¿Qué hay en la caja misteriosa de Berlanga? Este año lo sabremos

La caja de seguridad 1034 del Instituto Cervantes guarda un documento secreto del director que se revelará en 2021. 
Luis García Berlanga, en el centro, junto a José Sazatornil e Isabel Mulá.
Luis García Berlanga, en el centro, junto a José Sazatornil e Isabel Mulá.
COLECCIÓN GARCÍA BERLANGA - Archivo
Luis García Berlanga, en el centro, junto a José Sazatornil e Isabel Mulá.

Como director insignia del cine español que es, Luis García Berlanga nos debe una explicación. Y esa explicación que nos debe, nos la va a pagar, aunque sea a 100 años vista de su nacimiento y a 11 de su muerte en 2010. Porque 2021, el 'Año Berlanga' consagrado al cineasta valenciano, será también el que revele cierto secreto con el que este lleva más de una década tocándonos las narices.

Se trata del legado misterioso depositado por Berlanga en la 'Caja de las Letras' del Instituto Cervantes. En 2008, el autor de Bienvenido Mr. Marshall y La escopeta nacional depositó en esa cámara acorazada (en su caja de seguridad 1034, para ser exactos) un documento cuyo contenido sigue siendo un misterio, aunque con los años se han ido desvelando posibles indicios sobre su contenido. 

En el momento del depósito, el escritor Jorge Berlanga (uno de los hijos del director, fallecido en 2011) bromeó diciendo que este podía ser "un guion, o un mensaje demoledor para la humanidad". En 2014, otro de sus vástagos (José Luis García Berlanga) aclaró el secreto: "Se trata de un guion escrito inédito", confió durante unas jornadas dedicadas a la obra berlanguiana. 

Pero ¿podemos fiarnos? Es verdad que Berlanga escribió mucho, solo o en compañía de colaboradores como Juan Antonio Bardem o Rafael Azcona. Y también que la censura franquista le obligó a renunciar a varios proyectos. Pero también es verdad que al cineasta le corresponde el título del mayor troll de la historia del cine español, así que todo lo que tenga que ver con él hay que tomárselo con humor. 

Ahora que la apertura de la caja está más cerca que nunca, reflexionemos sobre esto: en el cine de Berlanga, todos los finales son una colleja tanto para sus personajes (buenos o malos) y para el espectador. Como si de un tebeo Bruguera se tratase, películas como Plácido se ven siempre rematadas con un planchazo, una decepción o un último giro lleno de humor negro. 

Así pues, ¿quién nos dice que Berlanga no nos dejó una última broma esperando en el Instituto Cervantes, para que se nos quedase la misma cara de tontos que se a Saza como Jaume Canivell cuando aquello de las perdices? Esperemos con alegría esta revelación póstuma, pero si todo resulta ser un bromazo, aceptémoslo con una buena carcajada. 

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