SEFF 2022 | 'The Eternal Daughter': Tilda Swinton se duplica en un oscuro relato sobre cine y fantasmas

La británica Joanna Hogg alude a clásicos como 'El resplandor' o 'Vértigo' en esta película en la que Swinton interpreta a las dos protagonistas, madre e hija.
Imagen de 'The Eternal Daughter'
Imagen de 'The Eternal Daughter'
Cinemanía 
Imagen de 'The Eternal Daughter'

En un hotel que bien podría parecer un castillo abandonado a las afueras de Gales cae la noche. La luz se desvanece pero tras ella aparece una espesa niebla que ya anticipa el tono fantasmagórico que rodeará todo. Un hotel en mitad de la nada, tan viejo como los árboles del bosque que lo rodean y cuyas paredes parecen crepitar como las ramas de estos con el viento. Todos hemos estado en un hotel así, o al menos lo hemos visto alguna vez. Un lugar que podría parecer hasta encantador y pintoresco a plena luz del día, pero en el que nadie quiere estar cuando se va el sol.

A este singular espacio se traslada la directora Joanna Hogg (The Souvenir) en su última película, The Eternal Daughter. Y a él lleva a sus dos protagonistas, una madre y una hija interpretadas por la misma actriz, que no es otra que Tilda Swinton. La hija, Julie, es una cineasta que ha acudido al hotel con la esperanza de estrechar lazos con su solitaria madre tras la muerte de su padre y con la esperanza de encontrar la definitiva inspiración para su próxima película. La madre, Rosalind, ha regresado al hotel en el que vivió momentos muy tristes de su vida en un momento en el que ya es prácticamente un alma en pena.

En The Eternal Daughter hay personajes más allá de Tilda Swinton: la recepcionista (Carly-Sophia Davies), con la que se produce una dinámica a medio camino entre el humor y el hastío, Bill (Joseph Mydell), el conserje del hotel que bien podría remitir al Dick Hallorann de El resplandor y Louis, el perro de Rosalind que no por pequeño y adorable es menos importante (y regala el único movimiento de cámara realmente fantasmal de todo el filme, pero qué bien queda un zoom en un perro así). Pero ninguno de ellos interesa tanto a la cámara de Hogg como el rostro de Swinton, del que cual perro fiel no se aparta nunca.

Imagen de 'The Eternal Daughter'
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Es difícil hablar de una película como The Eternal Daughter sin incurrir en spoilers, pero solo diremos que la nueva película de Joanna Hogg versa sobre el cine (un tema más que presente en su obra y especialmente en el díptico The Souvenir y su secuela), pero también sobre fantasmas. Una invisible pero latente presencia persigue a Julia Hart cada noche. Un fantasma que tiene muchos rostros: el de su bloqueo artístico, el de su difunto padre, el de su fracaso a la hora de construir una familia o el de la sensación de haber defraudado a su madre, el cual es probablemente el que más le aterra. 

La cineasta británica echa mano de referentes fantasmales tan canónicos como Vértigo (esa omnipresente luz verde al final de cada pasillo) o El resplandor, pero no por ello renuncia a crear su propio imaginario visual. Las interminables escaleras del edificio (¿en qué planta están realmente), los espejos o las imponentes cristaleras son algunas de las superficies sobre las que la directora proyecta los miedos de su protagonista y quién sabe si los propios suyos, pues hay una conversación francamente reveladora y para nada arbitraria al respecto.

En ella, Julia confiesa tener ciertos reparos a la hora de hacer una película sobre su pasado, y especialmente el de su madre. "It feels like trespassing her life", verbaliza el personaje, en una aguda reflexión sobre el trabajo de cineasta y la propia obra de Joanna Hogg, constantemente nutrida por sus propias experiencias. Puede que se trate de la película de fantasmas más atípica casi desde A Ghost Story, o puede que sea a su vez la película más personal de una cineasta haciendo frente a sus propios fantasmas. Pero lo que es sin duda The Eternal Daughter es una prueba más del talento interpretativo de Tilda Swinton, desdoblándose de una manera insólita y regalándonos una de las grandes interpretaciones del año, encima por partida doble. El hotel podrá seguir siendo tétrico, pero con ella al lado sin duda es todo mucho más fácil.

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