[San Sebastián 2020] ‘Another Round’, nos tomamos la penúltima

No parece casualidad que hayamos visto en San Sebastián, con pocas de diferencia, Crock of Gold: A Few Rounds With Shane MacGowan, de Julien Temple; y Druk (Another Round), de Thomas Vinterberg. El primero es un documental sobre el líder de The Pogues, un hombre que dice abiertamente no poder vivir sin beber a pesar del estado en el que se encuentra; el segundo es un filme que gira alrededor de la idea de que nacemos un 0,05% de alcohol menos en la sangre, porque esa cantidad es la ideal para tener una existencia más creativa, más llevadera, más ocurrente, más valiente. El alcohol corre hoy por nuestras venas festivaleras y nos encontramos con dos de las mejores películas, por ahora, de la Sección Oficial.

Si para Shane MacGowan, el alcohol es casi una coraza, su única forma de relación con el mundo; para Vinterberg el alcohol es una excusa para hacer algo mucho más grande emotivo y sentido de lo que ha hecho nunca hasta ahora en su cine: una celebración de la vida y del amor.

Si la película siempre tuvo ese significado vitalista para el director danés, fundador de Dogma 95, la idea creció más aún en el rodaje. Al tercer día de empezarlo, murió su hija, Ida, 19 años, en un accidente de tráfico. Y siguió adelante, arropado por ese reparto de actores, algunos amigos, como su habitual compañero, Mads Mikkelsen, que lo arroparon y sujetaron durante toda la aventura trasladando su mensaje en la pantalla al set: vivir, vivir y vivir.

El alcohol es la premisa, el punto de partida. Esa teoría del filósofo noruego Finn Skarderud de que todo sería mejor si tuviéramos ese porcentaje de alcohol en sangre anima a los cuatro amigos protagonistas, cuatro profesores de instituto, a empezar a beber como experimento, ir subiendo cada vez unos graditos para comprobar qué cantidad de alcohol es compatible con la vida. ¿Cuánto bebía Winston Churchill? ¿Estaba borracho cuando mandó a los soldados a la guerra? ¿Hemingway escribió sus mejores obras borracho, algo ebrio? Ambos tenían sus reglas, el primero no bebía antes del desayuno, el segundo no lo hacía después de la 8 de la tarde. Y estos cuatro profesores quieren encontrar su límite.

El problema está ahí. ¿Dónde está el límite? ¿Se puede parar a tiempo? El protagonista (Mikkelsen) es el que despierta gracias a estas copitas diarias. Su crisis de mediana edad, su matrimonio apagado, sus clases aburridas se encienden, se despiertan. Lo mismo les pasa a otros, pero la senda de la adicción y la soledad es peligrosa.

Another Round es también una exploración de lo que nos hace el alcohol individualmente y como sociedad. La cínica aceptación de del consumo como celebración y la reprobación de aquellos que beben en soledad. Y toda esta cultura de la vida saludable frente al aumento del consumo alcohol desde muy jóvenes (la carrera del lago que hacen los chavales daneses es una locura).

Como en cualquier borrachera, el tono festivo y divertido del filme se va amargando y oscureciendo cuando llega la resaca. Pero al salir de ella, se ve la luz y todo lo que queda esta celebración y disfrute de la vida que Vinterberg redobló dedicándole la película a su hija.