[Pordenone 2021] Dos comedias subversivas que bombardearon los roles de género: 'Phil-For-Short' y 'Moral'

La 40ª Giornate del Cinema Muto se rinde al talento femenino celebrando a las ‘Nasty Women’ pioneras de delante y detrás de la pantalla.
'Moral' (1928)
'Moral' (1928)
Cinemanía
'Moral' (1928)

La desarticulación de los roles de género y de las normas burguesas fue uno de los leitmotivs más recurrentes en los años del cine silente. Del canon del cine aprendimos que Charlot, Buster Keaton, Laurel y Hardy o Harold Lloyd fueron los grandes intérpretes de la subversión en el ámbito del slapstick, pero en realidad hubo no pocas mujeres que se prestaron en la ficción a bombardear las convenciones sociales en favor de los nuevos aires de la primera ola feminista. Ellas fueron las pioneras Nasty Women del cine y Pordenone las ha celebrado en todo su esplendor.

El programa Nasty Women, a cargo de Maggie Hennefeld y Laura Horak, ha sido una de las joyas de esta 40ª edición de Le Giornate, tanto en la sede física de Pordenone como en el canal online. Las dos películas programadas, el cortometraje Le Ménage Dranem (1912) y el largometraje Phil-For-Short (Oscar Apfel, 1919), son apenas un tentempié de la iniciativa homónima que están ultimando desde el proyecto de investigación Women Film Pioneers, de la Universidad de Columbia, con la complicidad del sello Kinolorber, una hermosa compilación para disfrute doméstico de 98 piezas de cine silente producidas entre 1896 y 1926 “sobre la protesta feminista, la destrucción anárquica de las bofetadas y los sugerentes juegos de género”.

Tras el aperitivo degustado, no vamos a mentir: nos hemos quedado con la miel en los labios. No es para menos, porque tanto Le Ménage Dranem como Phil-For-Short disparan mala leche con un encanto irresistible. El primero es una nueva aventurilla del otrora famoso cómico Dranem sobre la inversión de roles de género que, pese a un final en el que el orden y la jerarquía se reestablecen, no deja de ser especialmente hilarante y, para lo que nos interesa, punzante.

'Le Ménage Dranem' (1912)
'Le Ménage Dranem' (1912)
Cinemanía

Vemos a Dranem siendo maltratado por su mujer, esclavizado cocinando, limpiando, zurciendo y cuidando al bebé, aunque lo mejor de esta peliculita son los momentos en que la dueña de la casa hace suyo el rol masculino y la vemos, vestida como un hombre, fumando, bebiendo, jugando al billar o al backgammon con sus amigotas. Disfrutando de los placeres de la vida, en pocas palabras.

La irreverencia de Phil-For-Short, por su parte, se despliega en numerosos frentes y lo hace gracias a un guion repleto de sutilezas, insinuaciones, dobles sentidos y guiños a mansalva. Coescrito por Forrest Hasley y la prolífica Clara Belanger –solo en 1919 firmó la friolera de quince películas como guionista–, el brillantísimo libreto del filme se vuelca no solo en unas imágenes abundantes en travesuras, sino también en los maravillosos intertítulos que puntean el relato.

'Phil-For-Short' (1919)
'Phil-For-Short' (1919)
Cinemanía

Un ejemplo. La protagonista de la película es la risueña Damophilia (Evelyn Greeley), hija de un profesor de griego que recibe el apodo de Phil, que es también la contracción del nombre de chico Philipp. Cuando una abuelita puritana se le echa encima para recriminarle sus modales y que se haga llamar como un hombre, ella le responde sin titubear: “Wouldn’t you rather be called phil than damn?”(“¿No preferirías que te llamasen Phil que Maldita?”).

Phil, cuyo nombre completo proviene de un poema de Safo, antigua poetisa griega de la isla de Lesbos –topónimo, a su vez, del que deriva el lesbianismo–, rinde pleitesía a la poeta en tanto que ninfa y bailarina sáfica, pero también juega a ser granjera, más bien granjero, travestida por momentos como un jovenzuelo simpaticón. Cuando Phil quede huérfana, huirá de sus puritanos tutores legales hasta acabar como asistente de un profesor de griego misógino (Hugh Thompson) a quien ha conocido en su rol de chico.

Con estos mimbres, el juego del equívoco y de la subversión está más que asegurado, porque, pese a que todo acaba conduciendo a la felicidad matrimonial, el camino de Phil-For-Short está plagado de coqueteos con lo queer y de una cautivadora malicia que nos habla, en definitiva, de “la exuberancia cambiante del deseo femenino”, como afirman Hennefeld y Horak.

El cine de Weimar no se acaba nunca

Ellen Richter fue una de las grandes actrices del cine de Weimar olvidadas, o pseudo-olvidadas, por la historia del cine. En Le Giornate han recuperado su figura y han recordado su amplísima carrera con una selección de sus mejores interpretaciones, entre estas, Moral (1928), firmada por Willi Wolff, marido y compañero profesional como director en más de una decena de obras de títulos ciertamente sugerentes: The Most Beautiful Legs of Berlin (1927), The Lady with the Tiger Skin (1927), Immorality (1928) o The Woman Without Nerves (1930), entre otros.

'Moral' (1928)
'Moral' (1928)
Cinemanía

El título de Moral no ofrece ninguna duda, ya que la película, una comedia burlesca donde brilla la picardía de una Richter estratosférica, es una crítica al puritanismo y la hipocresía moral de los que exigen códigos de conducta intachables. La película sigue a la actriz en su papel de Ninon, una vedette –una prostituta en la obra original de Ludwig Thoma– que ha de enfrentarse a la censura de la sociedad civil de una cuidad de provincias cuando llega para actuar con su compañía.

La historia parece por momentos el argumento de El ángel azul (Josef Von Sternberg, 1930), aunque la claudicación de los personajes masculinos a los encantos de Ninon va por otros derroteros mucho más divertidos y ¡espectaculares!, ya que Wolff se apoya en las auténticas Tiller Girls berlinesas, las equivalentes a las bailarinas del Folies bergère francés, para brindarnos unas escenas de cabaré increíbles, de decorados y vestuario majestuosos.

Igual de majestuosa es la restauración de la obra, en un trabajo conjunto del Deutsches Filminstitut & Filmmuseum y la Filmoteca Valenciana. Aunque Moral es uno de los dos únicos casos en los que se conserva el negativo original de una película de Richter, una bobina y media han desaparecido por completo. Buena parte del material perdido se ha podido recuperar de una copia antigua de primera generación de los compañeros valencianos, pero hay tomas y escenas aún perdidas, como los títulos de crédito. A pesar de las dificultades, el resultado es realmente emocionante y un recordatorio de lo mucho que dio de sí el período creativo de Weimar.

Despedida gigante: ‘Maciste all’inferno’

La 40ª edición del Pordenone Silent Film bajó el telón virtual del certamen recordando con Maciste all’inferno (Guido Brignone, 1926) una doble efeméride: los 700 años de Dante y los 150 de Segundo de Chomón, que, strictu sensu, se celebran el próximo 17 de octubre de 2021.

'Maciste all’inferno' (1926)
'Maciste all’inferno' (1926)
Cinemanía

Sea como fuere, tanto uno como otro fueron homenajeados comme il faut en la que fue la vigesimosexta aparición de Masciste en el cine, después de ver por primera vez la luz en 1914 de la mano del guion de Gabrielle D’Annunzio en Cabiria. También aquí interpretado por Bartolomeo Pagano, su visita a los infiernos supuso en su momento un repulsivo para la industria del cine italiano, que en ese período de los años 20 no pasaba por su mejor momento.

Nuestro primer aragonés fílmico universal, Segundo de Chomón, que ya participó en la película de 1914, se encargó del virtuosismo técnico y visual de la obra. Su mano experta en tareas de montaje imaginativo, sobreimposiciones y otros trucos imposibles deja escenas de un poderío aún hoy, con casi un siglo a sus espaldas, imbatible. Estampas como el vuelo en espiral de los demonios, la imagen de los tentáculos de un pulpo sobre una ciudad o desapariciones mágicas de un grupo de diablos tras ocultarse con su propia capa son algunos hermosos ejemplos de su talento en esta película.

En sus memorias, Federico Fellini escribió que quiso dedicarse al cine tras ver Maciste all’inferno de niño. “Recuerdo a una gran mujer con el vientre desnudo, el ombligo y unos grandes ojos maquillados y brillantes. Con un imperioso barrido de su brazo creó alrededor de Maciste –que también estaba semidesnudo y tenía un garrote en la mano– un círculo de lenguas de fuego...”. Después de disfrutarla, despidiéndonos virtualmente de Pordenone, entendemos los motivos.

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