Muere el director francés Bertrand Tavernier

El autor de películas como 'El relojero de Saint Paul', 'Alrededor de la medianoche' o 'La vida y nada más' ha fallecido a los 79 años.
Bertrand Tavernier
Bertrand Tavernier
GTRES
Bertrand Tavernier

Bertrand Tavernier ha fallecido a los 79 años en la localidad francesa de Sainte-Maxime, según ha comunicado el Institut Lumière. Cineasta erudito, de alta sensibilidad humana y un lirismo que sabía extraer de las pequeñas cosas, Tavernier flota en el cine francés como un archipiélago cuyas orillas son capaces de tocar todos los puntos del océano. También fue un cinéfilo enciclopédico, como dejó claro en el indispensable manual 50 años de cine norteamericano y la serie documental Las películas de mi vida, por Bertrand Tavernier (2016), ya el último título de una filmografía tan extensa como inteligente.

Nacido en Lyon en 1941, en medio de una familia de la resistencia francesa contra la invasión nazi, Tavernier decidió bien temprano que su futuro sería dirigir películas como aquellas de Jean Vigo, Renoir, Ford o Wellman que le hacían soñar en la sala. En los años 60 empezó a abrirse camino en la escena francesa trabajando en labores de publicidad para El confidente de Jean-Pierre Melville o El desprecio de Godard.

El relojero de Saint Paul (1974), rodada en su Lyon natal, fue su ópera prima. Adaptación de una novela de misterio de Georges Simenon que, protagonizada por Philippe Noiret, se llevó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Berlín. De este éxito partirían algunas de las líneas maestras de su filmografía, como una preferencia por los relatos criminales de fuerte raigambre social y la colaboración con Noiret, con quien llegó a trabajar en nueve películas.

Así sucedió en el drama histórico Que empiece la fiesta (1975; ganador de cuatro premios César, incluido el de mejor dirección), el thriller El juez y el asesino (1976) o la brutal Corrupción (1280 almas) (1981), adaptación de la novela de Jim Thompson trasladando la sofocante y sucia acción pulp del original literario a la colonia francesa de Senegal sin perder ni un ápice de maldad en la interpretación que ejecuta Noiret de su repugnante protagonista.

La muerte en directo (1980), adaptación de una novela de ciencia-ficción de David G. Compton sobre un reality de televisión organizado en torno a la muerte de la protagonista (Romy Schneider), queda como uno de los ejemplos más certeros y retorcidos de elucubraciones sobre la deriva del espectáculo mediático que la realidad se encarga de superar con creces.

La década de los 80 fue la de mayor repercusión internacional para el cine de Tavernier. La obtuvo en EE UU con la bucólica Un domingo en el campo (1984) y esa obra maestra sobre el jazz que es Alrededor de la medianoche (1986), donde Dexter Gordon interpreta a un músico –mezcla del saxo Lester Young y el pianista Bud Powell– a la deriva por la escena jazzística de París en los años 50.

Después vinieron otros de sus títulos clave. La vida y nada más (1989) rastreaba las consecuencias traumáticas de la Primera Guerra Mundial en un caudaloso dramón protagonizado por Philippe Noiret y Sabine Azéma; Ley 627 (1992) es un drama policial de estilo directo y naturalista que sigue intentando copiarse hoy en día en su capacidad para retratar la cotidianeidad de una comisaría; La carnaza (1995), con una centelleante Marie Gillain; u otro drama bélico como Capitán Conan (1996), de nuevo en la Primera Guerra Mundial pero esta vez en el frente macedonio.

Hoy empieza todo (1999) marcó el regreso a un cine de corte social –la conflictividad de un pueblo minero trasladada a la escuela de preescolar donde estudian los hijos de la localidad– que nunca había abandonado realmente. Ni cuando miraba al pasado histórico, ni a la Francia ocupada de la Segunda Guerra Mundial (Salvoconducto, 2002), ni a la exótica Camboya (La pequeña Lola, 2004), ni al siglo XVI (La princesa de Montpensier, 2010). 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento