Muere Kenneth Anger, el rey del cine underground que destapó las miserias de 'Hollywood Babilonia'

Sembró el escándalo con películas abiertamente 'queer' y se arrimó a lo más alto y lo más bajo de la contracultura. 
Kenneth Anger en 'Inauguration of the Pleasure Dome'.
Kenneth Anger en 'Inauguration of the Pleasure Dome'.
Cinemanía
Kenneth Anger en 'Inauguration of the Pleasure Dome'.

¿Un visionario? ¿Un farsante? ¿Un profesional del morbo? ¿Un mago? Kenneth Anger fue todas esas cosas y unas cuantas más. Bien a través de sus películas, bien de sus libros escandalosos, bien de su asociación con lo más tenebroso de la contracultura (de Led Zeppelin y los Rolling Stones a Charles Manson), el cineasta y escritor deja un recuerdo inclasificable tras su muerte a los 96 años. 

Nacido en Santa Mónica (California), dentro de una familia levemente relacionada con la industria del cine, Anger empezó a cultivar su leyenda desde bien jovencito. Durante toda su vida afirmó haber bailado junto a la estrella infantil Shirley Temple y haber interpretado un pequeño papel en una versión de El sueño de una noche de verano estrenada en 1935. Afirmaciones que resultan, como poco, discutibles. 

La adolescencia de Kenneth Anger estuvo marcada por tres factores: el descubrimiento de su homosexualidad (por entonces ilegal en EE UU), su fascinación por el ocultismo y un amor incondicional por el cine que le llevó a realizar su primer cortometraje con apenas 14 años. Todos esos elementos confluyeron en Fireworks, filme aparecido en 1947 (cuando el cineasta tenía 20 años) que provocó un tremendo escándalo. 

Considerada la primera película abiertamente gay estrenada en EE UU, Firework empleaba recursos del surrealismo y el simbolismo para narrar el encuentro sexual entre un adolescente (el propio Anger) y un grupo de marineros. Debido a tamaña osadía, el director se enfrentó a un juicio por obscenidad, pero también llamó la atención de artistas como Jean Cocteau y del influyente sexólogo Alfred Kinsey. 

Aconsejado por Cocteau, Anger se mudó a París en 1950, rodando filmes (Puce Women, Rabbit's Moon) que homenajeaban a la estética del cine mudo. Acosado por las dificultades económicas, y siempre bajo la sombra del ocultista Aleister Crowley y sus doctrinas, el director rodó tres años más tarde Inauguration of the Pleasure Dome, otro desparrame lleno de imaginería esotérica en el que participaron la escritora Anaïs Nin y la pintora Marjorie Cameron. 

El escándalo de 'Hollywood Babilonia'

Esa crónica escasez de fondos fue la razón de ser de Hollywood Babilonia, el mítico libro publicado por Anger (con el crítico Elliott Stein como colaborador no acreditado) en 1959. Se trata de un volumen lleno de cotilleos, cuanto más sensacionalistas, mejor, sobre las estrellas del Hollywood dorado y sus intimidades. 

En Hollywood Babilonia, Anger dio carta de naturaleza a leyendas como aquella según la cual la estrella del cine mudo Clara Bow había celebrado una orgía con un equipo de fútbol americano entre cuyos miembros se hallaba el joven John Wayne. O aquella otra que adjudicaba la muerte de Ramon Novaro, otro ídolo de la pantalla silente, a una paliza propinada con un dildo autografiado nada menos que por Rodolfo Valentino.

Si bien Kenneth Anger y su libro atrajeron las iras de los historiadores 'serios' (por no hablar de muchas figuras mencionadas en su obra, las cuales se plantearon freírle a demandas), el éxito de ventas fue considerable. De ahí que un segundo volumen de Hollywood Babilonia apareciera en 1984, y que Anger afirmase haber completado un tercer libro que solo se publicaría tras su muerte, para así evitar (o eso decía él) represalias por parte de Tom Cruise y la Iglesia de la Cienciología.

'Scorpio Rising', los Stones y Charles Manson

Tras quedarse con las ganas de adaptar Historia de O, la novela fundacional del erotismo sadomasoquista, Anger regresó a EE UU y volvió por sus fueros con Scorpio Rising (1963). Un corto este que subrayaba, con mucha ironía y nula sutileza, los elementos homoeróticos presentes en la muy viril cultura de los aficionados a las motos.

Además de las habituales demandas por obscenidad, Anger tuvo que enfrentarse a las amenazas del Partido Nazi Americano, ultrajado por el uso burlesco de esvásticas y otros símbolos por el estilo. Pero, si bien esta imaginería problemática resultó lo más llamativo del filme, el uso por parte del director de una banda sonora llena de canciones pop también se reveló influyentísimo. 

Sin ir más lejos, Scorpio Rising usó la canción Blue Velvet 23 años antes de que David Lynch la convirtiese en el eje de Terciopelo azul. En cuanto a la forma en la que los temas que suenan en el filme interactúan con las imágenes, dejó huella en la memoria de Martin Scorsese. Nicolas Winding Refn, por su parte, tomó buena nota del vestuario de los personajes (y del uso del escorpión como leitmotiv visual) para la indumentaria de Ryan Gosling en Drive. 

El tono alucinatorio de las películas de Anger tenía muchas cosas en común con el lado más pesadillesco de la naciente psicodelia. Algo que quedó demostrado en 1966, cuando el director se instaló en San Francisco y entabló amistad con Bobby Beausoleil, joven y apuesto delincuente que acabaría pasando a la historia por su vinculación con la 'familia Manson' y por el asesinato del músico Gary Hinman en 1969. 

Si bien Beausoleil y Anger acabarían despidiéndose en malos términos, el primero apareció en Invocation of my Demon Brother, corto donde también se dejaron ver Anton LaVey, líder de la Iglesia de Satán y un Mick Jagger que también aportó la cacofónica banda sonora del filme. Otra de las estrellas invitadas en el filme fue Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin, quien no solo trabajó con el cineasta en Lucifer Rising (1972), sino que también recurrió a sus servicios como exorcista. 

El colegueo de Anger con las estrellas del rock no podía durar para siempre, algo que quedó demostrado cuando la mujer de Jimmy Page le echó de su casa londinense por gorrón. A resultas de la bronca, el director reemplazó la BSO del guitarrista para Lucifer Rising por otra escrita por un Bobby Beausoleil que la grabó en prisión. Tras este mal paso, Anger colgó su cámara entre 1980 y 2000, regresando en este último año con el irónico cortometraje antitabaco Don't Smoke That Cigarette. 

Aclamado como patriarca del cine underground, rodeado de la estima de personajes como Vincent Gallo y objeto de retrospectivas en el MOMA y otros templos de la modernidad, Anger rodó unas pocas películas más durante sus últimos años. Además, se encargó de restaurar y supervisar la publicación de sus obras más legendarias. 

Su muerte deja para la posteridad una ristra de filmes cuya influencia, si bien subterránea, ha marcado el devenir del cine durante más de medio siglo. Y una enigma para la posteridad, en forma del tercer volumen de Hollywood Babilonia: ¿llegaremos a leerlo alguna vez, o Tom Cruise acabará resultando más poderoso que el mismísimo Lucifer? 

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