppola: un reinado de adolescencia, fama y soledad

'Priscilla' llega a los cines prolongando la apuesta de la directora por las historias de adolescentes volátiles perdidas en relatos de soledad, inseguridad y miedo.
La adolescencia siempre es un tema recurrente en el cine de Sofia Coppola
La adolescencia siempre es un tema recurrente en el cine de Sofia Coppola
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La adolescencia siempre es un tema recurrente en el cine de Sofia Coppola
spot de los Premios Oscar 2024
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No penséis que el estreno de Priscilla en España en el día de San Valentín, basado a su vez en las memorias (Elvis and Me, 1985) escritas por la mismísima Priscilla Presley junto con la escritora Sandra Harmon, es pura y simple coincidencia. 

El error es presuponer que esta es una película sobre el amor romántico y la felicidad de estar volando entre nubes, sin la parte amarga que todos conocemos y que tan poco tiene en cuenta precisamente este día tan característico. Aunque parezca que vamos a adentrarnos en una historia de amor verdadero porque veremos a una pareja que fue icónica nos convendría tener muy presente e ir mentalizándonos de que vamos a ver una película de Sofia Coppola y este hecho esconde varios claroscuros en su interior.

Y es que mucho hemos esperado los fans de la directora estadounidense (desde On the Rocks en 2020 no habíamos vuelto a ver nada suyo) para volver a bucear en un universo tan alejado de otros como el que nos presenta habitualmente en sus películas. 

Siendo una de las nepobabies norteamericanas que más persistentemente se ha ganado su propio público y el reconocimiento por su trabajo en un mundo atestado de figuras y logros masculinos (el primero de todos su propio padre), nos vuelve a dar acceso a las caóticas y confusas aguas de una de las temáticas que más juego dan a la hora de narrar una historia: la dulce aunque complicada adolescencia. Dos conceptos que a pesar de que parezca que se contradicen, se entienden a la perfección dentro de un período marcado por las vivencias de cada cual, por supuesto, pero con similitudes que lejos están de catalogarse como casualidad.

'It's Sofia Coppola'

Entre octubre y diciembre de 2023 se popularizó y se reprodujo hasta la saciedad en TikTok un trend el cual consistía en una voz en off femenina, acompañada de imágenes de habitaciones desordenadas de chicas adolescentes, que narraba que cuando la habitación de un chico esta desordenada tendemos a pensar en que es porque el chico en cuestión es una persona caótica, sin ambición, vaga y sucia. 

Pero cuando la habitación de una chica está desordenada la voz femenina dice: “es Sofia Coppola, es 'hell is a teenage girl” (haciendo alusión a la frase que da el pistoletazo de salida en Jennyfer’s Body de 2009), es Lindsay Lohan en sus películas de principios de los 2000, es indie”. Alto y claro, simplemente es Sofia Coppola.

Esto no es ni más ni menos que un sello. Una marca, pero no una cualquiera. Una que funciona a la perfección, porque si hay una cosa que tenemos muy clara es que la adolescencia jamás pasará de moda. Y, valga la redundancia, si hay algo que Sofia Coppola hace realmente bien es la capacidad que tiene de reflejar en sus largometrajes las conductas, los pequeños detalles, espacios y rincones que invitan a la soledad, a la reflexión, a la apatía, a la desesperanza y el hastío, a la adrenalina y a las locuras espontáneas que se cometen a edades tan tempranas y que nos guste más o menos, comparten muchos de los y las adolescentes de este mundo. 

Y digo muchos porque al fin y al cabo, las vidas a las que nos acerca Sofia a través de sus personajes, no dejan de ser en su gran mayoría de personas en una posición socio-económica buena o muy buena, muchas veces relacionadas con el mundo de la fama y con innumerables privilegios con los que otros tantos adolescentes del mundo no cuentan en su día a día.

No estamos tratando de restarle importancia a los problemas que cada uno tenga, ya que al fin y al cabo la adolescencia, en todo su esplendor, adolescencia es. De eso no hay duda. Pero el matiz es que la de Coppola en concreto es adolescencia aesthetic del primer mundo, la cual se contrapone totalmente a otras películas de este género que son presentadas en muchas ocasiones de formas más frenéticas, burlonas, sexualizadas o incluso vacías. 

Una fórmula millonaria que mezcla adentrarse en los recuerdos de un pasado de oscuridad, soledad, inseguridad y miedo (sus pelis son sobre adolescentes, pero ¿son para adolescentes?) y aquellos log in’s a Tumblr, Flickr o Pinterest de la década de los 2000, cuando a todo se le encontraba aquel toque que te hacía sentir la chica más especial, única, original y etérea del universo. 

Una criatura tocada por un hada y que, en cierta manera, era romantizada e inmortalizada en sus acciones, reacciones, aspiraciones y cómo no, en la fotografía y en las redes sociales. No hay más que abrir el recientemente editado Sofia Coppola Archive (Mack Books, septiembre de 2023) para bucear por aquellos mares de nostalgia y confusión a los que tanto nos gusta regresar.

Adolescencia, divino tesoro

De esta forma, ocurre en películas como su opera prima, Las vírgenes suicidas (1999), donde vemos este claro ejemplo en todas las hermanas Lisbon, aunque más concretamente en Lux (Kirsten Dunst, una de sus actrices más recurrentes, por no decir la que más) quien abandera todos estos adjetivos que la transforman en un ser canónico e inmortal: la rebeldía adolescente. 

Lo vemos en todas las habitaciones de las Lisbon, perfecta y cuidadosamente desordenadas al detalle, con una iluminación, una presencia en escena y unas sonrisas inocentes que nos trasladan a todos aquellos días castigadas en casa, o cuando nos escribíamos con el exterior, cuando mentíamos por algo que queríamos hacer y no nos dejaban.

‘Las vírgenes suicidas’.
En el centro, Kirsten Dunst en ‘Las vírgenes suicidas’.
American Zoetrope

Lo vemos también en Marie Antoinette (2006) cuando la protagonista empieza a ser consciente de lo que le rodea al descubrir quién es, dónde vive y el poder que tiene o la energía que desprende en su paso de niña a joven. En el caso de Lost in Translation (2003), no hay que olvidar que aunque la protagonista tenga alrededor de 22 años, no deja de ser un polluelo recién salido del nido, el cual empieza a percibir muy sutilmente el mundo que la rodea. 

O en La seducción (2017), donde en una casa llena de mujeres de distintas edades, aunque la gran mayoría de ellas menores, encontramos familiaridades con comportamientos vividos y sufridos, con el amor y desamor adolescente, la rabia, el enfado, el enfrentamiento entre amigas, la ira o la injusticia. Y aunque el plano en el que se nos presente la historia esté muy alejado de nuestra realidad, como en estos casos concretos, no deja de sentirse una identificada con esta forma de actuar y esa estética de los 2000 que rezuman todas y cada una de sus escenas.

En el caso de Priscilla (posiblemente muchos espectadores no sepan este dato al entrar en la sala de cine) ella no era más que otra adolescente que un día cualquiera se cruzó con un joven de la armada estadounidense de 24 años cuando ella solo tenía la irrisoria edad de 14 años. Pura adolescencia. Y lo que Sofia nos muestre en el film tendrá mucho más que ver con la profundización de un personaje tan frágil, volátil e inocente como es el de aquella niña que comienza su camino hacia la madurez en un mundo adulto como es en el que se vio de pronto envuelta, que con cualquier otro estereotipo adolescente de manual que puedas encontrar en otras películas del género. 

Sus protagonistas femeninas están claramente atravesando un cambio vital y se ven empujadas a sobrevivir en un mundo despiadado y obligadas en cierta manera a tener una transición de niña a mujer estando constantemente expuestas al machismo, al sexismo, a la moral, a la opinión pública y en definitiva, a la sociedad, que las condena desde el comienzo a interpretar un rol que se les ha impuesto incluso antes de nacer: el de “ser mujer”.

Las 'celebrities' también se deprimen

Otra temática que la directora tantea en sus obras es la de la fama y en consecuencia, el vacío y la soledad que esta ofrece como moneda de cambio. Nos lo muestra en películas como Lost in Translation, la un poco desapercibida pero muy intima y delicada Somewhere (2010) o incluso en The Bling Ring (2013) creando el efecto contrario (¿qué acciones genera la fama en personas que no son celebrities?). Ante todo, hay que entender que Sofia Coppola es gran conocedora de este mundo y todas sus trampas ya que nació, creció y vive actualmente en él.

Scarlett Johansson en 'Lost in Translation'
Scarlett Johansson en 'Lost in Translation'
Focus Features

A través de personajes como el de Bill Murray y Scarlett Johannson en Lost in Translation, consiguió transmitir a miles de espectadores que jamás se habrían planteado o animado a ver una película sobre la depresión o sobre la soledad, lo reconfortante que es encontrarte con alguien que te entienda y te acompañe aunque no tenga nada que ver contigo o no forme parte de tu mundo. Metió al público en el fondo del mismo pozo en el que se encontraban sus personajes y del que no creían poder salir. 

Nos humanizó con ello a una estrella de Hollywood a quien puso al nivel de una joven licenciada en filosofía recién casada. A través de todo tipo de planos de una ciudad tan inmensa y solitaria como es Tokio, de la barrera del idioma o de los contrastes culturales a la hora de relacionarse, Sofia nos mostró que no importa quién seas o cuánto dinero y éxito tengas cuando te arrincona la tristeza. Y lo hace con una sutileza muy bien empleada en la que se acerca a los silencios y a la soledad recorriendo una cuidad que exterioriza todo el caos interior de los protagonistas y la convierte de esta manera en otro personaje igual de valido que los demás.

A su vez, abrió un melón que a primera vista parece un tanto inadecuado abrir, porque tendemos a pensar que como las celebrities son ricas no pueden o no es legítimo que tengan problemas, pero que no deja de ser algo tan real y humano como la vida misma. En Somewehere se reitera esa dualidad entre tenerlo todo y no sentir absolutamente nada, pero a diferencia de Lost in Translation, el protagonista (Stephen Dorff) se vuelca en su hija de 10 años (Elle Fanning, otra de las musas de Sofia) y vuelve a encontrar aquello que le daba motivos para sonreír. 

La evolución y sobre todo el cambio por el que transita el protagonista se basa enteramente en la vuelta a la niñez. Encontrar los pequeños placeres y conversaciones que consiguen hacerle recuperar las ganas de vivir en su cuerpo y en su mente, alejándose de todo lo que da el dinero y la fama, es el quiz de este largometraje.

Fotograma de 'Somewhere', de Sofia Coppola.
Fotograma de 'Somewhere', de Sofia Coppola.
Focus Features

En The Bling Ring, curiosamente vemos cómo la fama corrompe a un grupo de adolescentes que tiene nula percepción de lo que está bien y está mal pero que actúan movidos por esta inmunidad que creemos tener al ser adolescentes frente a las consecuencias de nuestros actos. Las protagonistas también quieren tener la vida que las revistas, periódicos y pantallas de televisión les muestran que pueden tener (si alcanzan la fama) y sus acciones nacen del simple y prehistórico sentimiento del “quiero pero no puedo” porque si nos damos cuenta, son solo niñas. 

Y así Coppola nos vuelve a mostrar todos estos clichés adolescentes de los que hablábamos anteriormente pero perfecta y estéticamente bien ordenados, desprendiendo pura energía y locura juvenil a un ritmo frenético. Uno de detalles más curiosos de The Bling Ring es que está basada en hechos reales, inmortalizados en el artículo The Suspects Wore Louboutins (Los sospechosos lucen Louboutins) de la periodista Nancy Jo Sales para la revista estadounidense Vanity Fair en 2010. De nuevo, la realidad supera a la ficción, como se suele decir.

La reina del rey

La película sobre Priscilla, no se aleja de ese mundo de la fama que tanto le gusta mostrar a Coppola. De hecho, en esta ocasión ascendemos al escalón más alto de todos, ya que el que acaba siendo su marido (interpretado por Jacob Elordi) es coronado como el rey del Rock. ¿Le convierte a ella eso en una reina? ¿La trató el mundo como tal? ¿Se sintió ella en algún momento de la realeza? Ya nos mostró la soledad y sufrimiento de una reina rodeada de opulencia en 2006 con Marie Antoinette, pero, ¿cómo nos mostrará el reinado de Priscilla? 

Por lo que sabemos sobre de la pareja, la relación comenzó con una brecha de desigualdad enorme, ya que aunque diez años de diferencia no sean tantos como pueden ser 15 o 20, no quita para que en el momento en el que se conocieron ella tuviera 14 y él 24, con todo lo que eso conlleva en el plano del amor y del posicionamiento del poder dentro de una relación muy lejos de estar en igualdad de condiciones y por lo que sabemos, tampoco del todo sana.

Jacob Elordi sabía poco sobre Elvis Presley antes de interpretarlo.
Jacob Elordi sabía poco sobre Elvis Presley antes de interpretarlo.
A24

Lo que tenemos claro es que una vez nos metamos en la sala de cine, lo que vamos a presenciar será la respuesta a todas estas preguntas porque, repito, no debemos olvidar que estaremos adentrándonos en la vida de una jovencísima chica que está atravesando ese periodo entre la adolescencia y la madurez tan vital en cada uno de nosotros a esas edades. Y además, "it´s Sofia Coppola".

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