La 27ª edición del Festival de Málaga concluyó con éxito el pasado domingo tras diez días de cine español y latinoamericano en la ciudad andaluza. 19 películas compitieron por la Biznaga de Oro, que finalmente fue para Segundo premio, de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez. Este filme sobre Los Planetas fue el más galardonado, pero en el palmarés también hubo variedad y representación tanto nacional como del otro lado del charco.
Cabe destacar a Lola Amores, que se llevó la Biznaga de Plata a la mejor interpretación femenina por su papel en La mujer salvaje. Aunque la cinta cubana posiblemente no fuera de las más destacadas al comienzo del certamen, este premio a su actriz protagonista refleja la calidad del personaje y del largometraje dirigido por Alán González.
Amores interpreta a Yolanda, una mujer con muchos matices que se enfrenta a situaciones muy complicadas, teniendo que hacer frente a un entorno marcado por la marginalidad y el machismo. Es una persona que puede mostrar tanto su faceta más vulnerable como sus mayores fortalezas. La manera en que la intérprete ha abrazado la complejidad de su personaje hace que sea más que meritorio su galardón en el Festival.
¿De qué trata 'La mujer salvaje'?
Yolanda es una madre de 40 años separada de su hijo Yonatan. Una pelea casi mortal entre su marido y su amante provoca que la familia de ella se quede con la custodia del niño. Mientras, ella debe afrontar las consecuencias de que el vídeo de la pelea esté en internet y que todo su entorno le juzgue por la forma de criar a su pequeño.
Pese a las circunstancias, Yolanda decide enfrentarse a las presiones de su marido, al que oculta para que no lo detengan, y a las críticas de su entorno, tanto por parte de sus cercanos como del vecindario en general. Ella decide ir contra todo y contra todos para buscar a Yonatan y empezar una nueva vida junto a él.
El viaje de la protagonista a través de su vecindario refleja la propia evolución del personaje. Está dispuesta a no detenerse ante nada, y por ello supera todas las barreras que se encuentra en el camino. Alán González toma una decisión acertada al centrar la cámara en ella durante el mayor tiempo posible. Así podemos ver con detalle a Lola Amores dando vida a una mujer en continua transformación.
Yolanda es una persona con errores del pasado que no pretende estancarse en ellos, sino superarlos y recuperar a su hijo. No se siente humillada ni por su marido abusador, al que acude a visitar al comienzo del largometraje. Él se aprovecha sexualmente de ella y la marca como su posesión, pero el esfuerzo será inútil, ya que la determinación de la mujer es la de seguir adelante con su objetivo.
El largometraje de Alán González acierta al reflejar una sociedad profundamente violenta y machista, un entorno marginal en el que no es fácil ser mujer. De nuevo, la cámara centra la imagen en Yolanda, aunque a su alrededor siempre sucede algo. Comentarios despectivos de los vecinos, una familia que le evita, el juicio constante de la sociedad... pero durante casi todo el viaje la atención recae sobre Yolanda.
Al final es una travesía hacia la redención, y Lola Amores lo plasma muy bien al retratar en primer lugar a una Yolanda inmadura y propensa a cometer errores. Pero la búsqueda de su hijo debe continuar y fuerza a la protagonista a cambiar, a buscar un mañana diferente, a salir del pozo junto a la persona que más quiere. Lola Amores acierta de lleno con la evolución de su personaje, y por eso está más que justificado el premio a mejor interpretación femenina del Festival de Málaga.
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