Así es Rumi Missabu, el artista 'gender bender' que fue chico Disney, maestro de la provocación y cofundó las Cockettes

Rumi Missabu ayudó a crear el mítico grupo de teatro psicodélico hippie-drag donde reinaban la anarquía y la pluma. Las Cockettes fueron muy conocidas en la escena contracultural americana de los años 60 y 70.
Rumi Missabu
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Cinemanía
Rumi Missabu

Hay muchos Rumis dentro de Rumi Missabu (Hollywood, 1947). Está James Bartlett —su nombre de pila—, un actor infantil de Los Ángeles nacido en el seno de una familia violenta en una ciudad obsesionada con la fama. Está el Rumi —nombre artístico que decidió adoptar al llegar a San Francisco— icono de la contracultura y miembro fundador del grupo de teatro psicodélico hippie-drag las Cockettes. 

Hay un tercer Rumi, el resurgido de sus cenizas tras varias décadas desaparecido, y reconvertido al cabo de los años en director de espectáculos de danza y teatro. Y, por supuesto, está el Rumi actual: un actor y productor de 73 años y salud mermada que trata de poner en marcha sus últimos proyectos artísticos con el deseo de dejar huella en futuras generaciones.

El artista gender bender vivió un largo periodo de ostracismo antes de lograr reinventarse profesionalmente. Y es justamente esa especie de exilio voluntario el que el director Robert James quiso explorar en el documental Ruminations (2017), una cinta financiada vía crowdfunding que explora una época en la que el estadounidense optó por vivir en el más absoluto anonimato. 

Sin pasaporte, sin tarjeta de seguridad social y sin cuenta bancaria. Con la única compañía de su carné de biblioteca. En cierto modo, manteniéndose fiel a los ideales fundacionales de las Cockettes.

Vida de Rumi

Nacido en Hollywood en noviembre de 1947, Rumi creció en un barrio residencial del californiano Valle de San Fernando, rodeado de celebridades y convencido de que todos los críos del país eran como sus compañeros de clase en el instituto, quienes vivían empachados de glamour y ostentación. 

"Dick Van Dyke fue el presidente de nuestra Asociación de Padres de Alumnos, hasta que se emborrachó y fue sustituido por el comediante Steve Allen", recuerda ahora. 

"En mi aula, sentada frente a mí, estaba Carol Bagdasarian, cuyo padre, David Seville, fue la voz de Alvin y las Ardillas. Detrás de mí se sentaba Karen Uris, cuyo padre (Leon Uris) escribió la novela Éxodo. Joe Funicello, hermano pequeño de la actriz miembro de los Mousekeeters Anette, era el mayor maleante de la escuela, porque bebía cerveza y competía en carreras de coches".

Rumi atesora una memoria prodigiosa y recuerda nítidamente aquel momento en el que tenía dieciséis años y su familia se mudó al desierto del norte de Idaho. "Luché con toda mi alma por quedarme en Los Ángeles, prometiendo continuar con mi último año de escuela secundaria y matricularme en la universidad. Así lo hice y, probablemente, me deshice de una vida de mediocridad en medio de ninguna parte que mis pobres hermanas y los jóvenes rebeldes tuvieron que soportar".

Como chaval criado en Hollywood, el actor y productor se rebeló siempre contra el llamado star system. Desde el principio fue consciente de que nunca podría encajar en él. Tampoco es que quisiera hacerlo, claro. 

"Me especialicé en artes teatrales. Sobresalí en la escuela junto a Sally Field y Cindy Williams, mucho antes de que ellas se hicieran famosas. En 1967, mientras asistía a Los Angeles City College, aparecí en dos películas de acción real de Disney: Mi amigo el fantasma (1968) y Una banda loca, loca (1968), ambas lanzadas un año después de que compartiese habitación con Cindy Williams en un apartamento adosado a los pies de Hollywood Hills", añade.

Aventuras en la meca del movimiento hippie

El estadounidense explica que, poco después de convertirse en chico Disney, se instaló en San Francisco en busca de aventuras: "Llegué en autobús y por primera vez a Berkeley, al otro lado de la bahía desde San Francisco, en el invierno de 1967. Sin dinero y armado solo con el contacto de tres chicas, dos de las cuales habían sido compañeras de instituto (la tercera era una mujer casada y divorciada tres veces con la que había estado saliendo en la universidad). Estaba seguro de que alguna de ellas se compadecería de mí y me proporcionaría un refugio temporal. Chico, ¡qué equivocado estaba!".

A las dos primeras chicas no fue capaz de localizarlas, y de la tercera tan solo descubrió que vivía con varios miembros de los Panteras Negras. "Ella rechazó enfáticamente mi petición de alojamiento y, justo cuando estaba casi desconcertado y sin perspectivas, me dio la dirección de una amiga suya. 

Se trataba de una poetisa reclusa que vivía en una torre de agua detrás de una tienda desocupada dirigida por una pandilla de motoristas de Berkeley que podrían ayudarme. Y eso terminaron haciendo cuando aparecí por allí y me presenté. Mientras sobrevivía a mi primer invierno en la torre, aprendí a leer las cartas del tarot, ganándome unas monedas extra en cafeterías".

Nacen las Cockettes

Una vez instalado en San Francisco, Rumi consiguió superar una audición para el papel principal de una obra titulada Sexus, Prexus & Butch. Aquella experiencia le permitió conocer a George Harris 'Hibiscus', un apuesto actor que entonces estaba montando las Cockettes, un grupo de teatro experimental integrado por actores hippies de toda clase social y orientación sexual. 

Entre 1969 y 1972, aquella troupe pasó de actuar en la calle a triunfar sobre el escenario del Palace Theater de San Francisco (con un espectáculo que inicialmente fue concebido para abrir o animar las proyecciones de las películas underground de media noche, pero que pronto se convirtió en la principal atracción del lugar).

A lo largo de dos años y medio, las Cockettes crearon veinte espectáculos y participaron en cuatro películas underground. También protagonizaron un curioso corto titulado Tricia's Wedding, que no era más que una parodia de la verdadera boda en la Casa Blanca de la hija del presidente Nixon. “Yo ya había dejado la compañía para entonces y escogí no aparecer en esa película, aunque me ofrecieron el papel protagónico de Jackie Kennedy", señala Rumi.

 "Los papeles en películas son una constante y disfruto con los medios. Elevator Girls in Bondage supuso mi incursión inicial en el cine independiente. Fue dirigida por Michael Kalmen, quien antes había hecho el corto Tree, your sap beats gently against mine, que yo mismo protagonicé haciendo de árbol de la vida junto a varios antiguos miembros de las Cockettes que aparecían retozando en la playa nudista de San Francisco en el verano de 1969".

Como archivista de las Cockettes, Rumi asegura haber llegado a contabilizar hasta un total de 168 personas que actuaron con el grupo en una u otra actuación. "Los primeros shows estuvieron empapados de LSD, y nuestra audiencia estaba igual de drogada. Yo solo estuve en la alineación original durante el primer año (de 1969 a 1970), y dejé la compañía después de la primera producción de Pearls over Shanghai, nuestro primer guion real con canciones originales. 

Ellos me resucitaron, por así decirlo, para el primer aniversario del show Winter Wonderland Extravaganza, una especie de grandes éxitos de Cockettes en la víspera de año nuevo de 1970-1971. Me quedé aún más tiempo, porque a principios de 1971 me ofrecieron el papel de Brenda Breakfast en su siguiente obra Tinsel Tarts in a Hot Coma", explica Rumi, que abandonó definitivamente el grupo ("por solidaridad") cuando las Cockettes anunciaron una gira por Nueva York que no incluía a su fundador (Hibiscus).

Etapa de ostracismo y resurgimiento

El artista acabó desilusionándose con el mundo del show-business, y decidió apartarse de este negocio entre 1976 y 2002. También perdió todos sus recuerdos. Ni siquiera le quedó en casa una foto que probase que un día perteneció a aquel mítico grupo teatral, pues tuvo la mala suerte de perder en Nueva York un baúl que contenía un álbum de recortes y numerosas fotos de esa época. 

Tras perderse voluntariamente del mapa, al actor y productor no le quedó más remedio que conseguir un empleo convencional. “Entre otras cosas, trabajé como empleado doméstico, ayudante de cocina y proveedor de catering”, comenta un hombre que, durante aquel cuarto de siglo siguió apoyando a otros artistas en sus proyectos.

Un día cualquiera de 1994, mientras vivía en un piso situado en el Castro (barrio gay de San Francisco), Rumi se encontró por la calle con varios miembros de su antigua formación que estaban organizando un reencuentro con las Cockettes que aún vivían. 

Dejando atrás los rencores y la amargura, decidió apuntarse a aquella cita, y al parecer terminó pasando uno de los mejores días de su vida. A partir de ahí, se animó a retomar su actividad como showman ("Primero, como anfitrión en salas privadas. Luego, con exposiciones en galerías de arte de San Francisco, Berkeley, Nueva York y Oslo, y con exposiciones en museos. Y, después ya, también en el ámbito académico”).

En 1999, fue el propio Rumi quien quiso dar en su piso una fiesta por el treinta aniversario de las Cockettes. Aquel mismo año, aceptó la oferta de los cineastas David Weissman y Bill Weber para aparecer en su documental The Cockettes (2002), una cinta que cosechó buenas críticas y sirvió para reunir a los miembros supervivientes de la icónica troupe.

“Desde entonces, he aparecido en el documental ‘Uncle Bob’, sobre la vida y muerte de Robert Opel, el llamado streaker [o persona que corre desnuda en público] de los 72º premios de la Academia, dirigido por su sobrino Robert Opel. También actué en The Glitter Emergency, la historia de Cenicienta sobre una bailarina de perno. Y en Bizarre, un largometraje francés dirigido por Étienne Faure”, comenta orgulloso Rumi, que hoy día reside en Oakland, donde lidia como puede con una serie de inoportunos problemas de salud que le han llevado varias veces en los últimos años al ingreso hospitalario.

Fiel a sí mismo, sin planes de retirada —aún fantasea con la idea de volver a dirigir o producir algún espectáculo teatral o de danza— ni pelos en la lengua, y con la firme convicción de que hay que seguir rompiendo con las normas establecidas de los roles tradicionales de género. Así es y así vive Rumi. 

"Siempre he dejado que mi fluidez de género y mis preferencias sexuales vagabundeasen por donde pudieran", apostilla. "Estoy convencido de que el pene no tiene cerebro y que, además, no sabe qué tipo de sexo está teniendo, y que tan solo responde completamente a los estímulos. Las etiquetas son para la ropa, no para las personas".

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