“Sin cultura no hay futuro”: la escena que ha marcado los Premios César

Este fin de semana fue celebrada la 46 edición de los Premios César en unas circunstancias, como no podía ser de otro modo, marcadas por la crisis sanitaria. En Francia, las medidas antiCOVID han conducido a que los cines del país lleven cerrados ocho meses y, por tanto, a una situación insostenible para el sector. A su desarrollo en la sala Olympia de París, los César fueron entregados en un ambiente enrarecido y sobresaltado a cada tanto por reivindicaciones dirigidas al gobierno francés, como la que vino de la propia presentadora de la gala, la actriz Marina Foïs.

“Hemos cerrado los cines y los teatros y prohibido los conciertos para abrir las iglesias porque somos un país laico”, ironizaba en su discurso. Como contábamos, en esta gala triunfó Adiós, idiotas de Albert Duppontel con siete estatuillas (incluyendo Mejor película, Mejor director, Mejor guion original y Mejor actor secundario), pero quien ha acaparado los titulares ha sido Corinne Masiero, a quien la organización le había invitado a entregar el premio a Mejor vestuario. En sintonía, Masiero apareció en el escenario con una llamativa indumentaria.

La humorista portaba un disfraz de burro envuelto en un vestido manchado de sangre, y llegado el momento empezó a quitárselo, quedando completamente desnuda ante el público y mostrando unos tatuajes que ilustraban el malestar de su gremio. “Sin cultura no hay futuro”, se leía en su torso, mientras que en la espalda veíamos un “devuélvenos el arte, Jean” dirigido claramente al primer ministro de Francia Jean Castex. “Ahora estamos así, desnudos”, insistió Masiero como protesta ante el modo en que el gobierno ha gestionado la pandemia, sacrificando la cultura.

“Mis hijos pueden ir a Zara pero no al cine… es incomprensible”, terció Stéphane Demoustier por su parte, una vez subió a recoger el premio a Mejor guion adaptado por La chica del brazalete. Los César también erigieron como triunfadora a Otra ronda de Thomas Vinterberg en la categoría de Mejor película extranjera (donde competía La virgen de agosto de nuestro Jonás Trueba) y a Josep como Mejor película de animación, de coproducción española.